Los números entre enero y septiembre del año pasado subrayaron que hubo un incremento del 5,5 por ciento respecto de igual período del 2019. También crecieron los incidentes en los lugares de trabajo.
La semana pasada, dos obreros fallecieron en una empresa en la localidad de las Flores, luego de ser afectados por gases tóxicos de una cámara séptica. Al parecer, uno de los trabajadores ingresó al lugar a hacer tareas de mantenimiento, y se vio afectado por la inhalación del aire viciado, y se desmayó. El otro empleado fue a auxiliarlo, y también fue afectado por la situación. Pese a que fueron trasladados al hospital local rápidamente, Manuel Figueroa Miranda, de 33 años, oriundo de City Bell, y su compañero murieron a las pocas horas. El caso conmocionó a la localidad bonaerense, y volvió a instalar el tema de las muertes laborales en el país, que luego una baja lógica durante la pandemia, ahora experimenta una tendencia alcista. De hecho, los datos preliminares de 2022 marcan una suba, tanto en los accidentes como en las muertes de trabajadores.
El último reporte del Departamento de Estudios Estadísticos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) hace un análisis preliminar de la accidentabilidad laboral en 2022 bajó, y marcó una suba tanto en los accidentes como en los fallecimientos. Los datos provisorios muestran que “entre enero y septiembre de 2022 se notificaron un total de 424.563 casos de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, determinando un aumento del 2,1 por ciento respecto del mismo período de 2019”. “En el 98,5 por ciento de los casos se trata de trabajadoras y trabajadores de unidades productivas, mientras que el 1,5 por ciento restante involucra a trabajadoras y trabajadores de casas particulares”, aseguró el reporte, al que tuvo acceso Data Gremial.
Durante este período se registraron “96.661 accidentes in itinere, 1,5 por ciento más que en el mismo período de 2019”, en tanto que “aquellos accidentes y enfermedades profesionales que ocasionaron días de baja laboral alcanzaron los 264.347 casos, lo que marcó un descenso del 0,3 por ciento respecto de los reportados en 2019”.
Por su parte, “el total de casos mortales alcanzó los 443 fallecimientos: 238 ocurrieron en lugar y en ocasión del trabajo y 205 fueron accidentes de trayecto”. “Estos valores determinaron – respecto del mismo período de 2019 - un aumento del 5,5 por ciento del total de trabajadoras y trabajadores fallecidas/os: los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales mortales se incrementaron un 3 por ciento y los accidentes in itinere mortales un 8,5 por ciento”. “Este incremento en los números absolutos de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales debe contextualizarse en el aumento de la cobertura del sistema: el promedio de trabajadoras y trabajadores cubiertos en unidades productivas entre enero y septiembre de 2022 es de 9.409.920, un 2,3 por ciento más que en el mismo período de 2019”, argumento la SRT.
Casos resonantes
En los últimos años, luego de un aumento de la cantidad de accidentes y muertes en el ámbito laboral, la pandemia generó una baja de esos datos, que ahora recupera su ritmo hasta la irrupción de las medidas de aislamiento por el coronavirus. Para muchos gremios, el aumento de la accidentalidad apunta a la precarización laboral. En este tiempo, hubo varios casos que generaron protestas y dejaron al descubierto este fenómeno. El 9 de septiembre de 2016, en la cabecera Barracas de la línea 60 de colectivos, el electricista David Ramallo murió aplastado por la unidad en la que trabajaba. Un aparente fallo del autoelevador precipitó la tragedia, y los esfuerzos de sus compañeros fueron inútiles. Ese mismo día, habían muerto en sus ámbitos laborales otros dos trabajadores: “charly” Alcaráz en una obra en construcción en Villa Crespo, y Diego Soraire en el INTA.
Otro sector que lamentablemente fue noticia por los accidentes fatales es el subte. El último caso fue en diciembre del 2016, cuando Matías Kruger murió por una descarga eléctrica mientras trabajaba en los talleres San José. Además, en abril del año pasado, dos obreras de la empresa AESA, que presta servicios para YPF en el yacimiento de Loma Campana, sufrieron importantes accidentes causándoles graves lesiones. Las obreras fueron Carmen Rivas, de 38 años, quien recibió quemaduras en las vías aéreas por inhalación de gas. Su compañera, Melanie Sot de 22 años, sufrió lesiones en los antebrazos.
Asesinatos laborales
Luego de aquel día negro de septiembre, se formó el colectivo Basta de Asesinatos Laborales (BAL), conformado por familiares y compañeros de trabajo de las víctimas para exigir justicia por estas “muertes invisibles”. Este año volvieron a denunciar lo que las empresas “ocultan, lo que los sindicatos ignoran, los que los gobiernos callan y lo que los grandes medios tergiversan”, “Si pudo evitarse no fue un accidente, es un asesinato laboral”, insisten.
Desde el espacio denuncian que las condiciones de precarización laboral e insalubridad implican la falta de condiciones que garantizan la seguridad vital. El cuarto informe anual del espacio Basta de Asesinatos Laborales que se presentará en octubre de este año tiene como primer dato que ocho trabajadores murieron por día durante el 2021. Este informe llevado a cabo por el Observatorio de BAL realiza un relevamiento de los fallecimientos anuales por rubros, análisis sobre las condiciones de seguridad, salud e higiene laboral, denuncias laborales y luchas de los trabajadores.
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