Por: Felipe Osman.

El PJ se prepara para una contienda electoral especial: la sucesión. Y con la ventaja de definir la fecha, avanza en un frente en el cual la oposición permanece paralizada, ordenándose hacia adentro.

Potenciada por la inhibición a una segunda reelección en los municipios y comunas reguladas por la ley provincial, la renovación genera fricciones entre quienes son y quieren seguir siendo, y quienes quieren ser y ven acercarse en el calendario una oportunidad inigualable: el punto de inflexión que para Hacemos por Córdoba representan las próximas elecciones.

En ese marco, en algunos departamentos las internas son más apacibles. Y en otros no. Río Segundo bien puede contarse en este último pelotón.

Cuando a mediados del año pasado empezaron las fricciones entre un llaryorismo ansioso por lanzar sus juntas promotoras en el interior y un schiarettismo que quería “evitar el desorden” que eso generaría y postergar el inicio de las actividades proselitistas, uno de los rounds más recordados, si no el que más, tuvo por protagonistas a Federico García y Francisco Fortuna.

La insistencia del primero en acelerar y lanzar las juntas promotoras en Rio Segundo terminó con su eyección de la secretaría de Gobierno de la Provincia. Casi en simultáneo, el ex intendente de Laguna Larga dio declaraciones a la prensa en las cuales apuntó en contra de la “vieja guardia” del gobernador al decir “los legisladores de 70 y más años tienen que dar un paso al costado”. 

El dardo iba apuntado a los dirigentes más experimentados del entorno del mandatario provincial en general, pero en particular a Fortuna, legislador departamental por Rio Segundo y adversario natural en la interna. Fortuna no dio demasiada entidad a las palabras de García y lo reprendió declarando “es un chico que no escucha”. Sin embargo, la presión surtió algún efecto.

Algunos meses después, el ex ministro de Salud fue el primero entre los históricos del schiarettismo en reunir a los intendentes y jefes comunales de su departamento enrolados en el oficialismo para asumir el compromiso de pegar sus elecciones a la que dirimirá la continuidad o no de Hacemos por Córdoba en el Centro Cívico, con Martín Llaryora liderando la boleta.

Al margen de esto, actualmente tanto García como Fortuna se mantienen activos en el territorio. El primero con la ambición de hacerse con la conducción del departamento y quedarse con la candidatura a la banca departamental, por la que Fortuna no puede volver a competir. El segundo por seguir conduciendo, impulsando a Gastón Ré, intendente de Oncativo en uso de licencia y actual vicepresidente dela Agencia Córdoba Cultura.

En medio de esas tensiones, las 62 Organizaciones Peronistas de Sergio Fittipaldi y Ricardo Moreno están a punto de lanzar su Regional Río Segundo, en Villa del Rosario. La expectativa, atraer a los dirigentes del departamento que prefieren no tener que definirse en la interna abierta entre los históricos y la renovación, ofreciendo una suerte de “tercera posición”. Y, desde luego, terciar en la disputa a partir del capital político que logren construir.

En rigor, el juego de Moreno y Fittipaldi ya genera algunos dolores de cabeza en el Centro Cívico, por ejemplo, al inmiscuirse en la interna del departamento Punilla. Allí construyen territorialmente y dicen ofrecer contención a dirigentes que, disconformes con el trato recibido, podrían terminar recalando en las filas del juecismo. Como contrapartida, demandan lugares en las listas.

Con regionales en Colón, Punilla, Río Cuarto, Cruz del Eje y San Martín, y epicentro en Capital, el armado apunta a conseguir un lugar expectable en la lista de legisladores provinciales, y también espacio en la lista que el oficialismo lleve para renovar sus filas en el Concejo Deliberante.