La mayoría coincide en impulsar la candidatura del gobernador, aunque no hay acuerdo sobre cómo encarar la unidad.
Antes del fin de semana tendría lugar un almuerzo secreto entre viejos rivales sindicales. Coincidirán un opositor como Hugo Moyano y kirchneristas como Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez y José Luis Lingeri, e incluso un massista (que está dejando de serlo) como Héctor Daer. Van a hablar de la reunificación de la CGT, aunque se trata de un objetivo cada vez más incierto porque la mayor parte del gremialismo peronista apoya a Daniel Scioli, pero las diferencias internas, en lugar de disminuir en forma proporcional a la sensación de un triunfo del candidato K, crecen semana tras semana.
El sciolismo sindical está dominado hoy por fuertes discusiones en temas como la unidad cegetista, la influencia sobre Scioli y el pacto social al que convocaría el próximo gobierno. Antonio Caló, escudado en su condición de sciolista de la primera hora, resiste las negociaciones para la unidad porque desconfía de su archienemigo Moyano (no cree que resigne su protagonismo) y sospecha que algunos quieren jubilarlo a él. Su idea es postergar todo lo que se pueda la unificación, e incluso después seguir como secretario general.
Junto a Caló, son renuentes a acelerar la reunificación cegetista dirigentes como Omar Viviani y sus socios del Movimiento de Acción Sindical Argentina (MASA): es que el taxista también perdería peso en una nueva CGT porque tiene poco consenso entre sus colegas.
Los que motorizan las negociaciones con Moyano y otros sectores son los independientes de la CGT oficialista (Martínez, de la UOCRA; Rodríguez, de UPCN, y Lingeri, de Obras Sanitarias), que buscan concretar la unidad antes de diciembre para tener una mayor influencia sobre Scioli y pugnan por quitarle a Caló el papel de interlocutor privilegiado del candidato kirchnerista.
Al trío independiente se alió un miembro de “los Gordos” como Héctor Daer (Sanidad), diputado por el Frente Renovador que está distanciado de Sergio Massa y se acercó al sciolismo, e incluso los apoya el hermano de éste, Rodolfo Daer (Alimentación), que abandonó la neutralidad y volvió a tener protagonismo político.
Esta fracción del gremialismo sciolista tuvo anteayer una discusión con Caló, en la sede de la UOCRA, luego del almuerzo de unos 40 gremios con Aníbal Fernández. Allí, Lingeri criticó a Caló por haber anunciado que Scioli buscará un pacto social sin haber hablado antes con sus colegas. El temor que existe, como anticipó Clarín, es que el Acuerdo Económico y Social al que llamaría el próximo gobierno implique límites a la negociación salarial. “Vos podés hablar de tu actividad, pero no meternos al resto como si avaláramos algo que todavía no está claro y que debería empezar por acuerdos sectoriales”, le dijo el líder del gremio de Obras Sanitarias.
El jefe de la UOM también despertó el malestar de muchos por haber anticipado, de manera inconsulta, que el candidato del Frente para la Victoria quiere modificar el Impuesto a las Ganancias. Incluso, Caló insiste en que el próximo ministro de Trabajo debería ser un sindicalista, mientras los independientes estarían operando para que sea designada allí la actual viceministra del área, Noemí Rial.
Mientras, Moyano habla con sus rivales, aunque da señales que enturbiarán la unidad. Ayer, por radio, atacó a Caló (“hay dirigentes que no tienen un apoyo importante de sus afiliados”) y cuando le preguntaron si el próximo presidente será peronista, dijo: “No sé, algunos peronistas estuvieron con Alsogaray, con Menem. Y los que ahora se arrogan ser peronistas no son de paladar negro”.
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