La cara oculta de la inteligencia artificial es el trabajo invisible y precario que la sostiene

La cara oculta de la inteligencia artificial es el trabajo invisible y precario que la sostiene

Un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), titulado “La ilusión de la inteligencia artificial”, pone el foco en una realidad preocupante: detrás de los sistemas automatizados que prometen revolucionar la economía global, existe una fuerza laboral invisible, mal paga y expuesta a condiciones precarias.

Los expertos Uma Rani y Rishabh Kumar Dhir, autores del estudio, destacan que la inteligencia artificial (IA) depende de un modelo de trabajo conocido como “humanos en el circuito”, donde miles de personas realizan tareas esenciales para el funcionamiento de estos sistemas, desde etiquetar datos hasta moderar contenido. “Estos trabajadores no solo están precarizados, sino que también enfrentan serios riesgos para su salud mental, ya que suelen estar expuestos a material gráfico violento, discursos de odio y otros contenidos perturbadores”, advierten los economistas.

Trabajo invisibilizado, pagos mínimos

Aunque los sistemas de IA suelen presentarse como herramientas autónomas capaces de reemplazar a los humanos, la realidad es más compleja. Para que un modelo de lenguaje o un asistente virtual funcione correctamente, requiere que trabajadores humanos ajusten respuestas, corrijan errores y mitiguen sesgos. Estas tareas son tercerizadas a través de plataformas digitales que ofrecen pagos irrisorios. Según la OIT, en países en desarrollo, el ingreso promedio para estos trabajos no supera los 2 dólares por hora.

Además, los trabajadores carecen de protección social y están constantemente expuestos a decisiones automatizadas que pueden dejarlos sin empleo sin ninguna explicación ni posibilidad de apelación. “Esta dinámica genera insatisfacción e inseguridad laboral, además de desaprovechar el potencial de personas con altos niveles educativos que terminan realizando tareas rutinarias y mal remuneradas”, sostiene el informe.

Un modelo que perpetúa desigualdades

El informe también alerta sobre las implicaciones de este modelo para los mercados laborales globales. Por un lado, la fragmentación de las tareas en microtrabajos ofrece flexibilidad y una fuente de ingresos para quienes enfrentan barreras en los empleos tradicionales. Por otro, perpetúa la desigualdad económica al descalificar a los trabajadores y limitar su desarrollo profesional. “El modelo de crowdwork es un ejemplo claro de cómo la IA no está reemplazando a los humanos, sino que los está utilizando en condiciones de déficit de trabajo decente”, subraya Rani.

¿Qué se está haciendo al respecto?

A nivel global, algunas iniciativas buscan mejorar esta situación. La Unión Europea está implementando su Ley de Inteligencia Artificial, mientras que en Estados Unidos se ha emitido una orden ejecutiva que promueve la participación de trabajadores en las políticas relacionadas con la IA. Asimismo, proyectos como los Principios de IA de Fairwork y el Código de Conducta de Crowdwork intentan establecer mejores prácticas para proteger a quienes realizan estos trabajos.

Sin embargo, los expertos señalan que estas medidas son insuficientes, especialmente en los países en desarrollo, donde se concentra buena parte de esta fuerza laboral. “El futuro del trabajo en la era de la IA debería ser el de una colaboración genuina entre humanos y máquinas, no el de una fuerza laboral oculta y explotada. Solo así podremos garantizar una sociedad más equitativa y un futuro sostenible para todos”, concluyen los autores del informe.

El desafío: visibilizar y regular

La dependencia de trabajo humano en sistemas automatizados plantea preguntas urgentes sobre la ética y sostenibilidad de este modelo. Mientras que los avances en IA prometen mejorar la productividad, es fundamental garantizar que los beneficios se repartan de manera equitativa. Para ello, la OIT insiste en que el diálogo social, con trabajadores visibles en la mesa de negociación, debe ser central en la construcción de un futuro laboral donde la tecnología no perpetúe las desigualdades.

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