El Gobierno se resiste a reconocer al personal de Arsat como trabajadores de telecomunicaciones. De este modo, les congela los sueldos.
Los acuerdos salariales en la gestión de Javier Milei son una odisea. Esta es una realidad de la que están al tanto los trabajadores de Arsat, la empresa de telecomunicaciones nacional creada en el año 2006.
Ya son tres meses los que llevan discutiendo paritarias, una situación que contrasta con la de FOETRA, el sindicato de telecomunicaciones, que ya acordó los números con las compañías privadas del séctor.
Pero más allá del incremento salarial, desde Arsat plantean que el Gobierno nacional -empecinado en privatizar la compañía, que es superavitaria- no quiere reconocerlos bajo el convenio de telecomunicaciones cuando, justamente, se trata de empleados de una empresa del Estado cuya actividad son las telecomunicaciones.
De esta manera, al encarrillar los aumentos por el lado de los sindicatos estatales, se ponen en la mesa cifras muy dispares a las de FOETRA.
La organización gremial que conduce Claudio Marín ya confirmó que avanzará con las acciones administrativas y judiciales para reclamar “las diferencias salariales que adeuda la compañía”. En las últimas horas, además, realizaron un banderazo en las puertas de la sede.
En ese sentido, Arsat lleva un atraso salarial de más del 130% en relación con los sueldos de la actividad según lo estipulado por covenio. Esto implica que haya más de 700 familias cobrando menos de la mitad del sueldo que les corresponde.
El gobierno de Javier Milei, en febrero, dejó al frente de la empresa al ex gerente de Tecnología Informática, Mariano Greco, como presidente y gerente general en reemplazo del abogado mendocino Facundo Leal.
El Gobierno bloquea aumentos en Arsat con el artilugio de no encuadrar al personal en Telecomunicaciones.
En simultáneo, desplazaron al director Carlos Andrenacci, que estaba en el Directorio de Arsat en representación del gremio de los empleados de telecomunicaciones FOETRA. Venía impulsando la construcción de una empresa estatal de telefonía celular.
Privatizar Arsat, aunque da ganancias
Mercado y libre albedrío. Bajo esa premisa estuvo fundamentada la intención del Gobierno Nacional de privatizar Arsat, uno de los activos empresariales más valiosos del Estado. Y ese es el quid de la cuestión.
“Es una empresa muy codiciada porque está sana económicamente, genera ganancias, tiene transparencia en su funcionamiento. Tiene desplegados a nivel nacional 40 mil kilómetros de fibra óptica, dos satélites orbitados, 110 antenas de televisión digital y un data center con miles de servidores”, explicó a Radio Gráfica Alfredo Moreno, ingeniero de Arsat.
“Arsat es patrimonio público, una empresa 100% estatal. La modificación que quieren hacer con ARSAT (y otras empresas) es llevarla a una conformación mixta con mayoría accionario del Estado, pero con una minoría accionaria sea comprada por empresas privadas. Es el primer paso para privatizar y tener una decisión distinta sobre las prioridades que pueda tener“, alertó Moreno.
Esta empresa de telecomunicaciones maneja tecnologías de punta, acumula inversiones millonarias en infraestructura y cuenta con experiencia clave en el negocio satelital.
En definitiva, se trata de un activo del que difícilmente puedan reconocer números deficitarios, sino todo lo contrario. Es una joya para los privados.
Cómo funciona Arsat
La gestión de Arsat está enfocada en cuatro segmentos: el satelital, con la estación terrena de Benavidez, que tiene en órbita los satélites geoestacionarios Arsat 1 y 2; la Red Federal de Fibra Óptica, con más de 35.000 kilómetros de red troncal; la Televisión Digital Terrestre, que tiene 102 torres en funcionamiento, que cubren el 90% del país; y el data center, que es uno de los más potentes de América latina.
Es responsable de un tendido de casi 40 mil kilómetros de fibra óptica. Esto permite que podamos usar internet en cualquier lugar del país. Se trata de una de las mayores obras de integración territorial de la Argentina en el siglo XXI.
En la actualidad, el proyecto clave de inversión es la construcción del satélite SG1, el tercer satélite de Arsat, que tiene un crédito otorgado de la Corporación Andina de Fomento (CAF), por US$ 240 millones y se prevé lanzar en el primer trimestre de 2025.
Además, previo al cambio de funcionarios, en Arsat estaban trabajando para «terminar de definir» la construcción del cuarto satélite de Arsat, el SG2; planeaban construir una red de data centers descentralizados; una nueva estación satelital en Mendoza, que funcione como back-up de la que tienen en Benavídez; y una sede de investigación y desarrollo en Bariloche, Río Negro.
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