El ministro de Trabajo expuso ante el Consejo Económico y Social de España
Jorge Triaca fantaseó con llevar a Europa a la cúpula de la CGT para conocer en detalle cómo se institucionalizó el diálogo social en España, Holanda y Alemania. Sin embargo, el ministro de Trabajo debió conformarse con subir al avión a dirigentes de segunda línea porque la primera plana cegetista no estuvo dispuesta a escenificar de manera tan directa su alianza.
La maniobra de Triaca esconde otros motivos. Con los gremios que forman parte de su comitiva lo une un rosario de acuerdos secretos con patrones comunes: paritarias en línea con la pauta salarial que trazó el Gobierno; tratos para detener el avance de focos opositores en los gremios, especialmente los vinculados a la izquierda, y la determinación de enfrentar a Hugo Moyano en las pulseadas por el encuadre sindical de diferentes rubros.
Con todos los gastos a cargo del Ministerio de Trabajo, Triaca y Horacio Pitrau subieron a un vuelo de Iberia a los sindicalistas Fabián Hermoso (Químicos), Alberto Fantini (Carne), Luis Hlebowicz (Pasteleros), Ramón Ayala (Uatre), Luis Pandolfi (Uatre), Norberto Pablo Quiroga (Aguas y Gaseosas), José Antonio Ibarra (Taxistas), Víctor Brandán (Uocra), Noé Ruiz (Modelos), Karina Trivisonno (UPCN), Julio César Monastra (Obras Sanitarias) y José González (Comercio).
La elección de la comitiva no fue al azar. Tres de los 12 gremios invitados mantienen disputas judiciales con Moyano por el encuadramiento de afiliados. En todos los casos, Triaca debería oficiar de mediador. Camioneros absorbió en los últimos 12 años personal de Aguas y Gaseosas (Fataga) y de Tintoreros, dos gremios cuyos jefes, Raúl Álvarez y Luis Pandolfi, respectivamente, estuvieron alguna vez bajo el ala de Moyano.
Con Comercio, en cambio, el enfrentamiento es histórico por las diferencias con Armando Cavalieri, uno de los sindicalistas favoritos de Triaca por la amistad que lo unía con su padre. Este lazo afectivo haría improbable que el ministro dé curso a los expedientes que se apilan en su escritorio sobre las irregularidades en Comercio en lo relativo al cupo femenino y a los balances contables aprobados casi a libro cerrado.
Fantini, del sindicato de la carne, no podía rechazar la invitación. El Ministerio de Trabajo desconoce a los otros dos gremios del sector y firmó con él un acuerdo para supervisar el trabajo informal en la actividad. Además, es fanático de Boca. Tanto que hace unos años reclutó a la barra brava como fuerza de choque.
Triaca valora al taxista José Ibarra y al ruralista Ramón Ayala por ser de los primeros gremialistas en respaldar a Mauricio Macri. Ayala, sucesor de Gerónimo Venegas en la Uatre, proyecta una renovación tras la muerte del Momo, aunque una de las hijas de Venegas lo acusó de haber sido el testaferro de su padre y pretende dar pelea por una presunta herencia millonaria. El taxista Ibarra, en tanto, hace campaña por Cambiemos en Salta, su provincia natal, y combate a Uber en la Capital Federal.
Luis Hlebowicz iría este año por su cuarto mandato al frente del gremio de los pasteleros. Le manifestó a Triaca su preocupación porque por primera vez tendrá oposición. Teme a un sector de izquierda surgido de una de las plantas de Bimbo.
El acuerdo de Triaca con UPCN, que lidera Andrés Rodríguez, es aislar al otro gremio estatal, ATE, enrolado en la CTA. Con la Uocra y Obras Sanitarias, como con los estatales y Comercio, el apretón de manos contempla también paritarias en torno al 15 por ciento y sin cláusula gatillo por inflación. Además, construir una nueva CGT, sin la influencia de Moyano ni de Luis Barrionuevo.
Fabián Hermoso, referente de uno de los gremios de la industria química, se alió a Triaca con una intención: quitarle poder a la otra federación del sector, que encabeza Rubén Salas. El año pasado Hermoso reclamó un 10 por ciento menos de salario que la federación de Salas.
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