El líder de Camioneros se comunicó este martes con Héctor Daer y Gerardo Martínez para asegurarles que la amenaza de paro que había lanzado Pablo, su hijo mayor, no contaba con su respaldo. Era la señal que esperaban los "gordos" para avanzar con una mesa de diálogo con el Gobierno y las cámaras patronales.
Por
MARIANO MARTÍN
La reunión este martes de la "mesa chica" de la CGT concluyó sin sorpresas con la decisión por consenso de abordar una etapa de diálogo con el Gobierno aunque dejó también una singularidad que promete repercusiones: a pesar de estar ausente, Hugo Moyano les hizo saber a los principales referentes de la central obrera que no estaba de acuerdo con la propuesta que había lanzado el día anterior su hijo mayor y adjunto en Camioneros, Pablo, sobre un posible nuevo paro nacional de actividades. Fue el blanqueo ante los referentes de los mayores sindicatos de una crisis que arrastra la familia en los últimos años pero que hasta ahora se mantenía en reserva.
La discrepancia explica entre otros factores la decisión de Pablo Moyano, cosecretario general de la CGT, de no asistir a la reunión que se llevó a cabo por la tarde en la sede de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN). El dirigente había enunciado el lunes en El Destape Radio su predisposición a impulsar un tercer paro nacional contra el Gobierno, o bien una gran movilización antes de fin de año. En el propio entorno del camionero admitieron que esa declaración frustró un intento del sector más confrontativo por convencer a los espacios dialoguistas de avanzar en una muestra de fortaleza callejera ante la administración de Javier Milei.
Pero el efecto más contundente fueron las comunicaciones que Hugo Moyano mantuvo con al menos dos pesos pesados de la CGT, el cosecretario general Héctor Daer (Sanidad) y el albañil Gerardo Martínez (Uocra) para exponerles su desacuerdo con su hijo mayor. Y, más aún, ratificar por si hubiera hecho falta que la última palabra en Camioneros corría por su cuenta. El líder familiar había dado a entender en varias oportunidades ese orden jerárquico (con cierres de paritarias de las que excluyó a Pablo o reuniones con el Ejecutivo a las que asistió en reemplazo de su heredero) pero nunca hasta ahora de manera tan explícita ante la interna de la central obrera.
Las desavenencias en la familia sindical más famosa se remontan a la pandemia, cuando las finanzas de la obra social de los Camioneros (Oschoca) mostraron números alarmantes. La prestadora está bajo el monitoreo de Liliana Zulet, esposa de Hugo, y esos números en rojo contrastaban con una aparente bonanza de Iarai, la gerenciadora a cargo de la "primera dama" del gremio. Desde entonces Pablo no dejó de reprocharle a su padre por esa tercerización. En paralelo creció otra interna entre Pablo y Facundo Moyano, exdiputado y regresado al sindicato de personal de peajes (Sutpa), quien influyó sobre el padre de ambos para que dejara de lado viejas rencillas en CGT y retomara diálogo con históricos rivales como los "gordos" de los grandes gremios de servicios, entre los que se destaca Héctor Daer.
La crisis familiar era un secreto a voces pero su exhibición abre interrogantes en varios frentes. Uno de ellos, el futuro de Pablo en el triunvirato de conducción de la CGT. Cada vez que el heredero amagó con dejar ese cargo, Hugo dejó trascender que podría cubrir esa vacante con otro dirigente de Camioneros. Otro espacio en el que busca fortalecerse el hijo mayor de la familia es la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), el sello mayoritario en la actividad que viene de realizar un paro de actividades el 30 de octubre junto con otro grupo de sindicatos, la Ugatt.
No obstante esa medida de fuerza abrió una nueva fractura con los colectiveros de UTA, la Unión Ferroviaria y últimamente con Omar Maturano, de los maquinistas de trenes de La Fraternidad. La posibilidad de una nueva protesta sectorial antes de fin de año deberá contemplar esas deserciones y despejar la incertidumbre respecto de la postura de Hugo, quien respaldó a su hijo mayor en el último paro aunque dio señales de no estar dispuesto a exponer al sello a otra protesta en el corto plazo.
La reunión de la mesa chica de la CGT sirvió también para analizar ele vínculo pendular de la CGT con el Gobierno y dar un primer aval al llamado a un encuentro de diálogo tripartito con el Grupo de los Seis, que reúne a las patronales más importantes de la industria, el campo, el comercio, la construcción, la banca y las finanzas. Asistieron a UPCN el dueño de casa, Andrés Rodríguez, los hermanos Héctor y Rodolfo Daer (Alimentación), Gerardo Martínez, Carlos Acuña (estaciones de servicio), Juan Carlos Schmid (portuarios), Cristian Jerónimo (personal del vidrio), Sergio Romero (docentes, UDA), Alejandro Amor (municipales porteños), Julio Piumato (judiciales), Jorge Sola (seguros) y Miguel Paniagua (espectáculos públicos).
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