La situación gremial en Aerolíneas Argentinas es tensa, y a nadie sorprendería que en los próximos días se determine un paro. De hecho, este lunes ya hubo demoras en partidas de vuelos en el Aeroparque Metropolitano debido a una asamblea del sindicato de pilotos.

Los ejes del conflicto son dos: por un lado, el conflicto por los subsidios de la empresa. Y por el otro, agravado además por el primer punto, la presión salarial que ejercen los sindicatos.

Aerolíneas Argentinas expresó en un comunicado este lunes por la tarde que lamentaba «la irracional medida de fuerza implementada por la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) mediante asambleas en el Aeroparque Jorge Newbery, lo que se encuentra afectando el normal funcionamiento de la operación, con demoras y cancelaciones de nuestros vuelos que perjudican a más de 2.000 pasajeros”.

La compañía ya recibió un poco más de US$ 305 millones de parte del Estado en los primeros seis meses de 2022. Pero esa cifra no le alcanzó para responder a los reclamos paritarios. En ese contexto es que los pilotos ya comenzaron con medidas de fuerza. Paralelamente, a la línea aérea ya llegó un claro pedido, por parte de la nueva gestión económica liderada por el superministro Sergio Massa, para achicar el gasto.

Según trascendió, desde los hombres de confianza del ex presidente de la Cámara de Diputados le pidieron al gerente general de la empresa, Pablo Ceriani, y a su jefe político, el senador Mariano Recalde, «un recorte del 30% en dólares» para el segundo semestre.

El rol de La Cámpora en el conflicto

Todo conduce entonces a una difícil encrucijada, que podría terminar con un impacto en la operación de los vuelos. Un dato a tener en cuenta es que Aerolíneas Argentinas es un apéndice de La Cámpora, por lo que hay que ver cómo se manejarán los delegados políticos que manejan la compañía respecto a la llegada de Massa.

Además, la postura que finalmente tomen va a generar también nuevos realineamientos de los sindicatos que conviven en la compañía.

Respecto a los subsidios, y según los datos oficiales, en lo que va del año el Estado le giró a la empresa $34.335 millones que, según el tipo de cambio en el momento de cada transferencia, equivale a US$305,8 millones. Sin embargo, como fue señalado, no fueron suficientes.

En medio de esta situación a punto de estallar, este lunes se produjo una nueva reunión entre los cuatro gremios que negocian por estos días: los pilotos, los técnicos, el personal de tierra y el superior.

Por el momento, el sector más combativo es el de los pilotos que pertenecen a APLA, dirigido por Pablo Biró, que ya activó medidas este lunes.

«La empresa volvió a hacer una propuesta muy por debajo de la inflación registrada, pretendiendo imponernos de manera inadmisible una pérdida de poder adquisitivo sobre nuestros salarios», expresó el gremio por medio de un comunicado que envió a sus afiliados.

Y advirtieron que «vencidos todos los plazos de la conciliación, estamos en libertad de acción sindical para continuar con nuestro plan de lucha por el reclamo salarial, aumentar dotaciones, el convenio colectivo, marco de la actividad, la regulación de tarifas mínimas pendiente y otras cuestiones de regulación propias de la ANAC».

Los pilotos y la chance del paro en Aerolíneas

También evaluaron como «absolutamente inaceptable que este Gobierno y esta conducción, que venían a revertir una realidad que resistimos incansablemente durante cuatro años, actúen con la misma lógica y quieran forzar nuevamente un ajuste retrasando aún más los salarios».

Por eso anunciaron que «próximamente retomaremos las medidas de acción sindical afectando las operaciones hasta tanto lleguemos al acuerdo que hemos buscado desde comienzo de las negociaciones».

Detrás de esta postura combativa de los pilotos está el hecho de que Biró realizó varias promesas electorales para imponerse en los últimos comicios. Además de que busca quedarse en el gremio un período más.

Entre las cosas que pretende conseguir está la incorporación de nuevos comandantes, pese a que hay varios aviones de la empresa en tierra y que el índice de vuelos es menor al que había antes de la pandemia.

Además, intentará regular de una vez las tarifas mínimas, un viejo anhelo del líder de APLA para golpear fuerte a las low cost Flybondi y Jetsmart.