El gastronómico dio su aval para un encuentro de la versión de las 62 Organizaciones que patrocina con la jefatura de la central obrera.
El clima de pacificación en la CGT, alentado por la estela triunfal de Alberto Fernández, promete alcanzar a Luis Barrionuevo, el mayor enemigo del kirchnerismo en el sindicalismo tradicional y promotor, hasta ahora, de la candidatura del economista Roberto Lavagna. El gastronómico inspiró un encuentro este jueves entre el Consejo Directivo de la central obrera en pleno y la conducción de una de las versiones de las 62 Organizaciones peronistas. Se trata de un movimiento más, aunque trascendente, de los últimos reacomodamientos en las organizaciones gremiales en torno del candidato presidencial del Frente de Todos.
La característica saliente de la cumbre, pautada en Lomas de Zamora, es la convocatoria a la totalidad del órgano ejecutivo de la central sindical. Trabajaron en su organización Héctor Daer y Carlos Acuña, los dos cosecretarios generales de la CGT. Acuña es el hombre de Barrionuevo en la cúpula de la entidad y puente necesario con Alberto Fernández por su militancia en el Frente Renovador de Sergio Massa.
El acercamiento será clave tanto para encolumnar a todos los sectores gremiales detrás de una eventual mandato del exjefe de Gabinete del kirchnerismo como para las gestiones de reunificación de la CGT. El primer capítulo es vital para la presentación de un eventual acuerdo social a partir del año que viene con la presumible colaboración de la Unión Industrial Argentina y otras entidades patronales. En tanto que el reordenamiento en la central sindical promete varios capítulos en los próximos meses.
Ambos procesos, el sindical y el político, van de la mano. Fue el propio Fernández quien le encomendó a Daer tramitar la concordia sobre todo con el espacio que encabeza Hugo Moyano vía su Frente Sindical por el Modelo Nacional, el que más rivalizó con Mauricio Macri en la segunda mitad de su mandato. En ese plan debe inscribirse el encuentro del martes pasado entre los “gordos” de los grandes gremios de servicios y los “independientes”, los dos grupos orgánicos más tradicionales de la CGT, con el sector del camionero en la sede del sindicato de estatales UPCN.
Aquella reunión tuvo a su vez un antecedente en la cena aniversario del Centro de Capitanes de Ultramar que a principios de septiembre congregó a Pablo Moyano, hijo y lugarteniente de Hugo en Camioneros, Gerardo Martínez, el “independiente” que comanda el sindicato de albañiles (Uocra) y la secretaría de relaciones internacionales de la CGT, y Omar Viviani, líder de los peones de taxis y del Movimiento de Acción Sindical (MASA). Los tres, representantes de espacios en otras etapas rivales, coincidieron en la necesidad de abrazar el pedido de unidad que les hizo el candidato del Frente de Todos con la mirada puesta, en particular, en la convocatoria a un acuerdo social.
De hecho en aquella oportunidad y luego en UPCN se conversó sobre la necesidad de extenderle al eventual próximo presidente peronista un período de gracia desprovisto de conflictividad laboral y social. Algunos pusieron un plazo de seis meses para permitirle a la futura gestión afincarse antes de presionarla por el recupero del poder adquisitivo y los puestos de trabajo perdidos por sus afiliados. Otros dijeron que no será conveniente fijar fechas. Pero todos coincidieron en que el sostén de esa “tregua social” será posible si el sector empresario se aviene a contener los precios y los puestos de trabajo, y si Alberto Fernández concede espacios de decisión a gremialistas en el Poder Ejecutivo.
Barrionuevo permanecía de momento al margen de estos movimientos, aferrado a la postulación de Lavagna. El desempeño del exministro de Economía en las primarias del 11 de agosto y su limitada visibilidad en el último tramo de la campaña electoral se conjugaron para convencer al gastronómico de la necesidad de enviar señales al campamento victorioso. Si bien Graciela Camaño, esposa de Barrionuevo, encabeza la lista de candidatos a diputado nacional por Consenso Federal, el dirigente se permitió explorar otras vías de acercamiento al Frente de Todos. Sus aliados explicaron que el expresidente de Chacarita espera con Alberto Fernández recobrar protagonismo en un gobierno afín luego de haber sido condenado al ostracismo en los doce años de gobierno de los Kirchner.
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