El reclamo salarial abre frentes de tormenta. Planteos de larga data que amagan con agudizarse. Focos de tensión en Loma Negra, Tenaris, Molinos y más.
Diciembre llega con un racimo de conflictos laborales desperdigados en diversos puntos del mapa productivo bonaerense. Con los planteos salariales como eje nodal de los distintos focos de tensión, uno de los más resonantes en las últimas horas tiene como epicentro a la cementera más importante del país, Loma Negra. Allí, trabajadores de Minerar, que abastece de materia prima a los hornos de la cementera, fueron a paro al exigir ser encuadrados bajo el convenio colectivo para la rama Cemento, ya que en su actual condición –en la rama cal y piedra- aducen estar hasta un 30% por debajo de lo que cobra el plantel de Loma Negra. El conflicto posee una larga raíz, pero se agudizó en los últimos días.
La producción se interrumpió y, con los hornos paralizados, desde Loma Negra deslizaron la posibilidad de que en un futuro próximo se frenen los despachos de cemento, afectando obras. La seguidilla de audiencias que se dieron a lo largo en el Ministerio de Trabajo hasta última hora de este viernes fueron infructuosas: “Sigue todo empantanado. Loma Negra no da el brazo a torcer", sintetizaron a Letra P fuentes de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA) que focalizan en la gravedad del panorama. Por su parte, este sábado, mediante una solicitada, Loma Negra acusó: “AOMA pone en riesgo la producción de cemento en Argentina”. La discusión enmarcada en la cartera laboral pasó a un cuarto intermedio hasta el miércoles próximo.
Se trata de casi un centenar de trabajadores de Minerar, firma que conforma el Grupo Paolini, que posee un fuerte anclaje dentro de la cúpula directiva de la Cámara Argentina de la Construcción. Minerar opera en Loma Negra hace 20 años, extrayendo piedra del yacimiento “La Pampita”, que abastece a las dos plantas que Loma Negra posee en un radio de cinco kilómetros: la planta original, Olavarría, y L’Amali (en referencia a la extinta empresaria Amalita Lacroze de Fortabat, símbolo de la cementera durante tres décadas).
En el gremio sostienen que “no hay dudas” de la validez del reclamo de ser encuadrados bajo el convenio Cemento, ya que la actividad de los operarios de Minerar alimenta a los dos hornos de la cementera. En ese marco, recalcan que es la firma del Grupo Paolini la que tiene a los trabajadores encuadrados en el convenio Cal y Piedra pero que es Loma Negra “quien dispone” el pase o no a Cemento. Por eso, los dardos se dirigen a ésta última: “Minerar hace lo que le dice Loma Negra, que tendría que pagar los costos, más carga social, impuestos. No lo hacen para precarizar y abaratar costos”, acusan.
Tampoco corren la mirada crítica de Minerar, a la que acusan de haber reducido el plantel en los últimos tiempos, mientras que, con demanda creciente de piedra, tercerízó trabajos. “La tercerizada, terceriza con otra empresa para bajar costos. Es rehén de Loma Negra con los contratos firmados y cómplice de abaratar costos”, resumen.
Loma Negra está bajo la órbita del grupo brasileño Camargo Correa. En agosto, vendió su participación en Yguazú Cementos S.A. por 107 millones de dólares. Aunque, al momento, se niegan a conceder el pase de convenio de los trabajadores de Minerar, en Loma Negra se manifestaron "muy satisfechos con la sólida posición" con la que concluyeron el tercer trimestre de 2020, donde los volúmenes de venta de cemento vieron un aumento de 2,9%. En ese contexto, avanzan con la expansión en Planta L’Amalí -un tercer horno, denominado L'Amali II- que agregará 2,7 millones de toneladas anuales “y generará una mayor rentabilidad”.
Tensión creciente en varios puntos
En las diversas plantas que conforman Molinos Río de la Plata, sigue el escenario de conflictividad por el reclamo de un bono de fin de año de 22 mil pesos en reconocimiento por el trabajo ininterrumpido en pandemia y con el fin de recuperar poder adquisitivo. Al momento, no hay respuestas de la firma emblema del Grupo Pérez Companc, por lo que los representantes de la intersindical que engloba los gremios de las distintas plantas de Molinos –Alimentación, Pasteleros y Molineros- tienen previsto concurrir la semana que viene a las oficinas de la empresa a exigir respuestas, mientras ultiman detalles de una caravana de protesta.
De acuerdo a lo detallado a Letra P por fuentes gremiales, la idea es profundizar la acción en unidad, al advertir una particular preocupación empresarial por el avance de esta intersindical que se define "muy firme y fuerte" a pesar de observar “intentos de dividir" desde la patronal. Los reclamos serán progresivos: si no se abre el diálogo con la caravana próxima, se analiza endurecer el reclamo con medidas de acción directa.
En Tenaris-Siat, luego de la reciente manifestación realizada frente a las Torres Catalinas, donde se emplazan las oficinas del Grupo Techint, la situación "sigue igual de mal", según definen los trabajadores de la planta de Valentín Alsina, que insisten con la restitución del denominado “premio producción”, un ítem salarial que data desde el origen de la fábrica y que fue recortado en marzo, con el inicio de la cuarentena por coronavirus.
Según se describió a Letra P, este viernes, los trabajadores debatieron los pasos a seguir. La intención es acentuar la protesta a medida que se incremente la productividad, insistir en la visibilización del reclamo y reclamar mayor apoyo sindical.
En Gri Calviño, en tanto, persiste la crisis en la que los operarios denunciaron un lockout patronal tendiente a avanzar en un proceso de flexibilización. Con dardos al Ministerio de Trabajo y a la seccional quilmeña de la UOM “por no intervenir” en el conflicto, los trabajadores de esta metalúrgica de Varela dedicada a la producción de torres eólicas siguen reclamando un plus por movilidad al advertir una avanzada hacia la “polifuncionalidad laboral” desde la empresa. Ante la exigencia de la misma, el miércoles los obreros volvieron a la planta, pero realizaron un paro exigiendo la reincorporación de 66 trabajadores a los que les llegaron telegramas de despido.
Por otro lado, en Tandil también persiste un escenario de conflictividad en la fábrica de ladrillos Loimar, que cerró hace más de un año y por estos días reabrió bajo otra denominación (TandilCeram), pero con nombres ligados a la anterior firma. Más de 80 trabajadores despedidos impidieron el regreso a las tareas bloqueando el acceso a la planta en reclamo de sueldos adeudados y reincorporaciones. Ante la escalada creciente de tensión, el caso será dirimido el miércoles próximo en la cartera laboral bonaerense.
Por Damián Belastegui
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