El enemigo que puede frenar el meteórico ascenso de Sergio Palazzo, líder de los bancarios
En 2009, Sergio Omar Palazzo asumía la secretaría General de la Asociación Bancaria. Implicaba su desembarco al frente de un gremio tradicional, poderoso y ubicado en un sector estratégico de la economía argentina, pero que atravesaba una crisis de grandes magnitudes y que amenazaba con ser terminal.
Su antecesor, Juan José Zanola, estaba "descansando" en prisión. Había sido procesado por la presunta comercialización de medicamentos truchos en una causa que salpicó a buena parte del poder sindical y político. La Obra Social estaba intervenida y en pleno retroceso. La presencia del gremio en los lugares de trabajo escaseaba. Y el rol de los bancarios en el universo cegetista era prácticamente inexistente.
A poco más de una década de aquel diagnóstico inicial, el mendocino consiguió darle un giro de 180 grados a la situación. Los bancarios volvieron a ser una referencia salarial a fuerza de conseguir, año a año, paritarias plusmarquistas, un súper bono por el día del Bancario y participación en las Ganancias. Ser bancario volvió a convertirse en un objetivo aspiracional.
Adicionalmente, se convirtieron en el vértice articulador de un armado político - sindical (la Corriente Federal de Trabajadores), pasaron a la ofensiva para tratar de quedarse con la representación de los trabajadores de las Fichntech y sostuvieron una fuerte capilaridad en las entidades financieras que le permitieron promover planes de lucha por diferentes reivindicaciones.
Ese crecimiento meteórico no pasó desapercibido por la política partidaria. De hecho, a pesar de su origen de extracción radical y tras haber tenido fuertes cortocircuitos con el por entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, durante el segundo mandato de CFK por el pago del impuesto a las Ganancias, Palazzo se convirtió en una referencia a captar.
Paulatinamente se acercó al kirchnerismo, a fuerza de oponerse a la gestión de Cambiemos, hasta convertirse en una de sus principales voces en el plano sindical.
Es más, para ofrecerle el cargo de Diputado Nacional que ostenta desde hace algunas semanas recibió dos llamados claves que dan cuenta de sus terminales: uno de la vicepresidenta y otro de Máximo Kirchner.
La digitalización amenaza a Palazzo
La Bancaria agremia hoy a unos 100 mil trabajadores con una de las medias salariales más altas del país. Si bien la actividad viene perdiendo empleo desde 2017, fruto de la recesión y la digitalización, según las cifras oficiales que difunde el Gobierno Nacional todavía mantienen el 4° lugar entre los sectores mejores pagos de la argentina.
Sin embargo, la carrera de Palazzo enfrenta lo que tal vez el mayor de sus desafíos. La pandemia aceleró el proceso de digitalización en marcha en las entidades financieras, que viene licuando su poder de fuego, y los bancos encaran procesos de reconversión que amenazan con destruir miles de puestos de trabajo.
Por estas horas los conflictos abiertos con los bancos Santander y Supervielle pueden convertirse en casos testigo. En ambas entidades la intención es eliminar puestos de atención al público presenciales y cerrar sucursales. La intención es migrar esa atención y enfocarla en lo digital. En la práctica implica la supresión de miles de empleos y una señal hacia el resto del sector que mira con atención la resolución del diferendo.
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