Los sindicatos más identificados con el kirchnerismo avanzan sobre el control de la central e incomodan a algunos gremios que no quieren ese rótulo, animándolos a buscar un nuevo encuadre. A la vez, el MTC crece territorialmente y desde El Panal hacen guiños a las 62 Organizaciones.
Por Felipe Osman
En una entrevista radial concedida a Punto a Punto FM, el secretario general de la UEPC, Juan Monserrat, expresó que la CGT Regional no debería ser conducida por un jubilado, en alusión a su actual titular, el legislador provincial José “Pepe” Pihen, también líder del SEP.
Quienes conocen el gremialismo cordobés no leyeron en esas declaraciones un cortocircuito acotado a la relación Monserrat-Pihen, sino más bien un nuevo síntoma del avance de los sindicatos más estrechamente identificados con el kirchnerismo sobre el control de la CGT Regional, hoy a cargo del líder de los empleados públicos provinciales, que viene de recibir duros cuestionamientos -probablemente inmerecidos- por haber obtenido su jubilación dos días antes de sancionarse la reforma jubilatoria. (Lo cierto es que su situación frente a la Caja de Jubilaciones ya había quedado congelada hace más de 17 años).
Este avance también puede percibirse en otros affaires, como la doble vara que ha tenido la central para plantarse frente a la reforma jubilatoria provincial sin hacer lo propio con la suspensión de la movilidad jubilatoria practicada por el Frente de Todos en el Congreso.
El problema es que hay muchos gremios que integran la central y no comulgan demasiado con este viraje. Por el contrario, se sienten más cercanos al peronismo cordobés, encarnado por Hacemos por Córdoba, que al nuevo refresh del kirchnerismo bautizado como Frente de Todos. Estos sindicatos, atentos a la mayor ascendencia que cobra el kirchnerismo dentro de la central, empiezan a buscar en nuevos horizontes un encuadre más acorde a sus intereses.
En paralelo, la CGT Rodríguez Peña no sale del coma al que la indujo la repentina pacificación los sindicatos que supieron liderarla, a saber, el Surrbac y Luz y Fuerza, y las peripecias que atraviesa el Suoem -su socio de ocasión- no parecen augurar un futuro prometedor para esta central alternativa.
Este clima resulta muy propicio para otros espacios gremiales alineados con la Provincia, que ven en el éxodo que podría producir una colonización K de la CGT Regional una gran oportunidad para ensanchar sus filas.
Los primeros anotados son los operadores de las 62 Organizaciones Peronistas, que mantienen un discurso estrictamente alineado con la Provincia, y que se alegran de ofrecer su sello a quienes quieran certificar su cercanía a Hacemos por Córdoba para aceitar las líneas de diálogo con el Centro Cívico.
El espacio conducido por Sergio Fittipaldi y Ricardo Moreno ya ha recibido más de un guiño de El Panal. El último, el pasado viernes, cuando autoridades del COE recibieron a integrantes de las 62-O que pusieron a disposición de la Provincia las instalaciones de los sindicatos que integran el espacio tanto en Capital como el interior. En respuestas a ese gesto, el COE integró a sus filas a la Comisión de Salud de la organización.
Mientras tanto, el Movimiento de los Trabajadores de Córdoba, que lidera Pablo Chacón, se avoca a crecer territorialmente aumentando su participación en comedores y merenderos, y lo hace en línea directa con Sergio Massa, mentor del líder del Sindicato de Comercio (Agec) en el ingreso a la política partidaria, objetivo que el gremialista no ha dejado de lado tras su candidatura a una diputación por el Frente de Todos que por poco no llegó a concretarse en las últimas elecciones nacionales.
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