Si bien el Presidente evitó que el kirchnerismo lograra imponer a un candidato propio en la cartera laboral, la flamante ministra tampoco cuenta con el respaldo explícito de la conducción de mesa chica de la CGT, que no fue consultada sobre su arribo.
Por Emiliano Russo.
La demora en la designación del nuevo ministro de Trabajo dio cuenta del resurgimiento de las diferencias en el seno del Frente de Todos (FDT). Pero finalmente Alberto Fernández sorprendió al decidir que Raquel "Kelly" Olmos, una histórica dirigente del PJ porteño, su distrito, sea la reemplazante de Claudio Moroni.
Si bien el Presidente evitó que el kirchnerismo lograra imponer a un candidato propio en la cartera laboral, tal como venía presionando en las últimas horas, tampoco Olmos cuenta con el respaldo explícito de la conducción de mesa chica de la CGT, que no fue consultada sobre su arribo.
Raquel “Kelly” Olmos es economista y venía desempeñándose como vicepresidenta del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE). Fue concejala -en los tiempos del menemismo estuvo vinculada a ese movimiento- y legisladora de la Ciudad de Buenos Aires. También fue Secretaria de Asuntos Municipales de la Nación (2007-2009).
La danza de nombres que no llegaron
Lo cierto es que con la salida de Moroni del edificio de calle Alem, A. Fernández se queda sin un funcionario de confianza. Desgastado por la presión del kirchnerismo duro -la semana pasada el camporista Andrés "Cuervo" Larroque volvió a criticarlo- y por problemas de cuidado personal, decidió dar un paso al costado. Rápidamente comenzaron a sonar en su reemplazo dirigentes cercanos a Cristina como el vice de Trabajo, Marcelo Bellotti, el senador Mariano Recalde o el embajador en México, Carlos Tomada.
Pero finalmente A. Fernández logró imponer a Olmos como nuevo timonel de Trabajo, con el asesoramiento del siempre presente Juan Manuel Olmos, su vicejefe de gabinete y funcionario de mayor confianza junto a Julio Vitobello, ambos dirigentes del PJ porteño.
Sin línea directa con “Los Gordos”
Aunque la flamante ministra, que jurará su cargo el jueves próximo en Casa Rosada, no tiene relación con "Los Gordos" e Independientes de la CGT, tampoco con el moyanismo, supo cultivar un fuerte vínculo con Víctor Santa María (SUTERH). Así, le dio su apoyo para que el esposo de Gisela Marziotta se convirtiera en presidente del peronismo porteño.
Tras las legislativas de 2021, Santa María se alejó del círculo áulico del Presidente y se recostó en el sector comandado por Cristina.
Lo cierto es que la nueva crisis del gabinete expuso los límites de la frágil alianza entre las tribus del FDT. Como dijo un jefe sindical consultado a propósito de la falta de acuerdo para que todo el movimiento obrero organizado convergiera en un único acto por el Día de la Lealtad: "Es un síntoma de la crisis en la que está envuelta la propia coalición. Sin Moyano y su armado, ni la UOM y la Corriente Federal no tiene tanta sustancia. Pero la CGT tampoco podría no hacer nada un 17 de octubre", concluyó.
Comentá la nota