En silencio y casi sin vocería, se consolida un tercer conjunto de gremios que abroquela fuerzas para tener injerencia en la elección de la CGT. Mientras tanto Moyano abraza la vía diplomática y Barrionuevo alterna buenas con malas.
(Por Jorge Duarte @ludistas)
Ni gordos ni moyanistas" podría ser eslogan de un grupo cada vez más nutrido de sindicatos que empieza a convivir pensando en tener capacidad de injerencia en la definición de la futura CGT. Sigilosamente, y bajo el paraguas del Sindicatos en Marcha para la Unidad Nacional (Semun), ya hay más de 50 organizaciones que se reúnen y tienen en su interior históricos pesos pesados de la vida interna cegetista: Ferroviarios, Luz y Fuerza y Telefónicos, entre otros.
La novedad es que en las últimas semanas arrimaron al fogón a aquellos que supieron conformar las 62 Organizaciones amarillas en el gobierno de Cambiemos, (hoy en pleno operativo despegue y sobreactuando oficialismo). Ese movimiento hizo que se queden con sindicatos con gran cantidad de congresales en una hipotética compulsa, como son la Uatre de Ramón Ayala, los taxistas de José Ibarra o los petroleros de Antonio Cassia. La sinergia ya los presenta como un armado que podría convertirse en decisivo en el poroteo final del Congreso de renovación de autoridades.
Y hablando de taxistas, el retiro de Jorge Omar Viviani, el segundo tachero más famoso del país, podría ser la llave que le abra el camino hacia el Semun a un conjunto de sindicatos que conducía con el sello del MASA y que hoy quedaron huérfanos. De hecho la gran mayoría compartió espacio hasta hace apenas un par de años, cuando se produjo su ruptura, por lo que una fusión sería casi natural.
El problema, importante, que tiene ese amalgama de organizaciones en crecimiento por estas horas es la falta de vocería. Más allá de que Sergio Sasia, principal articulador del Semun, levantó fuerte su perfil en los últimos meses, a la mayoría de sus espadas sindicales no se les conoce la voz y son perfectos extraños para las grandes mayorías. Es más, algunos de ellos ni siquiera se pronunciaron para capitalizar lo que fueron "plenos" en las elecciones de 2019. Por ejemplo, el lucifuercista Guillermo Moser fue uno de los pocos que apostó fuerte en el armado de la logística de la prematura campaña del por entonces solitario Axel Kicillof. Puso a disposición locales y territorialidad a una candidatura bonaerense que apenas tenía cobertura de los medios. Sin embargo, la trama de esa relación casi no se conoce. Tampoco el tono discursivo del dirigente.
Sir Moyano de los camiones
Una semana atípica para los Moyano. Lejos del perfil combativo que supieron cultivar cuidadosamente a lo largo de su trayectoria sindical, se mostraron proclives al diálogo y a la diplomacia. Todo comenzó el lunes cuando Pablo Moyano estuvo a punto de pegar el faltazo a la presentación del megaplan de Juan Grabois que anticipamos en exclusiva la semana pasada. El cierre de ese acto estuvo cargado de tensión. A saber: sobre la hora el Movimiento Evita abandonó su idea original y negoció su ingreso; y hasta peleó para el cambio de nombre. De Plan San Martín migró al definitivo Plan Humano de Desarrollo Integral. Pero a la entrada de los albertistas le sucedió un llamado del dos de Camioneros avisando que se bajaba. Es que no se había percatado en la comunicación de la convocatoria que tenía que apersonarse a la sede de la Uocra, sindicato históricamente enemigo de Camioneros y con un pasado de enfrentamientos violentos entre ambos que reafirma esa condición. La situación terminó zanjándose cuando le expresaron lo que sucedía a Gerárdo Martínez: "Lo entiendo. Yo soy el local", concedió. El constructor lo telefoneó directamente y Pablo aceptó el convite. Así se mantuvo el bloque de gremios que habían comprometido la presencia y que, como también anticipamos, aportó un holograma de unidad sindical.
Una vez presentado el plan, muchos pusieron el foco en la brecha que separa a los millones de empleos que se propusieron crear, con las condiciones de trabajo y los salarios por los que pelean los Moyano. Frente a las consultas de este cronista, los conocedores del paño recordaron que no es nueva la convivencia de las dos situaciones. De hecho desarrollaron el "éxito" del caso testigo de La Plata donde la recolección se realiza con conductores Camioneros y el resto de las tareas quedan en manos de cooperativistas. "Esa sociedad se ve que tan mal no resultó porque el secretario General de Camioneros de La Plata terminó como funcionario de (julio) Garro". En efecto, se referían a Miguel Angel Forte, Secretario General Sindicato de Camioneros Seccional La Plata y actual Secretario de Transporte y Tránsito Municipalidad de La Plata, municipio gestionado por Juntos por el Cambio.
Pero lo más curioso del mundo camionero de esta semana fue la irrupción en los medios nacionales de Sergio Aladio. Se trata de un ex alfil santafecino que rompió con la Federación Nacional, separó a su sindicato de ese armado y revalidó su conducción independiente este año. Esa jugada provocó que desde Buenos Aires se promoviera la inscripción de una organización de Camioneros paralela para competir por la afiliación. Al margen de la disputa intersindical, a fuerza de bloqueos, que escandalizaron a dirigentes del PRO y generaron el repudio de los empresarios, Aladio le arrebató el espacio discursivo al ex líder de la CGT Azopardo. Y hasta, por un juego de roles, lo volcó a un lugar incómodo."Tenemos que terminar con los aprietes a quienes quieren y necesitan trabajar", atinó a declarar. en tono Marcos Galperín, Juan Chulich, el lugarteniente de los Moyano en Santa Fe.
Balas que pican cerca
La actividad gastronómica y hotelera pasa por uno de sus peores momentos históricos. Al margen del parate actual, la falta de previsiones de una nueva normalidad tiene al sector al borde de la bancarrota. Bien lo sabe Luis Barrionuevo, que explora cualquier alternativa para intentar la reapertura de los comercios. De hecho en la seccional cordobesa, que supo ser díscola hasta que la intervino para designar a Juan Carlos Rousselot, ya encaró la vía judicial. Más allá de que obtuvo un primer revés, la idea intenta ser punta de lanza y apurar a otros distritos a tomar una salida similar. Por cierto, y porque seguramente se lo están preguntando, Juan Carlos Rousselot es hijo del recordado ex intendente de Morón que estuvo detenido por actos de corrupción y que supo integrar con "bandeja" el recordado grupo de "Los Doce Apóstoles" que uniera fuerzas en los tardíos 80´s para respaldar la candidatura presidencial de Carlos Saúl Menem.
Mientras batalla por poner en marcha la gastronomía, recibió una serie de buenas nuevas. Su obra social fue de las más beneficiadas en las últimas transferencias del Estado para reforzar las golpeadas arcas de las obras sociales sindicales. El aporte tiene lógica, más allá de las especulaciones por una hipotética devolución de favores por el acompañamiento de Graciela Camaño al oficialismo en su decisión de revisar el traslado de diez jueces, OSUTHGRA está entre las que más sufrió el efecto de la pandemia, junto con la de los mercantiles y los constructores.
La mala emergió de un thriller policial que pasó desapercibido pero que picó cerca de su entorno. Es que en los últimos días un empresario declaró como arrepentido en una causa en la que se investiga el pago de coimas para desarrollar juego clandestino en Rosario, en un haz de relaciones que vincula también a Los Monos. Se trata de Leonardo Peiti que, según la propia declaración de su abogado, tiene empresas de juego legal en Formosa, Mar del Plata, Misiones y Paraguay y que maneja el casino del Hotel Sasso, que pertenece a la Unión de Trabajadores Hoteleros, Gastronómicos y Afines (Uthgra),
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