"Si llego a ser electo, me voy a poner al frente de la campaña contra el hambre en Argentina", dijo Alberto Fernández en octubre de 2019, pocos días antes de convertirse en mandatario. Tras una primera reunión extraoficial con personalidades como Marcelo Tinelli y Estela de Carlotto, el encuentro formal que inauguró la Mesa Argentina Contra el Hambre fue el 20 de diciembre de ese año en la Casa Rosada. Trece meses después, la foto de aquel equipo interdisciplinario se redujo a un grupo técnico de trabajo.
El programa depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, a cargo de Daniel Arroyo, y del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, presidido por Victoria Tolosa Paz. "Ambos estamos encargados de coordinar la mesa, que nació con grandes personalidades, como suele pasar con muchas iniciativas, y hoy se transformó en talleres", explicó la funcionaria.
Además, Tolosa Paz aclaró que el programa "no tiene un presupuesto" porque "no es una cartera ministerial, sino una consigna que busca y refleja los sectores que no acceden por sus propios medios a tener un plato de comida en su casa". Así, los fondos para llevar adelante las políticas provienen del Ministerio de Desarrollo Social, que comparte las medidas como la tarjeta alimentaria.
Sobre la intervención de las figuras de los primeros encuentros, el ministro Arroyo señaló, en diálogo con LA NACION: "Tuvimos una reunión virtual en agosto que se transformó en tres comisiones de trabajo y luego todos han seguido participando, ha habido una continuidad. Lo virtual nos dio espacio para colaborar y generar condiciones para encarar la tarjeta alimentaria".
Sin embargo, las personalidades convocadas en aquella mesa de 2019 que fueron consultadas por este medio reconocieron haber perdido el vínculo con el programa. Comentaron que no los volvieron a invitar para trabajar en el proyecto o bien ellos mismos decidieron alejarse.
Para Narda Lepes, invitada para exponer su visión sobre la alimentación, la iniciativa fue un trabajo interdisciplinario para escuchar distintas voces y así armar el proyecto. "Solamente fui y hablé en la primera reunión de diciembre. Dije que estamos confundiendo comestible con alimento, que necesitábamos una ley de etiquetado. En la otra, solo asistí y escuché. Había más técnicos y eso fue todo".
Además, Lepes argumentó que en los siguientes encuentros los asistentes tenían un carácter más técnico sobre la alimentación: "Los proyectos eran para especialistas, sé que convocaron a nutricionistas para trabajos más específicos".
Después del tercer evento en agosto pasado, luego de ocho meses sin actividad, Chiche Duhalde expresó públicamente que no iba a participar más. "Lo abandoné totalmente. Pensé que la segunda reunión iba a ser más específica de personas que entendiesen de lo que estaban hablando. Pero no, se repitió la misma escena. Otra vez una enorme mesa con los mismos personajes que pueden ser muy valiosos en lo que hacen, pero que muchos de ellos no eran expertos en el tema del hambre. No veía la voluntad de hacer una reunión con expertos y con capacidad de resolver", dijo la exsenadora.
"Nunca más volví a hablar con ellos. En estas cosas no se puede perder el tiempo, hay que hacerlas bien. El tiempo me fue haciendo decantar. Cuando me convocó el ministro Arroyo, creía que algo había cambiado en la Argentina. Alberto parecía ser diferente, se mostraba amplio y conciliador. El tiempo me fue desencantando: yo creí en diciembre y no fue".
De la primera foto de la Mesa Argentina Contra el Hambre participaron varios sindicalistas como Pablo Micheli, secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina; Roberto Baradel, secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba); Sonia Alesso, secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera); y Eduardo López, secretario adjunto de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE).
Micheli señaló que, pese a la primera invitación, no volvió a participar del proyecto. "Fui convocado al lanzamiento por el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, allá por diciembre. No veo que haya tenido mucha utilidad para resolver el tema de la pobreza y el hambre en el país. Los hechos concretos demuestran que, pasado más de un año, seguimos sin resolver este problema que parece estructural. Pasó el tiempo y no vi resultados".
En aquel evento en Puerto Madero, cuando Alberto Fernández aún no había asumido como presidente, el dirigente de la CTA tuvo una participación: "Yo intervine llamando a tener en cuenta las economías regionales y la situación del interior del país".
En efecto, quienes sí mantienen su vínculo con el proyecto son los sectores técnicos más especializados en las temáticas vinculadas a la alimentación. Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) participa desde el comienzo y dijo: "Integramos todas las comisiones. Copal es muy cuidadoso, si entramos en algo, lo hacemos en serio. Aparecer y después no hacerlo más, eso no. Seguimos en contacto con el ministro, por ejemplo, con el tema de nutrición infantil".
Uno de los funcionarios que también forma parte del equipo es el ministro de Desarrollo Social de Tucumán, Gabriel Yedlin. "Cuando se conformó la primera reunión de la mesa ya electo, en Puerto Madero, me invitó Arroyo. A nosotros en Tucumán, los resultados de las políticas alimentarias nos mejoraron la situación. Puedo decir que el hambre, la mayor preocupación social al principio de la gestión, no es la mayor preocupación de los barrios populares, al menos en Tucumán", sostuvo.
Por: Bárbara Epsztein
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