La vacante que deja el subsecretario de Trabajo es el eje de versiones cruzadas por el acuerdo entre Mauricio Macri y Santiago Caputo y, a la vez, por el entendimiento del Gobierno y los dialoguistas de la central obrera. Dura pulseada cegetista por el PJ
PorRicardo Carpena
¿Volverá el PRO a la Secretaría de Trabajo? Por ahora, todo es misterio. En el Gobierno, algunas fuentes aseguran que no será así, mientras que en el partido liderado por Mauricio Macri no lo descartan y se limitan a deslizar que esa posibilidad “por ahora está verde”. Lo cierto es que la administración de Javier Milei desplazó a Martín Huidobro, el segundo de Julio Cordero en la Secretaría de Trabajo, y para ocupar ese puesto tan codiciado se juegan muchos intereses y demasiadas presiones.
Sobre el área laboral de los libertarios parece recaer una suerte de maldición. Si bien es cierto que los funcionarios mileístas no se caracterizan precisamente por su estabilidad en los cargos, en Trabajo se superan casi todos los récords. Desde el 10 de diciembre de 2023 ya pasaron dos titulares de la Secretaría, cuatro subsecretarios de Trabajo y dos subsecretarios de Empleo, mientras que en abril pasado echaron a 13 funcionarios del área de administración por “severas irregularidades”.
Ahora, el alejamiento de Huidobro, un abogado que se desempeñaba en el Ministerio de Capital Humano, fue atribuido por voceros de la cartera encabezada por Sandra Pettovello a “un tema de reorganización que continuará en las próximas semanas” y el nombre del sucesor, que analizan la ministra y el secretario de Trabajo, dio pie a una verdadera escalada de versiones de todo tipo.
Hay quienes analizan este cambio a la luz de los acuerdos alcanzados por Mauricio Macri y el asesor presidencial Santiago Caputo tras la ayuda del PRO a sostener en Diputados el veto a la ley de financiamiento universitario. Así se abrió por fin la puerta a referentes del partido amarillo al gobierno libertario, como fue el caso de María del Carmen Tettamanti para conducir la Secretaría de Energía. Por eso crecieron los rumores de nombramientos de dirigentes y expertos macristas en Cancillería, la AFIP, Banco Nación, YPF y en áreas clave de Capital Humano como Educación y Trabajo.
En este último caso, en los últimos meses se abrió un canal de diálogo entre Pettovello y Macri que permite suponer que el jefe del PRO ahora también podrá sugerir nombres para la grilla del ministerio que conduce la amiga de Milei. Por eso las miradas apuntan a Jorge Triaca, ex ministro de Trabajo del gobierno de Cambiemos y máximo referente laboral del macrismo, de cuyos equipos surgieron varios de los funcionarios laborales de Milei como Omar Yasín, Horacio Pitrau, Mariana Hortal Sueldo y Liliana Archimbal (aunque en este caso es una funcionaria de carrera que creció durante el triaquismo). Incluso el principal experto laboral de La Libertad Avanza -que nunca aceptó un cargo- es Miguel Angel Ponte, ex secretario de Empleo en el Ministerio de Trabajo que encabezaba Triaca.
Curiosamente, al principio de la gestión, Pettovello vetaba candidatos a ocupar algún cargo en Trabajo que le sugería Yasín justamente porque eran cercanos a Triaca o se habían desempeñado con él. Pero, a la vez, el área laboral estaba llena de funcionarios de reconocibles lazos con el ex ministro macrista. ¿Triaca volverá a tener incidencia en la estructura de la secretaría que pilotea Cordero? “Hay voluntad de colaborar en las áreas donde se definan los proyectos y necesidades”, repiten en el PRO.
Jorge Triaca, entre Omar Yasín y Horacio Pitrau
El problema que se presenta en ese eventual escenario es que cualquier candidato a subsecretario de Trabajo debería cumplir un primer requisito: ser aceptado por la CGT o, al menos, no ser rechazado. El flamante acuerdo entre el Gobierno y la cúpula cegetista permite prever que un cargo tan decisivo del andamiaje laboral no será ocupado por ningún enemigo declarado del poder sindical.
Pero en ese punto es donde las líneas confluyen. Pese a su condición de dirigente del PRO, Triaca tiene una inmejorable relación con todos los sectores sindicales. En algunos casos, heredó los vínculos de su papá Jorge, ex dirigente del sindicato plástico y ex ministro de Trabajo de Carlos Menem. Y los profundizó a través de su tarea en temas laborales en los equipos técnicos del PRO, luego desde su banca de diputado, una consultora propia y finalmente la gestión ministerial, entre 2015 y 2018.
Para el sector dialoguista de la CGT no sería una mala noticia la llegada a la Subsecretaría de Trabajo de un experto sugerido por Triaca, aunque la postura del PRO, empezando por el líder partidario, es de una fuerte oposición al poder sindical: en el Congreso, sus legisladores eran partidarios de incluir en la Ley Bases las medidas más duras contra los bloqueos a las empresas, e incluso ahora el bloque de diputados impulsa junto con la UCR el proyecto de Democracia Sindical, que jaquea las reelecciones perpetuas, las cuotas solidarias (léase “la caja” sindical) y la falta de transparencia y de controles.
Mauricio Macri y Santiago Caputo
Mientras la Subsecretaría de Trabajo sigue vacante y en medio de suspicacias, el Gobierno se prepara para convocar a la mesa de diálogo con la CGT y los empresarios del Grupo de los 6. La primera reunión, encabezada por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se haría la semana que viene. Allí se buscará acordar políticas a futuro y se dará el puntapié inicial de una comisión técnica tripartita que intentará consensuar la reglamentación del artículo que penaliza los bloqueos sindicales.
Ambas iniciativas eran reclamadas por la CGT y la decisión libertaria de congraciarse con el sindicalismo se reforzará con una resolución que generará polémicas: pese a la promesa inicial de Francos, a la comisión técnica tripartita no será invitado el Movimiento Empresarial Anti Bloqueos (MEAB). “Sería una provocación a la CGT; tienen una postura muy radicalizada”, dijo un alto funcionario.
Será algo más que celebrará la dirigencia cegetista justo cuando afronta dos complejos desafíos: por un lado, está jugando a desactivar el paro del transporte del 30 de octubre tratando de que la Unión Tranviarios Automotor (UTA) llegue antes a un acuerdo salarial y pueda bajarse de la protesta. Si no adhieren los colectiveros, como se sabe, cualquier paro del transporte queda herido de muerte.
El otro desafío es netamente político-partidario. El sector dialoguista y sus aliados le hicieron un guiño a Axel Kicillof para que acepte presidir el PJ, como una forma de frenarle el paso a Cristina Kirchner, la gran enemiga interna de los moderados de la CGT. Pero al acto del gobernador bonaerense por el Día de la Lealtad en Berisso no sólo fueron los dialoguistas que horas antes lanzaron un documento en el que advertían que “no es con personalismos que vamos a encaminar la recuperación” del peronismo, en una clara crítica contra la ex vicepresidenta de la Nación. También concurrieron filo-kirchneristas como Pablo Moyano, kirchneristas declarados como Abel Furlán (UOM) y Pablo Biró (pilotos) y moyanistas como Juan Pablo Brey (aeronavegantes).
En las próximas horas se despejarán las dudas sobre la influencia de la CGT en la integración de las listas para la interna del PJ, cuyo plazo de presentación vence este sábado, pero hay un sindicalista que picó en punta para apoyar a Cristina Kirchner: el titular de SMATA, Ricardo Pignanelli, es candidato a una de las vicepresidencias del peronismo en la nómina que encabeza la viuda de Néstor Kirchner.
Esta semana, en declaraciones a una radio, el líder de los mecánicos afirmó: “Yo voy a acompañar a Cristina. Me gusta en el PJ. Es una mujer que trabaja de 8 de la mañana a 8 de la noche en el Instituto Patria. Si ese trabajo lo hace en el partido, vamos a encender la llama del Partido Justicialista”. Quien lo secunda en SMATA es Mario Manrique, el ultrakirchnerista que renunció hace pocos días a la CGT y que en 2023 propuso “prenderles fuego” a los empresarios del Foro Llao Llao. Entre tanta alusión a “encender la llama” y “prender fuego”, la dirigencia de SMATA puede quedar muy chamuscada.
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