Por: Felipe Osman.

El metabolismo del gremialismo cordobés se acelera conforme se acerca la fecha límite fijada por Horacio Otero, delegado normalizador de la CGT Nacional, para intervenir la regional si una porción mayoritaria de los sindicatos de Córdoba no llega a un acuerdo para definir una nueva conducción.

Los sindicatos alineados con José “Pepe” Pihen, conductor del Movimiento Obrero Peronista, se reunieron el viernes pasado con representantes del Movimiento de Trabajadores de Córdoba, espacio liderado por Pablo Chacón, y propusieron a estos una lista con seis nombres para integrar la Junta Normalizadora que deberá definir la nueva conducción de la Regional.

El MTC, por su lado, se reunirá esta tarde para definir a sus candidatos a integrar esa junta, que en los próximos días se conformaría con igual cantidad de representantes de cada espacio. En principio, ese cuerpo se integrará con tres delegados del MOP y tres del MTC, aunque la junta podría terminar ampliándose a ocho participantes, con cuatro delegados por bando.

Desde el MOP apuntan que Pihen, último conductor de la central, conserva el aval de los 52 sindicatos federados que la integran, y a raíz de esta superioridad numérica aspiran a que el titular del SEP se mantenga el frente de la CGT Córdoba desde una conducción unipersonal.

Desde el MTC, en tanto, están dispuestos a construir una conducción colegiada de tres integrantes de la cual el legislador provincial participe, pero de ningún modo avalarían que el liderazgo siga en manos de una Secretaría General controlada por él.

La confianza del MOP radica, principalmente, en dos razones. La primera, que el criterio de unidad bajo el cual la CGT Nacional espera se lleve adelante la normalización de la regional juega a su favor, por mantener la mayoría de los sindicatos locales alineados detrás del titular del SEP.

La segunda, que muchos de estos gremios estarían dispuestos a abandonar la CGT si, como en algún momento apuntaron desde el MTC, se vetará la participación de Pihen en la nueva conducción.

Además, descreen de la “amenaza” de intervención de la CGT Nacional. Entienden que, mientras las partes demuestren disposición al diálogo, el plazo fijado por Otero para intervenir (31 de mayo) no será ejecutado, aún si para esa fecha no se hubiera definido la nueva conducción.

Para respaldar esa hipótesis traen a colación dos ejemplos: las normalizaciones de las regionales de San Juan y de La Matanza. En ambos casos el proceso se complicó, y en el segundo gran parte de los sindicatos terminaron desconociendo la intervención dispuesta por la CGT Nacional.

En pos de la unidad, hasta el momento el escenario más probable parece ser que la nueva conducción de la CGT Regional termine a cargo de un triunvirato integrado por un representante de los sindicatos vinculados a la actividad pública, uno ligado a la actividad industrial, y un tercer representante de los sindicatos de servicios.

En cuanto a los nombres, no hay precisiones, pero se especula que el primer asiento sería ocupado por Pihen, el segundo podría (o no) quedar para Rubén Urbano, y en el tercero podría aterrizar Edgar “Titán” Lujan, secretario general de Camioneros en Córdoba. Luján tiene dos puntos a favor, por tratarse de un dirigente gremial más joven que sus hipotéticos compañeros empezaría a desandar el camino de la renovación, una materia pendiente de la CGT Regional, y además mantiene buenas relaciones tanto con el MOP como con el MTC.

Finalmente, también se habla de Emiliano Gramajo, secretario general de Aoita, quien también está interesado en subirse a la renovación sindical.

Las 62 Organizaciones Peronistas, en tanto, se mantienen indiferentes a estas conversaciones, y concentran sus energías en potenciar el desarrollo territorial de su armado en el interior provincial.