Preso hace un año, su rival en el SOMU dice que continúa teniendo poder.
Con el dirigente Omar “Caballo” Suárez preso desde hace un año, y a menos de un mes de las elecciones en el estratégico gremio de los marítimos (SOMU), un escándalo salpica al ministro de Trabajo Jorge Triaca y su equipo: desde el mismo gremio denuncian un acuerdo en las sombras entre el ministerio, la intervención, y dirigentes aliados del “Caballo”.
Entre el 18 y el 22 de diciembre se celebran las tan ansiadas elecciones que traerían la “renovación” a uno de los gremios más conflictivos y más identificados con el gobierno anterior. Pero su líder, el gremialista favorito de Cristina Kirchner, sigue, aun desde la cárcel, dominando el territorio.
Orlando Alfaro es un dirigente sindical de raíz peronista, de larga data en los marítimos que, como casi todos en el gremio, tuvo sus comienzos bajo el ala de Suárez. Sin embargo, desde hace varios años es su más ferviente opositor. Con fama de indomable y cercano al fallecido Gerónimo “Momo” Venegas, armó la lista 33, con vistas a las elecciones que terminarían con la intervención y traerían transparencia al gremio. Su idea era competir con la lista 20, de Rubén Manno –ayer colaboracionista de Suárez, hoy cercano a la intervención– y la 18, de Raúl Durdos, aliado de Hugo Moyano, líder de Camioneros. Pero, por lo menos hasta el cierre de esta edición, no podrá ser.
Lo que denuncia Alfaro ante NOTICIAS es, cuando menos, inquietante: las dos listas que competirán en las próximas elecciones internas del SOMU están plagadas de aliados del “Caballo” Suárez. Y todo con el visto bueno del Gobierno.
La trastienda
Según Alfaro, en un almuerzo organizado por “Momo” Venegas en la sede de UATRE veinte días antes de su muerte, el dirigente y operador gremial favorito de Cambiemos los reunió a él y su gente con la mesa chica del Ministerio de Trabajo. El objetivo: convencerlos de que fueran a elecciones en una “lista de unidad” con los candidatos del “Caballo” Suárez, entre ellos, Rubén Manno y Tomás Martínez. Alfaro, aliado del “Momo”, se negó: “El Presidente dice ir contra las mafias sindicales pero Triaca recicla a la gente del ‘Caballo’ en esta elección”.
Sin embargo, oponerse tuvo un costo altísimo: lo dejaron afuera de la elección. Su lista, la 33, no sólo fue impugnada sino que hasta lo borraron del sistema. Su nombre no aparece ni en el padrón de empresa ni en el electoral. Como si no fuera un trabajador activo ni estuviera afiliado al sindicato, ambos requisitos para poder presentarse a elecciones. Sin embargo, tiene su recibo laboral al día y su carnet de afiliado, casualmente firmado por el interventor que ahora lo desconoce.
Desesperado y a contrarreloj, Alfaro siguió todos los pasos administrativos en el Ministerio de Trabajo para que su candidatura fuera aceptada, pero sospecha que “cajonearon” su expediente. Ahora es la Cámara Nacional de Apelaciones la que debe expedirse en las próximas horas.
A días del debate legislativo sobre la reforma laboral, el gobierno de Mauricio Macri necesita más que nunca mostrar al SOMU como un caso de éxito de “limpieza” y democratización sindical. Pero la realidad dista mucho del relato.
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