Roberto «Beto» Pianelli un referente K y líder sindical de los Metrodelegados que asume la necesidad urgente de otorgar un bono y por decreto con el mismo énfasis que desliza una mirada crítica del Movimiento Obrero. Con la misma tónica describe al Frente de Todos y su deuda interna para casos como la elección gubernamental prometida para los jubilados y que en realidad privilegió a los bancos, como ejemplo. Marcó diferencias entre la dinámica gremial y la política exaltando la figura de Cristina Fernández sobre visión y estrategias que necesita el país.
Llegó a paso vivo a la sede de su organización, flanqueado por compañeros y compañeras que debían tener una reunión urgente con él. Pidió 5 minutos, acotando que serían 10, con una sonrisa, al mismo tiempo que en una amplia mesa, con distancia social y barbijos un grupo de delegados debatían su temario del día. Roberto Pianelli, es el secretario general de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (AGTSyP), en versión popular definida como «Metrodelegados». Una organización que logró, en tiempo de descuento de la era presidencial de Cristina Fernández, su personería gremial. Sin perjuicio de la ofensiva que les dedicó Cambiemos antes, durante y después de 2015 sobre éste y otros temas.
Subtes, un servicio de transporte que se desarrolla, en la zona del país donde coinciden todos los poderes y si de poder se trata, Metrodelegados logró emerger de la tutela de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), para representar a 4.000 trabajadores y trabajadoras. Conducción variopinta en política para la cúpula de la AGTSyP y DNI futbolero con el escudo y colores de Boca Juniors para Pianelli. En la vida xeneize se confiesa de la vereda de Juan Román Riquelme, lo cual implica distancia política de Carlos Tévez. Para lo gremial, en honor a la capacitación, con más de 20 años de labor en los subtes, desarrolla el curso para diplomarse como guarda. La pasión sindical y política se resumen en su definición como una «actividad compleja» y la hora de destacar a parejas asume «varias separaciones» y que mantiene «una relación entrañable con todas» porque «nunca terminé mal».
Reseña así otros afectos dignos de su mirada más emotiva. «Tengo un hijo de 16 años y una hija, que es como si fuera mi hija, de 19 años, con parejas distintas. Mi actual compañera, que es periodista, está embarazada. Me hice sindicalista y la verdad que esto te consume mucho tiempo de tu vida y eso se lo quitás a tu familia. Si hay algo que trataría de mejorar es darles más tiempo, la verdad que todos ellos siempre me bancaron, hasta el día de la fecha. ‘Estás loco, estás zarpado’, me dicen más de una vez». Y la mirada se pierde en un punto de su oficina, con algunos segundos de respetable silencio.
Como dice la publicidad de una gaseosa, «es tiempo de cortar con la dulzura» y dar inicio a la entrevista con InfoGremiales.
«¿Que uno puede decir que hay algunos dirigentes sindicales que son más parecidos a los empresarios que a los trabajadores? No tengo dudas«
«Beto» Pianelli
-No en pocos casos y en la Argentina, ¿el trabajador y la trabajadora eligen putear a un delegado antes que algún reclamo leve a la patronal?
-Hay un problema que viene hace muchísimo tiempo y en varias organizaciones sindicales. No digo en todas, donde la diferencia entre la patronal y el sindicato, la gente no la nota. Y no digo que esté bien, digo que es así. Hay lugares donde le tienen tanto miedo al delegado como al capataz. Porque primero que todo viene una gran campaña ideológica respecto a que los sindicatos son organizaciones de chorros, estafadores, empresarios y más. Eso viene desde Neustatd (Bernardo), Grondona (Mariano), de aquel programa Tiempo Nuevo. Y fue el neoliberalismo, desde su punto de vista paradigmático, que en la década del 90 instaló esa campaña. ¿Que uno puede decir que hay algunos dirigentes sindicales que son más parecidos a los empresarios que a los trabajadores? No tengo dudas, te lo firmo. Pero el Movimiento Sindical, el sindicalismo, son cientos de miles de compañeros y compañeras, de carne y hueso, que dejan una parte de su vida para la defensa de los intereses individuales y colectivos de otros compañeros, sin pedir ni recibir nada a cambio. Hay 200 mil y que haya 50, 100, que se enriquecieron, arreglaron y hasta se hicieron amigos del patrón, no define nada. El Movimiento Sindical Argentino no son los 50, no son los Pedraza (José), son los delegados y delegadas de base, los que llegan tarde a comer con sus familias porque tienen una reunión para defender a un compañero que llegó tarde, o para discutir una paritaria y ganar un mango más. Ahora, tenés a los 50 a los Pedraza y fueron a ésos a los que los neoliberales pusieron como ejemplo, desde su punto de vista ideológico y paradigmático. No fue ninguna casualidad, lo hicieron para decir ‘el sindicalismo no sirve para nada’, lo hicieron con dirigentes a los que trataban como amigos, los sentaban a la mesa y les convidaban algún banquete. Entonces, es verdad, pasa lo que vos marcás, hay lugares donde los compañeros y compañeras están viendo en el delegado a alguien para descargar su bronca. Sienten que no tienen espacio para poder hablar, porque además hay una negación respecto a que no hay un esquema democrático sindical. Después la gente se da cuenta que esos compañeros y compañeras que los representan tienen los mismos problemas que ellos y se asocian, se afilian al sindicato, los van a buscar por los reclamos y en parte la situación se normaliza. Pero de entrada tenés al paradigma ideológico del neoliberalismo de los 90 algo que hasta el día de la fecha no lo hemos revertido totalmente.
-¿Porque también hoy hay trabajadores y pobres seducidos por la derecha neoliberal?
-Sí pero no son la mayoría. Hay un sector, porque caso contrario no se hubiesen perdido las elecciones de 2015 -cuando ganó Mauricio Macri- por poco más del 1%, por ejemplo. Ahí hubo muchos trabajadores y trabajadoras asalariados, beneficiados del modelo neokeynesiano o del kirchnerismo que dijeron: ‘ahora quiero comprar dólares’ y terminaron votando a sus sepultureros. Después se dieron cuenta que ni pudieron comprar dólares, irse de vacaciones y otras cosas. Y hasta apareció el desprecio en público para ellos cuando alguien desde el macrismo dijo ‘les hicieron creer que podían comprar celulares y viajar al exterior’.
-El economista Javier González Fraga, su textual fue ¿Les hicieron creer a un empleado medio que podía comprarse celulares e irse al exterior’.
-Claro, y lo dijo sin dar vueltas. Por razones que van más allá de ese concepto, después se revirtió y ganamos las elecciones en 2019 y en primera vuelta. Sin dejar de mencionar la pandemia, también está lo que pasó en las últimas elecciones hay un sector que te dice, ‘ganamos pero no logramos revertir la situación que nos habían dejado el macrismo’ y nos abandonó. No los volvieron a votar a ellos, no les sumaron más votos, pero tampoco vinieron a votarnos a nosotros. Y ahí está el sector que hay que volver a recuperar, y la forma de hacerlo es definir políticas que le mejoren las condiciones de vida al conjunto de la sociedad. Porque entonces tendrán con hechos la confirmación de que vale la pena intervenir apoyar, bancar y poner el cuerpo.
-Mirando a 2023 en Metrodelegados tienen una conducción con diferentes posiciones políticas. Algo en lo que fracasó y fracasa el Frente de Todos y valida eso de que gobernar desde una coalición semeja a caminar con los zapatos puestos al revés…
-Es muy distinta una organización sindical que una organización política. El partido político hace a una parte de una sociedad, ahí nos ponemos de acuerdo y con determinadas opiniones, un día nos juntamos y hacemos una organización política. El sindicato es un frente único y de todos, donde todos los trabajadores son parte, el sindicato se debilita si no expresa a todos los trabajadores, a distintas opiniones y si no defiende los intereses del colectivo. No hay que olvidarse nunca de eso. Cuando te olvidás de eso terminás mal. Mi contrato no es con lo que yo pienso, es por lo que piensa el colectivo, a mí no me votaron para hacer lo que yo quiero, me votaron para llevar adelante la definición de la mayoría de mis compañeros.
-En teoría suena perfecto.
-Obviamente, hay distintas opiniones y eso determina que haya asambleas, reuniones, discusiones y llega un punto donde nos ponemos de acuerdo. Mirá, muchas veces tuve que hacer o decir cosas que quizás no eran mi opinión individual, pero las hice desde la convicción de que con esa actitud no se rompe el contrato original de un sindicato y corresponde. Una organización como esta es el frente de todos los trabajadores en esta rama del transporte, entonces nos juntamos, discutimos, debatimos las diferentes opiniones y después estamos todos juntos defendiéndolas. El que es parte de la minoría y el que integra la mayoría también, te la comés. Si todos viéramos eso no habría ningún problema.
«Lo primero que hizo Néstor Kirchner fue meter decretos, por esa vía mejoró el básico y dio un impulso para fortalecer después las paritarias y que vayan avanzando. Hoy con anticipar las paritarias no alcanza. Vamos a abrir y algunos empataremos y otros van a perder»
-Lo que describe no es el presente del Frente de Todos.
-En una organización política es más difícil ponerse de acuerdo, y en la Argentina más. Para el caso del Frente de Todos, hubo un principio de acuerdo, había que enfrentar al neoliberalismo lo que brindó un marco y un punto de inflexión. Fue decir «acá estamos contra el neoliberalismo, tenemos que juntarnos». Podemos decir está bien que haya 2 o 3 grandes bloques en el frente de Todos. Lo que tenemos que hacer, si nos ponemos de acuerdo, es cómo rompemos con lo neoliberal, cómo enfrentamos, cómo distribuimos. Y por ahí pasan cuestiones sobre cómo distribuir la riqueza entre los bancos y los jubilados, me remito a palabras que expresó el Presidente de la Nación. Desde lo personal puedo decir ‘hay que estatizar los bancos’, pero ¿a quién le importa?. El problema es que si le prometiste a todos los que nos apoyaron ‘estamos con los jubilados’ y después privilegiás los bancos, bueno, ahí estás en un problema, porque estás rompiendo el contrato que entre todos hicimos con la sociedad. Y me incluyo porque también fui parte de ese contrato, fui candidato del Frente de Todos, hice un contrato con la gente diciéndole todo esto, había cosas donde no estoy de acuerdo con el Frente de Todos pero uno privilegia el acuerdo.
-Un capítulo que empeora porque en crisis inflacionaria el Frente de Todos combate a la luz pública sobre sus diferencias en materia salarial. Que si bono no, que paritarias sí…
-Hubiese sido mejor que no se discuta públicamente eso y resolver las medidas en otro ámbito. Pasa que hay que ver de que hubo determinadas acciones, la pandemia del macrismo, la pandemia del Covid, una serie de problemas ajenos y otros errores nuestros no forzados. Está el caso de Vicentín, una empresa que se endeudó por decirlo de alguna manera porque en realidad todo eso está más cerca de una estafa, que dejó un tendal, y más. Se decidió algo que no estaba en el programa del Frente de Todos, después se retrocedió y eso genera más confusión y ni hablar del costo político. Eso, en un proceso de dos años tiene una consecuencia concreta, hubo elecciones intermedias y las perdemos. Ellos sacaron los mismos votos que antes pero nosotros caímos, incluso con tanta gente que no fue a votar y terminaron ganándonos. Eso te obliga a hacer un replanteo, algunas cosas las estamos haciendo mal y hay que empezar a modificarlas. Creo que toda esta desprolijidad empezó el día que se pierden las elecciones, algo que nadie lo tenía previsto. A partir de ahí hubo una inacción que en determinado momento se cubrió desde un sector del Frente de Todos, presentando renuncias. Luego empezaron a aparecer las cartas con planteos más públicos, porque al parecer internamente no había discusión y se llegó a esta situación. Hubiera sido mejor que se discuta, que el Frente de Todos se hubiera constituido en una institución, como por ejemplo el Frente Amplio de Uruguay, donde se pueda debatir, se planteen las diferentes opiniones pero adentro. Un debate en esa forma y luego respaldar a quién más apoyo logre en el conjunto, bueno eso no pasó acá.
-¿De tener que optar entre un bono extraordinario o adelantar las paritarias, qué elige?
-En este momento se necesita un bono para resolver el problema, es decir paritarias hay todos los años, el problema es que con qué relación de fuerza vas a las paritarias. Algunos tenemos mejores posibilidades porque tenemos más capacidad organizativa que otros, entonces vamos a negociar y logramos empatarle a la inflación o no seguir perdiendo, pero la mayoría no está en esas condiciones. Y hablo de empatar o no seguir perdiendo porque el problema es que a la inflación no la alcanzás nunca.
-¿Muchos salarios no corren detrás de la inflación, sino que se quedaron parados?
-Parados o caminaron muy poco, entonces vos necesitas una acción de parte del Estado. Y esto no es nuevo, lo hizo Néstor Kirchner cuando toma el gobierno en un momento muy difícil porque veníamos de la convertibilidad, de años de inacción, de una situación terrible, del desguace completo del aparato productivo, con los gremios sin potencia. Lo primero que hizo Kirchner fue empezar a meter decretos, por esa vía mejoró el básico y dio un impulso para que después las paritarias vayan avanzando. Hoy con anticipar las paritarias no alcanza, vamos a abrir y algunos empataremos y otros van a perder. Por eso la política de Funes de Rioja (Daniel) es la que resume la política empresaria. El Gobierno tendría que haber ayudado en ese sentido, sin ninguna duda. Como lo hicieron Néstor Kirchner y en su momento el ministro de Trabajo Carlos Tomada. Aquellos decretos que te menciono nos dieron fuerza para poder sentarnos a discutir y recuperar salarios durante años. Hoy si me decís, ¿primero bono? Si, un bono, una fuerte inyección de consumo para que tengas capacidad, para que te sientas fuerte. No sólo para los compañeros y compañeras que tienen paritarias, porque hay trabajadores que no tienen paritarias. ¿Y a esos qué les damos, qué hacemos? Por decreto, un bono para todos, para los jubilados, para los trabajadores que no tienen empleo formal, para los que no tienen paritarias y para los que tienen paritarias. Eso empuja hacia adelante.
-¿Salario universal también?
-Sí obvio, pero no es la solución. Nunca nos habrás escuchado sostener que eso soluciona todo. Para nosotros hay que distribuir las horas de trabajo, el Salario Universal es un paliativo para el que hoy no tiene posibilidad de trabajar, está muy bien que el Estado intervenga dándole una ayuda, los planes Potenciar Trabajo para las cooperativas, eso está buenísimo, creemos que que de haber un Salario Universal tiene que ser para empujar para arriba. Ahora, lo lo central no es el salario universal, es cómo distribuís las horas de trabajo, cómo podemos seguir en un mundo donde la tecnología te permite que por medio de una teleconferencia podamos compartir esta charla con gente que a esta misma hora, en este mismo momento está en China. En un mundo donde la producción pegó un salto cualitativo inédito en los últimos 40 años y que haya compañeros que sigan trabajando 8 horas, es un delirio. Ni hablar los que trabajan 12, 14 o más y los millones que no tienen trabajo. Tenemos que discutir el trabajo en un debate. Ahora va a haber un encuentro en Valencia, lo están preparando en Europa, donde la discusión de los Estados se traza para reducir las jornadas de labor a 32 horas semanales, es decir a semana de 4 días. Argentina tiene 48 jornadas laborales por semana y tiene que empezar a reducir a 36 como mínimo y después seguir bajando para incorporar una mayor cantidad de gente al trabajo porque el trabajo es un ordenador social entre otras cosas. Y asumir que hay trabajos que están invisibilizados, como el que desarrollan las organizaciones de la economía popular. Te hablo de compañeros y compañeras que se hacen cargo de la limpieza de los barrios populares, porque ahí no van las empresas, ese trabajo lo tuvieron que organizar los propios compañeros. ¿Explicame por qué a esa gente el Estado no les paga un salario? ¿Por qué el que limpia el Bajo Flores tiene un Potenciar Trabajo y el que limpia Palermo tiene el convenio de Camioneros? Nosotros queremos que el que limpia el Bajo Flores u otros barrios populares también tengan el convenio de Camioneros.
«El Movimiento Sindical Argentino no son los 50 dirigentes más importantes, no son los Pedraza (José), son los delegados y delegadas de base, los que llegan tarde a comer con sus familias porque tienen una reunión para defender a un compañero que llegó tarde»
-Cuál sería el primer paso, porque para la reducción de horas hay sindicatos en contra.
-Al trabajo hay que visibilizarlo, ni hablar los trabajos de cuidado, ahora con la pandemia lo vimos en forma escandalosa. Todo tiene que ser trabajo remunerado, hay que rediscutir todo e incluir no sólo el trabajo, sino también la pobreza y sobre todo la riqueza. Porque hay millones de pibes y pibas que no morfan mientras 10 o 15 tipos son más ricos cada minuto que pasa. Nosotros hace 40, 30 años atrás hablábamos de Rockefeller, y hoy Rockefeller es un pobre tipo al lado de las riquezas. Porque las riquezas provienen del desarrollo tecnológico, por las mejoras que ha tenido la humanidad. Y como si todo fuera poco algunos dicen ‘no tengo problemas en pagar algún impuesto más si la plata se la dan a la gente para comer’, pero claro ¿con la que se llevan van a tener problemas? Y está el dueño de Mercado Libre (Marcos Galperín) que se fue a vivir a Uruguay porque dice que acá paga demasiados impuestos. Ver algunos cuadros del Indec (los muestra desde su teléfono celular) sobre el crecimiento exponencial de la riqueza concentrada y otros índices de crecimiento, y al mismo tiempo la merma de salarios es escandaloso, pero escandaloso para ponerse a llorar. Estamos discutiendo si pagamos mejor la deuda, si se dolariza o no, cuando hay otros que siguen fugando capital y no pasa nada.
-¿En Metrodelegados no va el verticalismo histórico del sindicalismo?
-Nosotros no somos ni verticalistas ni autonomistas, ni una cosa ni la otra. El verticalismo le ha hecho muy mal al sindicalismo argentino, es parte del debilitamiento, tiene que ver con lo que decíamos cuando hablamos de que se putea más fácil a un delegado que a un capataz. Que no hay capacidad de decisión, que los trabajadores sean meros objetos y no sujetos de su propio destino. Si tenés 1.000 personas, 5.000, 10.000 o 100 que debaten y dicen vamos para allá, es mucho más fuerte a que 1 o 4 digan, ‘es por acá’. Debatir es democracia interna, es la democracia sindical, fortalece a las organizaciones, no la debilita, al revés, porque hay algunos que con el verso de que ‘si uno decide es más fácil’, debilita el poder para conseguir los objetivos. Insisto es debatir, hay que ponerse de acuerdo y avanzar todos juntos, no es que cada uno hace lo que quiere.
-¿Aunque eso también implique protegerse, hacia afuera, rotando a los voceros de Metrodelegados frente a la presión mediática?
-Nosotros siempre tuvimos esa política de que todo el mundo hable porque aparte si no lo hacés, ¿Cómo te fortalecés? Si hay una persona es más fácil para el enemigo, porque lo atacás, lo perseguís, lo buscás, lo encontrás, lo inventás. Cuando empezamos los primeros grandes conflictos, y ojo que no fue pensado, fue un cosa más natural, vos hablabas en todas las cabeceras con cualquier compañero, cualquier delegado y todos repetían el mismo discurso. Porque no es uno ni son dos, es una razón colectiva. Cuando hay uno o pocos es más fácil que los persigan, los carpeteen, fáciles de corromper incluso o de chantajear, lo han hecho con muchísimas personas. Ahora cuando son muchos, con un mismo discurso no pueden, y siempre hay uno en reemplazo del otro. Y nosotros lo hicimos y no fue planificado, fue surgiendo, siempre lo mantuvimos y nos preocupamos porque todos los compañeros puedan entender, puedan hablar con la televisión, con la radio, hacer una nota, promovemos a los compañeros, los incentivamos. Estamos para defender, y nuestro contrato siempre es el mismo, defender los intereses colectivos e individuales de nuestros compañeros y compañeras, no para que yo Juan o Pedro sean más conocidos.
-¿Tiene amigos liberales, o amigos gorilas?
-¡Tengo familiares gorilas! (risas) y amigos de la vida, pasa es que es muy difícil sostener las relaciones cuando los intereses son muy antagónicos. Por mi función tengo que dialogar y mantener contacto con funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y no tengo mala relación personal con la mayoría de ellos.
-¿ Un refugio en ese tópico sobre que la confrontación no es a nivel personal?
-Ninguna de estas cosas son personales, no lo tomo nunca así, lo que sí cuando mido las cuestiones personales lo hago por otras cosas. Por ejemplo, no puedo ser amigo de un genocida, no entra en mi casillero de la palabra amistad un tipo genocida, un represor, o un tipo que no tiene problema en mandar a rajar a 500, 600 personas, no entra, ese amigo no es. Podes tener una relación de trabajo, o de política -porque no tenés otra alternativa- porque te pusieron para eso.
-¿Lo sorprendió que el pasado 24 de Marzo, además de negacionistas clásicos, aparecieron reinvidicadores de la dictadura cívico-militar?
-Me pone muy mal porque en parte viví la dictadura, tengo 56 pirulos, no soy peronista pero siempre digo yo soy de la JP porque soy de la ‘Juventud del Proceso’, padeciéndola, hice parte de la secundaria en la dictadura militar. En 1979 cuando Argentina salía campeón del Mundial Juvenil de Japón yo entraba en la secundaria, viví esa etapa, conozco, a mí no me la contaron, no la leí en los libros, hemos vivido esa situación. Y he visto el secuestro de chicos, el abuelo de mi hijo es un desaparecido, no es un tema menor. Todo eso me pone los pelos de punta, no logro tolerarlo, y creo que uno de los debates que está planteándose es que haya una ley revisionista. Me parece que hay que avanzar sobre ese tema porque lo que pasó, la acción ideológica y política de un sector del empresariado argentino junto a los militares, de hacer desaparecer a 30.0000 personas no es un tema menor, hubo un genocidio en Argentina. A mí me irrita sobre manera, trato de vivir en una sociedad que no sea una sociedad de salvajes, y no hago ninguna salvajada porque creo que esa etapa de horror ya pasó.
«Hay lugares donde le tienen tanto miedo al delegado como al capataz. Todo viene una gran campaña ideológica respecto a que los sindicatos son organizaciones de chorros, estafadores, empresarios y más. Eso viene desde Neustatd, Grondona y de aquel programa ‘Tiempo Nuevo’. Y fue el neoliberalismo, desde el punto de vista paradigmático, que en lo instaló en los 90’s»
-¿Es kirchnerista?
-Me considero kirchnerista, vengo de la militancia de izquierda y la aparición de Néstor y Cristina me dio un nuevo paradigma sobre el cual pelear, sigo siendo un tipo de izquierda en el marco del kirchnerismo que es un movimiento amplio donde la gran mayoría viene del peronismo.
-¿Gran parte de la dirigencia sindical la destrata a Cristina por su condición de mujer?
-Si me lo planteas así sí. Pero te voy a decir algo, no creo que Cristina tenga un mal trato de gran parte del Movimiento Obrero. Sí de muchos dirigentes del movimiento sindical, uno de los sectores más retrógrados en relación a los condiciones de género. Algunos van aprendiendo, por suerte y con el tiempo, entonces empiezan a ceder un poco, pero de entrada la aparición de una personalidad tan fuerte y femenina como Cristina, no solamente en el movimiento sindical sino también entre las mujeres no pasó por alto. Mi propia vieja la odiaba por su personalidad a Cristina. Para ella la mujer tenía que lavar los platos, lo que hizo ella durante toda su vida y la personalidad de Cristina le chocaba. Después del feminismo en la Argentina empieza a ser mucho más entendible una personalidad como la de Cristina, no digo que no haya habido otras, tuvimos a Eva Perón con una personalidad arrolladora. Pero hay que decirlo, Cristina tiene una personalidad descomunal, se lo va a estudiar en la historia. Y en realidad creo que una inmensa franja del Movimiento Obrero lo que tiene con Cristina es una relación de idilio la adoran. La mayoría de los trabajadores formales y no formales la escuchan y valoran, Cristina tiene una capacidad de comunicación hacia los sectores populares única, como los grandes líderes, como la tuvo Perón, como la tuvo Evita. En ese sentido hasta más que Néstor me parece, aunque quizás él no tuvo tanto tiempo como ella. Cristina hace dos décadas que está en la política, habló en el CCK hace algunas horas y marcó tendencia y más. Se quejaban porque hacía cadena nacional, hoy la pusieron en cadena nacional, estaban todos escuchándola en directo. Es única, y si bien nunca la traté, sí tuve reuniones con ella pero no trato personal. Es entre otras virtudes, una líder en comunicación, fue dos veces presidenta, la votaron dos veces, siendo mujer y ante tanto machirulo en contra. Por ahí dicen que empezó también la confrontación con Clarín, ellos no querían hablar con ella…
-La postdata de la entrevista, incluyéndonos a los periodistas claro, ¿si mañana anuncian un impuesto al ego en la Argentina? Complete la frase si es tan amable…
-¡En este país recaudaría mucho! ¿pero muchísimo eh? (carcajadas). Tuve la suerte con esta actividad de haber viajado y conocer otros países, hicimos una reunión coordinada de Metro en América Latina, ahora viajo a Francia para otro encuentro, pasó la pandemia y las cosas siguen más o menos igual y al comparar esas realidades llegás a la conclusión de que la velocidad de los acontecimientos políticos que suceden en esta país no tienen comparación con ningún otro lugar del mundo. En Argentina te vas 6 meses y cuando volvés es otro país, los actores pasan a ser otros, y eso hace también hace a personajes con un ego monumental que a su vez pierden notoriedad. ¿Alguien se acuerda del protagonismo político de Francisco De Narváez? Algo parecido pasó con María Eugenia Vidal, era Gardel en versión femenina ¿y qué sucedió? Los egos también se caen de esa manera, si llegan a crear el impuesto al ego se puede pagar la deuda externa.
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