La central obrera prevé un adelantamiento del pacto social para abordar la crisis en el mercado laboral derivada de la cuarentena.
Alberto Fernández recibirá este mediodía a la cúpula de la CGT en la quinta de Olivos con una agenda centrada en la coordinación de medidas para el combate y la prevención del coronavirus y, sobre todo, en el escenario económico derivado de la pandemia y los eventuales mecanismos de contención de los puestos de trabajo, incluso a cuesta de suspensiones acordadas. La central obrera propondrá adelantar la convocatoria a un Consejo Económico y Social –que de hecho formaba parte de las premisas de campaña del Frente de Todos- pero orientado encarrilar la crisis económica planteada por la cuarentena.
Será un almuerzo con la “mesa chica” de la organización, adonde reportan los dos secretarios generales, Héctor Daer y Carlos Acuña, y referentes de los sectores con mayor peso específico en la organización. Junto al mandatario se prevé que estará el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, y quizás otros miembros del Gabinete económico como el jefe de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. El viernes pasado los principales dirigentes de la CGT se habían reunido con Moroni y le habían pedido que gestionara una audiencia con Fernández.
El encuentro de hoy se desarrollará en un clima tenso por el avance del coronavirus y de las consecuencias económicas del aislamiento que seguirá al menos hasta el 13 de abril, aunque con algunas señales de alivio por los últimos decretos firmados por el Gobierno. En particular, por el que dictaminó un freno a despidos y suspensiones por abril y mayo, y también por el DNU de asistencia a empresas en crisis para el pago de salarios.
De todos modos en la cúpula de la central impera todavía la preocupación por el mercado laboral. Los avisos del grupo Techint, que despidió a 1.450 obreros de la construcción y sólo dio marcha atrás a instancias de una conciliación obligatoria dictada este lunes, y de otras firmas como Mirgor (de Nicolás Caputo, el “amigo del alma” de Mauricio Macri), que también lanzó cesantías masivas o de Garbarino, que ayer sólo pagó el 30% de los salarios de sus 4.300 empleados prefiguran un escenario de conflictividad creciente en el sector privado.
En la CGT admiten que será necesario un acuerdo al más alto nivel, con el aval presidencial y la firma de las principales entidades patronales, para conducir la crisis con la menor pérdida de puestos de trabajo posible y eventualmente la determinación de un esquema de suspensiones con pagos parciales de los sueldos. A cambio, claro, de una garantía de sustento de los puestos de empleo. El horizonte de más largo plazo para este escenario abarca este mes y se extiende hasta mayo, cuando dejará de regir el DNU de freno a despidos y suspensiones.
Por ahora el Gobierno dispuso medidas con las que buscará colaborar con el pago de sueldos de marzo mediante líneas de crédito al 24% y con el menú de asignaciones para completar los salarios de abril. Los líderes de la central obrera advierten, sin embargo, que la debacle económica que dejará la cuarentena, incluso en el más optimista –e improbable- horizonte de levantamiento, se extenderá por varios meses de este año y tal vez de 2021.
El encuentro en Olivos también les permitirá a los sindicalistas desplegar ante el Presidente la gama de propuestas de colaboración en términos de establecimientos de salud y hotelería para pacientes sospechosos o diagnosticados con coronavirus que hasta ahora sólo habían desarrollado con el ministro de Salud, Ginés González García, con quien la relación está lejos de ser óptima. Es que el funcionario optó por manejarse desde el arranque con sus propios funcionarios y evitó una interlocución directa con los sindicalistas y los referentes de sus obras sociales, lo que causó malestar en la CGT.
La pronta respuesta al pedido de audiencia también tiene una razón de orden político ligada a la interna de la CGT. Este martes Alberto Fernández cerró el acto de inauguración del sanatorio Antártida, del gremio de Camioneros, con una ristra de halagos hacia el dueño de casa, Hugo Moyano, rival histórico de los “gordos” de los grandes gremios de servicios de la central obrera. En el lenguaje sindical, casi un desaire para los sectores más tradicionales del sindicalismo que alimentaron hasta ahora una relación de privilegio con el mandatario. En particular Héctor Daer, amigo personal de años y confidente del jefe de Estado.
Ese tironeo obligó ya desde la campaña electoral a Alberto Fernández a repartir gestos casi simultáneos de confraternidad con el camionero y con la conducción de la CGT para mantener el equilibrio. El almuerzo de hoy será la respuesta protocolar a las palabras elogiosas hacia Moyano del martes. Además de los dos cosecretarios generales están invitados a la comida de hoy Armando Cavalieri (Comercio), Andrés Rodríguez (estatales, UPCN), Gerardo Martínez (albañiles, Uocra), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Antonio Caló (metalúrgicos, UOM), Roberto Fernández (colectiveros, UTA), Carlos Frigerio (cerveceros) y Hugo Benítez (textiles, AOT).
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