La dirigencia nacional del gremio de obreros de la construcción desplazó al interventor Carlos Vergara y su reemplazo llega desde Mar del Plata.
El interventor gremial de seccional platense de la Unión de Obreros de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), Carlos Vergara, fue desplazado de su cargo por orden de la conducción nacional de esa organización sindical, que encabeza el histórico dirigente Gerardo Martínez y quien dispuso como reemplazante al actual titular de la seccional Mar del Plata, César Trujillo.
El cambio de rumbo se da en medio de la normalización del gremio iniciada tras la detención del excacique sindical, Juan Pablo “Pata” Medina, en el año 2017, cuando fue detenido y procesado por la justicia Federal de Quilmes. En la actualidad está con arresto domiciliario y promete por redes sociales, volver a la actividad.
Trujillo ya fue interventor de la seccional platense del gremio en el año 2001, cuando también había sido detenido Medina, en una causa que finalmente fue cerrada. Tras las elecciones post intervención, Medina recuperó la conducción sindical.
La escalada de violencia que se vive en la delegación platense mantiene en vilo a las autoridades judiciales de la capital provincial. La muerte de César “Titi” Navarro, quien fue baleado en Berisso, avivó las llamas de un conflicto que nunca encontró paz, pese a la intervención que está a punto de cumplió tres años y nunca logró pacificar el conflicto.
Tal como viene informando 0221.com.ar muchos empresarios, off the record sostienen que siguen los pedidos de pagos de extorsiones "para garantizar la paz social y laboral en el sector", pero no se atreven a radicar la denuncia penal correspondiente por temor a represalias.
Antes de llegar a La Plata, Vergara encabezó otras intervenciones. En 2008, fue enviado a la sede en Quilmes luego de que los sectores liderados por Juan "El Lagarto" Olmedo se tirotearan con sus pares de Lomas de Zamora. En 2013, fue enviado como interventor a la UOCRA Rosario y mediador en la seccional San Lorenzo, donde se registraron denuncias por irregularidades de todo tipo. Hace poco más de un año, dos colaboradores de su gestión fueron baleados, uno de ellos murió.
El 10 de octubre de 2019, un fallo de la justicia Laboral dejó en evidencia a la intervención del gremio por la conducta desplegada en el conflicto desatado a fines de agosto de ese año en la Destilería local. Luego de varias episodios de incertidumbre y alta tensión el conflicto se judicializó. El Tribunal de Trabajo 4 de La Plata ordenó la inmediata restitución de los delegados elegidos por los trabajadores. En la resolución los magistrados entendieron que el gremio atentó contra la libertad sindical de los trabajadores.
Carlos Gabriel Juárez y el fallecido Navarro fueron electos representantes gremiales por el voto directo de los trabajadores de la empresa AESA. Pero los delegados fueron desconocidos por el gremio que intentó imponer una persona ligada al interventor Vergara. Esa situación sumada a una incorrecta liquidación de haberes hizo estallar el conflicto que puso en riesgo más de 180 puestos laborales junto a una inversión millonaria.
La comitiva de cuatro trabajadores que fueron a plantear el problema y buscar ayuda de la CGT local juró ante los dirigentes gremiales que los recibieron que no tienen nada que ver con una interna sindical. "La intervención de Vergara nos abandonó, no tenemos nada que ver con el Pata Medina y nos acusan de quilomberos, lo único que queremos es elegir a nuestro delegado, que nos paguen lo que nos deben y volver a trabajar", dijeron los despedidos.
"Los trabajadores en solidaridad con nosotros pararon la obra, vino gente de la intervención de Vergara, con barras y amenazó a los trabajadores para que retomen" las tareas "pero no se dejaron apretar y nos siguen acompañando", expresó entonces otro de los despedidos ante los sindicalistas.
Vergara fue denunciado por el homicidio de Navarro. Los denunciantes sostienen que entre sus filas hay integrantes de la barra brava de Estudiantes de La Plata que, armas en mano, siembran el terror a quienes se atrevan a desafiar la actual conducción sindical.
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