Envió a uno de sus hombres a normalizar la central sindical cordobesa y puso como plazo fin de mayo para que se elijan nuevas autoridades. En Córdoba, desconfían de la urgencia.
Aún continúan en Córdoba las repercusiones del paso de Horacio Otero, el enviado por uno de los triunviros de la CGT Nacional, Héctor Daer, para normalizar la regional cordobesa de la central sindical. Escala en la que, además, puso como plazo fines de mayo para que haya acuerdo entre los distintos gremialistas en Córdoba; o, en su defecto, se avanzará con una intervención desde Buenos Aires.
La jugada está siendo observada de reojo por el gobernador Juan Schiaretti, quien hasta ahora tuvo un año tranquilo en términos de reclamos sindicales. Y donde, el actual titular de la CGT cordobesa es José Pihen, un histórico delasotista que lidera a los estatales provinciales del SEP (Sindicato de Empleados Públicos) y que además es legislador provincial por el schiarettismo en la Unicameral.
Pihen asumió su último mandato en 2016 ante la objeción de varios de sus pares. Y en un contexto en el que la CGT cordobesa ya contaba con una fractura previa, cuando alfiles del sindicalismo cordobés se enrolaron en las filas del kirchnerismo en el momento en el momento de máxima tensión entre la expresidenta Cristina Kirchner y el exgobernador José Manuel de la Sota, durante el último mandato de ambos.
Para dar nacimiento a la CGT Rodríguez Peña, con el peso protagónico del Surrbac, el gremio de los recolectores de residuos en Córdoba que lidera la familia Saillén; el Suoem, que son los municipales liderados por Rubén Daniele; y Luz y Fuerza, el gremio más combativo en contra de Schiaretti.
Sin embargo, y a pesar de esas diferencias, buena parte de los referentes gremiales cordobeses -a excepción de las 62 Organizaciones- fueron convocados al encuentro con Otero, el hombre que fue claro en cuanto a normalizar la central sindical cordobesa, al decir que el mandato de Pihen es nulo. De hecho, ya en la sobremesa del asado en el camping de la UOM, les informó que la intervención es una posibilidad concreta en caso de que no lleguen a un acuerdo cordobés.
"No vino a normalizar, les vino a avisar que los va a intervenir", contó un conocedor de la interna gremial que se vive en Córdoba. Y aquí, el punto está en la sucesión de Pihen y en cómo puede afectar esto la relación de los sindicatos con El Panal.
El titular de la CGT cordobesa, José Pihen.
Detrás de la sucesión del actual secretario general están dos sindicalistas de peso y de muy buena relación en su momento con el exgobernador De la Sota: Pablo Chacón, titular de los Mercantiles; y Rubén Urbano, el hombre de la UOM. Este último, en el nuevo esquema de los metalúrgicos a nivel nacional, quedó dentro de la conducción y es la primera vez que Córdoba coloca un hombre en el armado nacional de la UOM. Sin embargo, a pesar de que en un momento hicieron trascender que no había intenciones de Urbano de asumir con un cargo en Córdoba, ahora no lo mira con desagrado.
Es más, fue uno de los más críticos en las últimas horas al señalar que "la CGT cordobesa no puede ser conducida por un jubilado", en referencia a la pasividad en la que ingresa Pihen.
Algunos dirigentes que hablan con el Centro Cívico reconocieron a LPO que Schiaretti no mira con malos ojos que la CGT sea conducida por un líder de un gremio de la producción. Alguien que tenga contacto con el sector privado. Pero antes, debe ser unificada.
Y saben, también cerca del gobernador, que el plazo para presentar una comisión normalizadora en la central sindical vence el 30 de este mes.
En el medio, habilitó un adelanto que benefició a los estatales de Pihen: el 10% de aumento que se iba a aplicar en julio, lo adelantó a mayo. Todo, en la misma semana en la que el líder del SEP tambalea.
Por su parte, desde Buenos Aires, tanto Armando Cavalieri, como la cúpula de la UOM nacional, y otros sindicatos de peso, saben que la intervención es una opción concreta. Por eso, hubo varias charlas en despachos porteños recomendando a los cordobeses que "no se dejen intervenir la CGT".
En Córdoba, las 62 Organizaciones prefiere observar la tensión a la distancia. Aunque ambos líderes, Sergio Fittipaldi y Ricardo Moreno, se reconocen cercanos a gobernador y preparan una recorrida por otras filiales en el norte para ser el brazo sindical del proyecto "Schiaretti presidente".
Mientras, corren al resto con la cantidad de gremios que nuclean: "Chacón y Urbano tienen gremios con muchos afiliados, pero la votación es: un gremio igual a un voto. Y nosotros tenemos 56 de los 130 sindicatos que hay en Córdoba con personería".
Asimismo, el otro que observa desde Buenos Aires la movida es Pablo Moyano, también triunviro de la CGT Nacional. El hijo de Hugo respalda a Edgar Luján, el líder de Camioneros en Córdoba que también es cercano a los que quieren desplazar a Pihen. Pero, además, los Moyano empezaron a cultivar un vínculo con Emiliano Gramajo, titular de Aoita, el gremio de los choferes interurbanos.
La cuenta regresiva comenzó y en Córdoba saben que, si no hay unidad y acuerdo sindical, la intervención está cerca.
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