El presidente electo se comprometió en Tucumán a concurrir a un plenario de secretarios generales de la central obrera.
Alberto Fernández tendrá la semana que viene su primer gran gesto hacia el sindicalismo tradicional luego de su triunfo electoral: participará el 8 de noviembre de un plenario de secretarios generales de la CGT como devolución al respaldo que la central obrera le prestó a su campaña. Será un acto más simbólico que resolutivo pero clave con vistas al acuerdo económico y social que el líder del Frente de Todos intentará impulsar apenas asumido a partir del 10 de diciembre.
El plenario, una suerte de parlamento obrero que se reúne sólo para ocasiones especiales y con muy poca frecuencia, fue acordado este lunes por el presidente electo y la plana mayor de la organización en Tucumán en el acto de reasunción del gobernador Juan Manzur. La “mesa chica” ampliada de la CGT terminará de definir los aspectos centrales del encuentro esta tarde en la sede del gremio estatal UPCN, a partir de las 17.
De acuerdo a lo conversado en Tucumán, la visita de Alberto Fernández a la sede de Azopardo 802, pautada desde las 11, significará una revalidación del rol de los sindicatos peronistas en la próxima gestión. El mandatario les hablará a los dirigentes y a los trabajadores para delinear los aspectos centrales de su futura gestión en lo concerniente a la producción y el trabajo, y en particular al entendimiento que impulsará con los gremios y las principales cámaras empresarias.
La ocasión servirá además para calibrar el nivel de consenso dentro de la CGT para avanzar con la iniciativa acuerdista. Como publicó ayer este diario, si bien la casi totalidad de la dirigencia está alineada con los proyectos del futuro Presidente, la ausencia el lunes de Hugo Moyano en la foto abrió un signo de interrogación respecto de su postura final. Por lo demás, la comitiva celebró la predisposición del líder del Frente de Todos para acudir al convite.
Es que en Tucumán estuvo representado el grueso de los sectores internos de la central mayoritaria. Además de los dos cosecretarios generales, Héctor Daer y Carlos Acuña, se sacaron la foto junto al mandatario electo Andrés Rodríguez (UPCN), Víctor Santa María (encargados de edificios), Carlos West Ocampo (Sanidad), Roberto Fernández (colectiveros), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Sergio Palazzo (bancarios), Omar Viviani (taxistas), Luis Cáceres (ladrilleros), Osvaldo Iadarola (telefónicos), Ramón Ayala (rurales de Uatre, hasta la semana pasada el principal aliado gremial de Mauricio Macri), Rodolfo Daer (Alimentación), Antonio Caló (metalúrgicos), Norberto Di Próspero (legislativos), Luis Hlebowicz (pasteleros), Marcos Castro (capitanes de ultramar) y Julio Piumato (judiciales).
La presencia de un mandatario en la CGT es una excepción absoluta en la historia del sindicalismo. Entre las pocas ocasiones una de las más recientes fue la de Adolfo Rodríguez Saá en su breve gestión, el 26 de diciembre de 2001, cuando logró aunar a Hugo Moyano y Rodolfo Daer, los líderes de las dos vertientes en las que estaba dividida la organización.
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