El diálogo que muestran el Gobierno y la CGT no es lineal ni está exento de interferencias porque hay sindicalistas de peso que, envalentonados con la participación de la central en la marcha antifascista del último sábado, quieren que se empiece a mostrar otra cara, más combativa. Lejos además del techo paritario del 1% que impone el ministro de Hacienda, Luis “Toto” Caputo, lo que despertó tensión. Mientras Luis Barrionuevo coloca unas fichas en un armado político sindical que ya tuvo bajas.