Ayer por la tarde se reunieron los gremios de Autoconvocados, Asociación Sindicato de Profesionales Técnicos de la Salud, Sindicato Policial, Partido Obrero, Voz Docente como también el Sindicato de Trabajadores de la Salud y llevaron adelante una marcha que pasó por la legislatura y se dirigió a la casa de gobierno. Aunque la integraron miembros de los distintos nucleamientos el gran ausente fue el empleado público.
La circunstancia no es nueva sin embargo se ha ido transformando en un hecho social característico, esto es, no participar en marchas organizadas en pos de una mejora salarial, en este caso un plus extraordinario o la aplicación del impuesto a las ganancias a los sueldos.
Pero no es la única, tampoco se han manifestado en contra de la instalación de Dioxitek entre otras.
Como fuere la marcha empezó por la avenida 25 de mayo y se dirigió a la legislatura para de paso apoyar al diputado Martín Hernández a quien se le formó una Comisión a los efectos de tratar una cuestión de privilegios.
El Comercial pudo dialogar con algunos referentes con respecto a la poca adhesión por parte de quienes podrían verse beneficiados por el objeto de los pedidos, entre ellos docentes o empleados públicos.
“Muchos tienen miedo de represalias en sus trabajos y no se animan a venir pero nos apoyan de todas maneras”, expresó uno de los dirigentes que caminaba entre docentes.
Aún así desde hace tiempo que uno de los mayores gremios estatales de la provincia demuestra poco interés en los reclamos salariales y de muchas razones atribuibles a la falta de convocatoria, no solo el miedo converge como razón.
Desde la comodidad, la falta de empoderamiento de una ciudadanía madura o falta de interés, nulo compromiso, individualidad y hasta el hecho de sentirse plenos o conformes con sus salarios configura un abanico de posibilidades en las cuales los empleados públicos también están incluidos.
La Secretaria General del gremio Docentes Autoconvocados, Nilda Patiño, dijo al respecto que: “Puede ser que haya miedo a la hora de no querer participar pero también hay mucha comodidad.
Siempre me dan fuerza pero me dicen que vaya a protestar por todos y que yo haga todos los reclamos”, expresó la referente sindical que remarcó el hecho de que “en cada movilización se presentan 300 personas pero cuando el gobernador organiza un asado, van 3600 docentes”.
Como sea si el gobierno decide dar un plus no será por pedidos de gremios obsecuentes, mucho menos por la adhesión de los principales afectados en las marchas sino por aquellos que lo piden porque como dice el dicho “El que no llora no mama” y estas movilizaciones de no más de 200 personas no solo dejan visibles a gremios combativos sino que también a aquellos que no se ven jamás defendiendo las bases del movimiento gremial, salarios justos, mejores condiciones laborales y por sobre todo la lucha por las reivindicaciones de las bases.
Algo que puede parecer silenciado, controlado pero que sin lugar a dudas subyace, permanece y siempre vuelve a aparecer, como lo ha hecho en condiciones mucho peores, cuando la represalia no pasaba por lo laboral sino por la propia vida.
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