Son 57 los becarios del Conicet que no podrán obtener su título, a partir del achique que dispuso el Ejecutivo de las vacantes para las becas de finalización.
Como consecuencia de un nuevo recorte del Gobierno nacional, 57 becarios (o, en realidad, ex becarios) no podrán terminar su doctorado para recibir el título, ya que el Conicet no les otorgará la llamada beca de finalización que habían solicitado. Eso es porque, a partir del ajuste dispuesto por el Ejecutivo, las vacantes no alcanzan.
A partir de este momento, entonces, y para no quedarse a mitad de camino con sus estudios, los becarios deberán intentar convencer a las autoridades con las que hicieron la primera parte de su doctorado de que intenten sortear las trabas legales que les impiden dejarlos trabajar ad honorem, por el temor a un juicio laboral o porque no tendrían ART.
En caso de no lograrlo, la otra posibilidad que les queda es intentar terminar el doctorado afuera. Es decir, irse del país. O, en el peor de los casos, dedicarse directamente a otra cosa.
El pago de las becas, en duda
En Argentina el doctorado suele durar cinco años. Una forma de cursarlos es apelar a una beca doctoral del Conicet, de cinco años. Esas becas son justamente las que tanta polémica generaron desde el cambio de Gobierno, ya que en lugar del cupo de 1.300 que se había prometido en 2023, el Gobierno anunció que las reduciría a 600.
En los últimos meses se vienen repitiendo protestas por el ajuste en el Conicet.
Más tarde se ampliaron (por dos mecanismos distintos) a 950, pero se informó que en lugar de empezar a pagarse en abril, como se había dicho, los estipendios (de entre $ 600.000 y $ 746.000 mensuales) se empezarán a depositar recién el próximo mes. Algo que, en este contexto de ajuste feroz, resta por ver si finalmente ocurre.
Más gente en problemas
A los 57 becarios que no saben cómo hacer para terminar sus estudios hay que sumarle la situación que atraviesan otros 70 doctorandos que, luego de terminar su carrera universitaria, pidieron beca doctoral a organismos que no son el Conicet y que tienen una duración menor. Entre otros, la UBA o la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica, que dan becas doctorales cortas.
Históricamente, quienes aplicaban a esas vacantes descontaban que, cumplidos los tres años y siempre que hubieran tenido un buen desempeño, empalmarían sin problema con el mecanismo que el propio Conicet ofrece para estos casos: las llamadas becas de finalización de doctorado, que por supuesto duran dos años, y así se completan los cinco.
Según explicó el físico Jorge Aliaga, quien desde noviembre es miembro del directorio del Conicet en representación del Consejo de las universidades, “en 2014 fue la primera asignación de las becas de finalización, creadas justamente como un puente, porque tanto las becas de Agencia, que están asociadas a un proyecto de investigación, como las becas de la UBA, eran más cortas».
La bronca con el presidente del Conicet
Y detalló que «en los años que tengo registro, es la primera vez que hay más postulantes que cupo asignado. Siempre la cantidad de postulantes fue inferior al cupo. Si el año pasado hubiera sido ‘normal’, seguramente se habría ampliado el cupo”.
Hace poco más de un mes, el presidente del Conicet, Daniel Salamone, había asegurado que “la ejecución del presupuesto 2024 está garantizada, y no es cierto que lo vamos a desfinanciar o achicar”.
Y detalló: “Me refiero a todos los puntos que impactan en un presupuesto grande para las 27 mil personas que lo integran: los sueldos, las paritarias, los insumos para los investigadores y tantas cosas más”.
En ese momento, en diálogo con Infobae, también aseguró que “no se le debe un peso a nadie. Y en el caso de las becas, hubo un aumento junto a salarios, según las últimas paritarias”. Hasta se animó a afirmar que “los científicos pueden dormir tranquilos”. La realidad, está claro, es muy diferente. Por eso en todo el personal del Conicet hay mucho malestar con Salamone.
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