La caída registrada en enero en lo que respecta a la búsqueda de personal en diferentes sectores viene repitiéndose en febrero y no apunta a revertir en marzo.
La preocupación del sector empresarial va en crecimiento constante. Los datos de enero en lo que respecta a la demanda de empleo registraron caídas drásticas, de entre 30% y 40% interanual, y la misma tendencia le cabe al segundo mes de este 2024: la búsqueda de personal de las empresas no repunta.
Peor aún, nadie cree que las políticas de Javier Milei y Luis Caputo apunten a que la situación empiece a revertirse en marzo.
Las compañías tienen diferentes estrategias, pero al pensar en una proyección a largo plazo se encuentran con un escenario tan difícil que inevitablemente pone en peligro muchos puestos de trabajo.
Las herramientas ya son bien conocidas, como reducción de horas extras, turnos y trabajadores tercerizados, adelanto de vacaciones, suspensiones incoherentes y lo que algunas empresas comienzan a barajar, los despidos.
Una encuesta realizada por la Unión Industrial Argentina (UIA), con datos de enero relevados en febrero, marcan que si bien son más las empresas que contestaron que cayó el empleo que las que dijeron que subió, la mayoría de los empresarios volvió a afirmar –al igual que en la encuesta anterior– que mantuvo la nómina de trabajadores.
En las próximas semanas, la organización empresarial difundirá una nueva encuesta que analiza los valores de febrero.
Antes de la finalización del mes, ya se puede anticipar que esta encuesta que refleja como principal inquietud de los industriales el nivel de actividad y el financiamiento, es decir, de qué manera afrontar la recesión. La mayoría cree que hoy no es un buen momento para invertir ni para sumar personal.
La búsqueda de personal, por sector
Aquellos rubros orientados al mercado interno -la gran mayoría- son los que más y con mayor velocidad se ven afectados por este escenario recesivo que se vive en la actualidad con caída de la actividad, altísimos niveles de inflación y baja pronunciada del salario real.
La devaluación de diciembre, sumada al incremento de todos los precios relativos, provocaron que los ingresos se quedarán atrás y eso se traduce rápidamente en un freno al consumo.
Las ventas minoristas bajaron 28% en enero; los patentamientos de autos, 33%; la venta de indumentaria y calzado, entre 30% y 40%; misma suerte corrieron los locales de venta de electrodomésticos; los despachos de cemento tuvieron una contracción de 20%, y la enumeración sigue.
La caída en las expectativas de búsqueda de personal se da en todos los sectores.
Los comerciantes, a su vez, compran menos a los fabricantes, que también acusan caídas de producción del orden del 30% promedio.
En el sector metalúrgico remarcaron que se reflejan caídas importantes en algunos sectores, principalmente los ligados a la siderurgia o el sector de la industria automotriz –que está prácticamente parado–, aunque las vinculadas a la energía mantienen un buen nivel de actividad.
El presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA), Martín Rappallini, es el dueño de Cerámica Alberdi y según consignó las ventas en su empresa cayeron 25% en enero respecto del mismo mes del año anterior.
La industria automotriz, parada
En el caso del sector automotor, varias terminales como General Motors, Nissan, Renault y Volkswagen están con un ritmo de producción parcial o directamente no están produciendo, por falta de suministro de piezas.
Pero cuando regresen, ya saben que lo harán con caída en la producción, puesto que si bien exportan bastante, el mercado interno se derrumbó. Este reacomodamiento se trasladará al sector autopartista, con las consecuencias que generará en el empleo.
En el rubro de alimentos, la venta de productos de consumo masivo cayó 3,8% en enero en relación con el ya muy mal mes anterior, según el último dato de la consultora Scentia –en las cadenas, la contracción fue del 8%–, y los datos de febrero preliminares también son negativos.
Por el momento, los únicos sectores con perspectivas positivas son el del petróleo y el gas, la minería, el agro y el sector de servicios del conocimiento. En contraste, los más afectados negativamente son la construcción, los bienes semidurables, como los electrodomésticos, y el comercio minorista.
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