Cerca de tres millones de trabajadores mueren cada año debido a enfermedades y accidentes relacionados con su labor, indica un estudio publicado este lunes 27 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La mayoría de esas muertes, un total de 2,6 millones, se deben a enfermedades relacionadas con el trabajo, y los accidentes laborales son responsables de otros 330 000 decesos, según el análisis.
Las enfermedades circulatorias, las neoplasias malignas y las enfermedades respiratorias figuran entre las tres primeras causas de muerte relacionadas con el trabajo. En conjunto, esas tres categorías representan más de tres cuartas partes de la mortalidad laboral total.
Los datos incluidos en el informe "Un llamamiento en favor de entornos de trabajo más seguros y saludables«, muestran un incremento de 12 %, al comparar las cifras de 2019 con las del año 2000, en los decesos por enfermedades y accidentes laborales.
El informe subraya que mueren más hombres por incidentes relacionados con el trabajo (51,4 por 100 000 adultos en edad laboral) que mujeres (17,2 por 100 000).
La región de Asia y el Pacífico registra la mayor mortalidad relacionada con el trabajo (63 % del total mundial) debido al tamaño de su población activa.
En términos relativos, las muertes relacionadas con el trabajo representaron 6,7 % por ciento de todas las muertes, con números más altos en África (7,4 %) y Asia y el Pacífico (7,1 %).
La agricultura, la construcción, la silvicultura y la pesca, y la industria manufacturera, son los sectores más peligrosos, con 200 000 lesiones mortales al año, lo que representa 63 % de todas las lesiones profesionales mortales.
Una de cada tres lesiones profesionales mortales en todo el mundo se produce entre los trabajadores agrícolas, según el informe.
Pero además, 395 millones de trabajadores en todo el mundo sufrieron una lesión laboral no mortal.
El número de muertes relacionadas con el trabajo puede ser influenciado por factores como una agravación de las exposiciones no protegidas a riesgos laborales, y por cambios sociodemográficos. Por ejemplo, la fuerza laboral mundial aumentó 26 % entre 2000 y 2019, de 2750 millones a 3460 millones de personas.
Entre los 20 factores de riesgo ocupacional considerados, el que presenta mayor número de muertes atribuibles fueron la exposición a largas jornadas laborales (55 o más horas por semana), que mató a casi 745 000 personas, según datos de 2016.
Le siguieron la exposición a partículas ocupacionales, gases y humos, con más de 450 000 muertes asociadas y, en tercer lugar, lesiones laborales con más de 363 000 muertes.
La OIT se propone para los próximos años una campaña global para la ratificación e implementación de sus convenios 155 y 187, relativos a la salud y seguridad en el trabajo, y a la promoción de ambientes de labor seguros y saludables.
También prevé reforzar sus textos normativos sobre salud y seguridad en el trabajo con debates acerca de nuevas normas sobre peligros biológicos, ergonomía y protección de maquinaria, y acerca de nuevos códigos de prácticas y directrices técnicas en la materia.
La organización anima a sus Estados miembros a actuar sobre tres pilares, el primero de los cuales es mejorar los marcos nacionales de seguridad y salud en el trabajo, la gobernanza del tema, la promoción de datos fiables y el desarrollo de competencias.
Luego, plantea reforzar la coordinación, las asociaciones y la inversión en salud y seguridad laboral a escala nacional y mundial; y, en tercer lugar, desarrollar orientaciones que transformen la perspectiva de género y su adaptación a peligros, riesgos, sectores y ocupaciones específicos.
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