Juan Speroni, secretario general del SAONSINRA (Sindicato Argentino de Obreros Navales y Servicios de la Industria Naval de la República Argentina), que forma parte del Movimiento de Acción Sindical Argentino (M.A.S.A), conducido por Omar Viviani, analiza las decisiones y los proyectos de nuestro país en relación con la industria naval.
Periodista: ¿Qué opinión le merece la decisión tomada por la Argentina respecto de no avanzar en un acuerdo de libre comercio con Corea del Sur, India, Líbano y Canadá?
Juan Speroni: La decisión tomada por nuestro Gobierno es totalmente acertada porque sus fundamentos exponen la decisión, en términos geopolíticos, de defender los intereses de los trabajadores argentinos y de nuestro pueblo. En este contexto global de pandemia por el Covid-19 que puso al mundo en crisis sanitaria, con efectos devastadores sobre la economía global, firmar acuerdos de libre comercio sin tener una clara visión aún de cómo quedará el mundo después de la pandemia y las transformaciones que indefectiblemente se van a producir, significa destruir fuentes de trabajo. El Mercosur tiene que ser un bloque de integración social, productiva y económica de defensa de los intereses colectivos de los países miembros, cuyo objetivo central debe ser la protección de sus industrias y su comercio, basada en una clara convicción de constituir lazos de protección del bien común de nuestro pueblo y no ser un mero garante de las rentas de las multinacionales.
P.: ¿Cómo impacta esta decisión en la industria naval?
J. S.: Claramente esta decisión del Gobierno nacional resguarda al sector de nuestra industria naval porque avanzar en un acuerdo de libre comercio sería de un daño irreparable. La industria naval argentina, con un esfuerzo extraordinario de los trabajadores, empresarios, técnicos y profesionales pudo construir y sostener una matriz productiva de un alto profesionalismo a pesar de todas las adversidades, como son la importación de barcos usados y la falta de políticas crediticias y fiscales que -con una falta de política en el sector fluvial y marítimo- configuran un escenario donde la industria naval no puede desarrollarse. Estos tratados de libre comercio que configuran en la práctica importación de bienes de capital, valor agregado y exportación de materias primas son, a la luz de la historia, tremendamente nefastos para el aparato productivo nacional y, particularmente, muy perjudiciales en esta coyuntura donde la Argentina tiene que generar políticas de defensa de su mercado interno, de su soberanía y definir la puesta en marcha de un modelo industrial de protección de los trabajadores y del empresariado nacional funcionando de forma articulada, donde las sinergias Estado-capital-trabajo tutelen la protección de nuestra industria nacional.
P.: ¿Qué consecuencias podría tener el acuerdo que promueven Brasil, Uruguay y Paraguay para la industria naval de nuestro país?
J. S.: Ningún acuerdo de libre comercio con estos países o con cualquier bloque comercial puede ser positivo para nuestra industria en la medida que la Argentina no resuelva la aplicación de políticas de defensa de su soberanía en el Río Paraná, en el Río de la Plata y
en el Atlántico Sur, donde subyace un enorme potencial para nuestro desarrollo. Los puertos, la marina mercante y la industria naval constituyen una única plataforma integrada; la sesgada visión que se tuvo en el último período del gobierno del ex presidente Macri, alineada con los grupos económicos trasnacionales, permitió afianzar una política de entrega de la carga argentina, de la bandera de los buques que navegan por nuestra Hidrovía Paraná-Paraguay reflejándose en los indicadores de la industria naval donde las unidades productivas en el litoral fluvial trabajaron, prácticamente, en un mínimo porcentaje.
P.:¿Cuál es la visión estratégica que nuestro país debería tener?
J. S.: La visión general debería ser posicionarnos en los siguientes ejes: puertos de aguas profundas; puertos asociados a un vector de desarrollo productivo nacional, y la marina mercante y la industria naval asociadas a esa plataforma logística para capitalizar la renta del flete para nuestro país. No es posible que la Argentina no resuelva esta dramática situación donde el 99% de las banderas que navegan en nuestra hidrovía son de conveniencia, paraguayas o bolivianas, y en la que Brasil y Uruguay se quedan con la carga. Los puertos argentinos son operados por multinacionales y se importan buques usados con el servicio de reparación en Paraguay y Uruguay que, con una inversión de 40 millones de dólares, ponen en valor un dique para atender el servicio de la industria naval para los barcos Panamax y Post-Panamax. En los hechos reales, en nuestro sector ya existe un acuerdo de libre comercio con nuestros socios del Mercosur donde la Argentina es “el pato de la boda”. Son tiempos de definiciones, por eso satisface la posición de nuestro Gobierno respecto de no avanzar en un acuerdo de libre comercio, fundamentalmente porque el mundo no será el mismo después de esta pandemia. Venimos sosteniendo desde hace tiempo que nuestro país necesita el desarrollo del Canal Magdalena; la profundización del puerto de La Plata y del Canal Martín García focalizado en los intereses nacionales. Estos proyectos resuelven geopolíticamente la situación de nuestro país en todo el corredor Bioceánico y Atlántico Sur, fortaleciendo la posición argentina de cara al conflicto de Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
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