La reducción arancelaria dispuesta por el gobierno para la importación de harina de trigo y de aceites vegetales beneficia a “los grandes comercios”, destruye aún más “fuentes de trabajo” y elimina “competencia en Uruguay” habilitando a que las cadenas minoristas “cobran lo que quieren”, advirtió en Menú Informativo el dirigente de la Federación de Obreros y Empleados Molineros (Foemya) Dante Tortosa. “Tampoco vemos que vaya a llegar más barato al consumidor final, esto va a quedar en el intermediario”.
Al finalizar mayo el gobierno decretó una sensible rebaja arancelaria para la importación de harina de trigo y aceites de origen vegetal, dos productos cuyos precios venían aumentando pero se dispararon aún más al alza con la guerra en Europa; además el Ejecutivo flexibilizó controles del Laboratorio Tecnológico (LATU) disponiéndolos “aleatorios” y redujo la tasa que éste cobraba a la importación de alimentos, de 1,5% más IVA a 0,5% más IVA.
Para las harinas de trigo procedentes de Argentina el arancel disminuyó de 12% a 6% y fue eliminado para las importadas desde afuera del Mercosur, mientras que en los aceites refinados de soja y girasol fue eliminado para los de origen extrazona y reducido de 16% a 8% para los de Argentina.
Tortosa explicó que la Foemya evalúa la decisión como “medida errónea, había otras alternativas y nos toca directamente en las fuentes de trabajo, no solamente de los trabajadores molineros y aceiteros sino por la gente del LATU” porque “tiene el agravante” de que los controles serán “aleatorios” ahora “y también le bajan el porcentaje a lo que cobra por los análisis”.
Por lo tanto, “acá quedamos en desventaja” en razón de que al “importar productos más baratos, y con la baja de aranceles”, y sabiendo “que atrás de esto están los grandes comercios” del rubro supermercadista, “también hemos visto con otros productos que fueron cerrando las fábricas por eso; y después que no hay competencia en Uruguay y nos quedamos sin fuentes de trabajo, cobran lo que quieren; así que tampoco vemos que vaya a llegar más barato al consumidor final, esto va a quedar en el intermediario”.
El sindicalista recalcó que “es gravísimo por los puestos de trabajo, porque ya lo estamos sufriendo desde hace varios años con la pérdida de varios molinos, de trigo por ejemplo; se sabe lo que representa para cada pueblo del interior, cada trabajador una familia, en muchos lados es la fuente de trabajo principal, ahí es donde también come el bolichero del barrio”.
“Es muy preocupante la situación y de cara a ello lo estamos manejando con la Federación de Sindicatos de la Industria, el PIT-CNT y preparando medidas” de oposición y proposición para revertirlo dado que “siempre las conquistas de Foemya y el Sindicato aceitero han sido dando lucha, nadie nos ha regalado nada, creemos que esto también tenemos que defenderlo”; como parte de ellas, el viernes 1 los aceiteros y molineros pararon en todo el país y se movilizaron hacia la “Torre Ejecutiva” para entregar “una carta”.
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