La corrida del dólar y la aceleración inflacionaria generan incertidumbre entre los sindicatos que ya cerraron acuerdos bajo el lineamiento oficial del 15%. Gremialistas afines al Gobierno, ante un dilema: "hicieron los deberes" y no buscan conflictos, pero tampoco quieren perder poder adquisitivo
l Gobierno enfrenta crecientes dificultades para sostener su pauta salarial.
La corrida cambiaria junto a los aumentos en las tarifas sumaron en las últimas horas nuevas presiones sobre las paritarias, y encendieron el alerta tanto en gremios como empresas, donde anticipan una batalla en los próximos meses por las cláusulas de revisión, el mecanismo ideado por las autoridades para esquivar ajustes automáticos por inflación.
Salvo algunas actividades, la mayoría cerró durante el primer trimestre subas anuales del 15% en hasta tres tramos, alineados con la meta oficial de inflación y sin los mecanismos de actualización utilizados el año pasado.
En lugar de la automática cláusula gatillo, los acuerdos de 2018 incluyeron un compromiso de renegociar aumentos en caso de que la inflación superase lo acordado, siguiendo el esquema delineado por el Ministerio de Trabajo.
"La meta de inflación es un objetivo que nos ponemos para adecuar las expectativas de la economía. Creemos que esas expectativas van a estar cerca, por eso hemos incorporado las posibilidades de revisión en muchas paritarias, eso expresa el cuidado que queremos por el poder adquisitivo, pero seguimos un sendero de baja de la inflación", dijo el jueves el ministro Jorge Triaca a iProfesional.
Dentro del "club del 15%", sin embargo, ya hay algunos sindicatos que empezaron a analizar el pedido de un aumento adicional del 7% para no perder capacidad de compra frente a los precios. El caso que "picó en punta" es el de los aceiteros de San Lorenzo, con sede en el principal polo cerealero del país, donde adelantaron en enero la paritaria prevista para marzo con una suba acorde a la meta oficial y una gratificación extraordinaria de $10.000.
El acuerdo, que fue uno de los primeros del año, contiene una cláusula para "revisar las diferencias" en septiembre. Pero ahora el sindicato liderado por Pablo Reguera elevó sus expectativas salariales, en medio de la tensión que se vive en Rosario por el impacto de la sequía en las cerealeras y la reconversión del sector a nivel global.
"En septiembre abrimos la negociación sin ninguna duda y vamos a pelear un 7% extra, todos están calculando un 22% para el año", dijo Reguera a este medio.
Por otra parte, todavía está pendiente la paritaria de camioneros, gastronómicos, metalúrgicos y maestros bonaerenses, que comprenden en total a más de un millón de trabajadores.
Con pedidos que oscilan entre el 18 y el 23%, el pelotón de gremios díscolos amenaza con perforar la pauta oficial en un escenario sacudido por las tarifas y el dólar, que en una semana subió un 8,4% y tocó el récord de $23,30.
Con una inflación del 6,7% en el primer trimestre, las consultoras privadas estiman una variación del 3% en abril, dato que el INDEC dará a conocer esta semana. Así, la suba acumulada llegaría al 10% y superaría entre julio y agosto la meta inflacionaria proyectada para todo el año, según coincidieron Marina Dal Pogetto, directora de Eco GO, y Eric Ritondale, economista jefe de Econviews, al ser consultados por iProfesional.
Pauta bajo presión
Mientras tanto, las empresas también empezaron a revisar sus números. La industria alimenticia se había comprometido a mantener sus valores en línea con la pauta del 15% en función de la evolución del dólar. Ahora, en medio de la corrida cambiaria, las cadenas de supermercados aprovecharon para aplicar retoques del 6% en las góndolas, luego de recibir las nuevas listas de precios de sus proveedores.
La puja por los precios no tardó en trasladarse a las paritarias. El convenio de la alimentación venció el 30 de abril pasado, por lo que recién ahora se negociará la pauta del 2018. Sin embargo, un sector del gremio ya le solicitó a Arcor una compensación por los incrementos en tarifas, impuestos y costos. Su intención es aplicar la cláusula de revisión pactada el año pasado, pero los empresarios se resisten.
"Esperamos que no haya necesidad de reabrir las paritarias por la suba de inflación", señaló el vicepresidente de UIA, Daniel Funes de Rioja.
En lo que va del año, el club del 15% sumó a los obreros de la construcción (Uocra), comercio, Luz y Fuerza, Obras Sanitarias, colectiveros, porteros, tintoreros y petroleros. Se trata en su mayoría de gremios aliados a la Casa Rosada que representan a más de dos millones de trabajadores y que pactaron revisar sus acuerdos en septiembre, octubre y enero, según el caso.
Pero en las últimas semanas, el porcentaje oficial empezó a tambalearcon las últimas negociaciones.
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En los ferrocarriles, los cuatro gremios de la actividad firmaron una suba del 15% en dos tramos, pero por nueve meses hasta septiembre, cuando está contemplada una instancia de revisión.
La semana anterior, la Asociación Bancaria le había dado otro empujón a la política salarial del Gobierno, al acordar un incremento del 15%, pero con adicionales que según el propio sindicato elevaría el incremento por encima de esa cifra.
En vistas de la crisis cambiaria, el Gobierno redobló la apuesta y modificó la meta de déficit fiscal, anticipando un mayor ajuste de las cuentas, y ratificó las metas de inflación, mientras que el Banco Central elevó las tasas al récord del 40%. No obstante, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, reconoció que la suba del dólar "tiene un traslado a precios".
"Puede ser que en mayo tengamos un impacto más alto del que esperábamos", admitió.
Dilema para la dirigencia sindical
La trepada del dólar alentó un endurecimiento de la CGT, en donde la cúpula rechazó "el maldito tarifazo" y la reforma laboral, mientras que los gremios del transporte realizaron este viernes una protesta frente al Ente Regulador de Energía (ENRE).
"El creciente nivel inflacionario, que lejos de apaciguarse hoy parece superar incluso el del año anterior, provoca el aumento desmesurado de los alimentos y productos de primera necesidad, erosiona el poder adquisitivo de los salarios y se retroalimenta con el valor de los servicios públicos", advirtió la central en su primer comunicado desde diciembre, en el que también apuntó contra el programa económico del Gobierno.
La protesta nucleó a maestros, municipales, judiciales, sanidad, ladrilleros, obreros de la Construcción, y entre los dirigentes presentes se vio al frente de las columnas a Omar Pérez (Camioneros), Raúl Epelbaum (Señaleros), Omar Maturano (La Fraternidad), Roberto Coria (Guincheros), Rubén Ramos (AGAE), Héctor González (Luz y Fuerza Patagonia), Guillermo Imbrogno (AEFIP) y Hugo Benítez (Textiles).
En ese contexto, los porteros se mantienen expectantes, luego de acordar en marzo un incremento del 12% en dos tramos no acumulativos, más un bono de $6.000 y revisión en septiembre. "Hasta ahora estamos viendo cómo sigue, preocupados por la economía, es un tema que veremos cómo transcurre", dijo a iProfesional Victor Santamaría, titular del sindicato único de trabajadores de edificios (Suterh).
Luz y Fuerza también debe renegociar en septiembre. La federación firmó un 15% en dos tramos, pero su filial de Capital -que discute con Edenor y Edesur- podría adelantarse, ya que discute por separado y arrastra un acuerdo del año pasado. "Seguramente que no alcanza. Vamos a empezar a negociar en agosto y si se desmadra no descartamos adelantarnos", dijo un hombre del gremio liderado por Rafael Mancuso.
Con todo, buena parte de la dirigencia mantiene por ahora la cautela y evita hablar de "reajustes". "Todo a su debido momento, el sindicalismo hizo los deberes y nadie podrá acusarnos de meter palos en la rueda", dijo el ladero de un triunviro.
El sindicalismo, sobre todo su ala "dialoguista", busca esquivar una situación como la de diciembre, cuando la reforma jubilatoria forzó a un sector a salir a las calles y abandonar la mesa de negociaciones.
El dilema que enfrentan los jefes gremiales es que las propias autoridades y el empresariado sostienen contra viento y marea el esquema tarifario definido por el Ministerio de Energía, frente al embate de la oposición por moderarlo.
El efecto de la devaluación repentina de la última semana no hizo más que agitar el fantasma del año pasado, cuando los salarios perdieron hasta por seis puntos por debajo de una inflación del 24,8%.
En cambio, Triaca hizo una lectura optimista sobre impacto de la cotización del dólar en las empresas y los ingresos. Al ser consultado el jueves durante una charla organizada por la Universidad Di Tella sobre "El futuro del trabajo", el ministro respondió que "el sector empresario está ganando competitividad y los trabajadores recuperando productividad"
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