La incorporación de 100 mil inscriptos en monotributo es clave para el último índice de desocupación que dio el INDEC. El análisis del año laboral según la CTA.
Lejos de una recuperación económica real, sin fortalecimiento del poder adquisitivo del salario, con la idea firme de consolidar la debacle de los sueldos mediante el techo del 1% para las paritarias que pretende imponer el ministro de Economía Luis Caputo, el Gobierno se ata a datos que le permitan hablar de “mejoras” y que “lo peor ya pasó”. Por ejemplo, el índice de desocupación medido por el INDEC.
Según el instituto de estadísticas oficial, la desocupación -que no es lo mismo que el desempleo– descendió 0,5 puntos en el tercer trimestre para ubicarse en el 6,9% de la población económicamente activa, con casi 1,6 millones de personas que buscan trabajo y no consiguen. En este marco, el monotributo cumple un rol clave.
¿Las empresas comenzaron a tomar personal luego de la debacle que significó la devaluación? No, para nada porque la tasa de actividad prácticamente no sufrió modificaciones y cristaliza el derrumbe del período presidencial de Javier Milei. El desempleo continúa firme y, es más, creció en el tercer trimestre de 2024. El detalle es que se incorporaron al universo laboral 100 mil monotributistas nuevos.
Más allá del monotributo
Hay otros números oficiales que dan vueltas y confirman esas cuestiones sobre el mundo del trabajo en la era Milei: el empleo formal asalariado privado cayó 0,1% en el tercer trimestre y 2,7% en la medición interanual. Entre el segundo y el tercer trimestre se destruyeron 8.233 puestos de trabajo en relación de dependencia.
Javier Milei celebró un número en el que tuvo mucho que ver el monotributo.
A la vez, la ocupación demandante (es decir, las personas que tienen trabajo pero buscan más) crece a ritmo sostenido. Solo en el tercer trimestre, trepó desde 16 a 17,6%. Los subocupados demandantes de empleo aumentaron en un año desde el 6,8% hasta el 8,1% actual.
El panorama laboral de 2024
Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA-Autónoma, especializado en materia laboral, remarca que no hay manera de discutir que el que se está yendo es un año muy malo para los trabajadores, tanto a nivel de empleo como de ingresos.
Destaca que «entre noviembre y agosto (último dato del que dispone el Observatorio) se habían perdido casi 200.000 puestos de trabajo registrados, la mayor parte de ellos en el sector privado, luego en el sector público, y una parte no menor en el caso de las trabajadoras de casas particulares”.
Y completa indicando que si bien en agosto ese proceso de deterioro permanente del trabajo registrado empezaba a frenarse, al menos en el sector privado, “todavía no hay señales de que se experimente un proceso de creación de puestos de trabajo. Así que ese retroceso del empleo fue muy marcado”.
Si se habla de sectores que perdieron trabajadores, Campos precisa que la destrucción más fuerte se dio fundamentalmente en construcción e industria.
“Son dos sectores que explican una parte muy importante del mercado de fuerza de trabajo formal. Pero convengamos que el proceso de destrucción de empleo formal venía del 2023. De hecho, la industria de la construcción empezó a caer en mayo del año pasado (en lo que respecta al empleo formal)», señala.
«En la industria, el empleo había empezado a caer en agosto (de 2023), junto con el empleo agregado, pero esta caída que venía del 2023 se intensificó mucho en los primeros meses del 2024, afectando fundamentalmente a construcción e industria”.
“Por el contrario, agro, energía, minería y también servicios financieros, fueron los únicos sectores que punta a punta están mostrando crecimientos netos de la cantidad de trabajadores y trabajadoras ocupados”, apuntó el especialista.
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