Un informe del sector revela el impacto que tuvo en los distintos eslabones del sector el desplome de las ventas por la pérdida de poder adquisitivo de la población.
Por Mara Pedrazzoli
Una encuesta de la Fundación Pro Tejer reveló que la mitad de las empresas consultadas debió tomar medidas que perjudicaron a las fuentes de empleo, ante la crisis que atraviesa el sector. Despidos, suspensiones, reducción de turnos y cancelación de horas extras son las palabras que describen el estado de situación. El sindicato de textiles (AOT) reconoce que unos 1.500 trabajadores se ven afectados por estas medidas, pero las cifras cambian día a día. Casi la totalidad de los empresarios encuestados atribuyó esta dinámica a la pérdida del poder adquisitivo de la gente que provocó un desplome en las ventas. La caída afecta a todos por igual, es el ocaso de un sector que hasta 2023 vivió tres años consecutivos de creación de empleo y récords en inversión en maquinarias y tecnología.
“En el primer trimestre, tuvimos que cerrar turnos de trabajo pero ahora debimos recortar nuestro equipo de colaboradores en un 20 por ciento”, sostuvo el director de Pro Tejer y dueño de una de las pocas fábricas de hilados sintéticos del país, Luciano Galfione. “Estamos trabajando al 20 por ciento de uso de la capacidad instalada y eso nos genera que no lleguemos a cubrir ni siquiera los costos fijos”, afirmó.
En el sector describen una situación en donde la demanda cae como por efecto dominó: primero en las compras de prendas de vestir y luego en la demanda de insumos para su elaboración. En ese segmento opera la empresa familiar de Galfione, de porte mediano y con instalaciones en La Plata y en CABA, que hasta febrero contaba con unos 200 trabajadores y trabajadoras.
De acuerdo a la encuesta citada, el 51 por ciento de las empresas tomó alguna medida que afectó al empleo en los primeros meses de 2024. Ya sea un recorte de turnos, cancelación de horas extra, no renovación de contratos, suspensiones y/o despidos. La cadena de causalidad es simple: menos ventas, menos producción, menos empleo. “Estamos todos atravesando una situación similar”, afirmó Yeal Kim, ex titualr de Pro Tejer y presidente de Textil Amesud, una tejeduría de punto y tintorería de nivel internacional, ubicada en el corazón de San Martín que hasta hace poco empleaba una 380 personas.
“El freno en la actividad nos llevó a recortar turnos y días de producción. Ya dejamos de trabajar dos días de la semana y nos vimos obligados a recortar nuestro personal en un 15 por ciento”, reconoce. “En los próximos meses vamos a tener que recortar un 15 por ciento más”, advierte y relata que las ventas de tejidos les cayeron más de un 40 por ciento en los últimos tres meses.
La producción textil es fundamentalmente federal, las pérdidas de puestos de trabajo afectan a todo las jurisdicciones del país. En Tierra del Fuego la primera treintena despidos se conoció en febrero, en la firma Australtex, que puso en vilo al resto de la industria y anticipaba un pésimo año en el rubro. La más reciente noticia fueron las cuarenta desvinculaciones de la brasilera Coteminas, radicada en Santiago del Estero, que produce sábanas y toallas para el mercado interno.
También sacudió al sector los despidos de 85 operarios de la empresa Topper sita en Tucumán, que había sido sede de despidos masivos en la por entonces llamada fábrica Alpargatas en el año 2018. Topper es una de las fábricas de zapatillas más grandes del país, con algo más de 1000 trabajadores directos.
Según declaraciones del Secretario adjunto de la Asociación Obrera Textil (AOT), José Listo, en diálogo con la agencia de noticias NA, “en la actualidad, más de 1.500 trabajadores del sector sufren suspensiones parciales o reducción de la jornada laboral, reflejando la continua crisis que enfrenta la industria textil en el país”.
Para Pedro Bergaglio, socio gerente de la empresa Tricofix, “las ventas en mostrador cayeron un 50 por ciento y por tanto, la producción se contrajo. Hoy estamos trabajando a la mitad de la capacidad instalada y haciendo todo lo posible para poder sostenernos. El mostrador está muy duro. Hubo días que no se abrió la caja, es decir, que no hubo ni una venta. Esto no se ha visto ni en las peores crisis”.
Retomando los datos de la encuesta Pro Tejer, el 87 por ciento de las empresas encuestadas registraron caída en los volúmenes de ventas en el primer bimestre del año contra igual período de 2023. Y casi la totalidad de ellas atribuyen esta dinámica a la pérdida del poder adquisitivo de la población.
En promedio, según el relevamiento de Pro Tejer la producción textil cayó un 35 por ciento. Y las perspectivas no son buenas a futuro tampoco, ya que el 79 por ciento de las empresas no realizará inversiones durante el 2024 y/o han cancelado inversiones previamente planificadas, según esta encuesta. El 69 por ciento de las empresas registraron caídas en la utilización de su capacidad instalada. Esta situación va postergando decisiones de inversión en renovación de equipos, en un sector muy dinámico en materia de actualización tecnológica de la maquinaria. Según datos de Indec, la elaboración textil utilizó apenas el 36,7 por ciento de su capacidad instalada en enero.
El textil es un sector con predominio de empresas pymes y mano de obra intensivo, donde –a diferencia de una gran cantidad de países- Argentina posee producción local en casi toda la cadena de valor. En los eslabones primarios, se produce fibra de algodón- La producción primaria de algodón se concentra en Santiago del Estero (58 por ciento) y Chaco (30 por ciento. La producción de hilados y tejidos es más capital intensiva, y es el eslabón más concentrado de la cadena de valor. En tanto que el tramo final dedicado a la confección contrata cerca de 200.000 personas, mayormente en la informalidad y se localiza en la región metropolina de Buenos Aires.
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