El presidente de la CICOP (Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires), Fernando Corsiglia, dialogó con RADIO REALPOLITIK (www.realpolitik.fm) sobre el plan del gobierno para reformar el acceso a la salud pública. “Se propone un sistema de salud público con mayores dificultades al actual”, explicó.
RP.- ¿Se presentó la Cobertura Universal de Salud (CUS)?
Por ahora no ha tenido más desarrollo que el decreto firmado hace un año, acompañado por los indicios de los medios de comunicación. Entendemos que en la práctica no hay muchas definiciones, pero sabemos por la experiencia en otros países que no es nada bueno.
RP.- ¿Se le consultó a los gremios?
El acuerdo alcanzado por el gobierno y la CGT tiene que ver con eso. No se ha hablado con un gremio como el nuestro, y entendemos que un plan como el que promueve el gobierno va a achicar las prestaciones para pagar determinadas prácticas. Es una decisión política avanzar con estas medidas, en acuerdo con ese espectro sindical, en desmedro del derecho a la salud.
Es falaz que hay 15 millones de personas sin cobertura en nuestro país, a pesar de todas las falencias que tiene nuestro sistema. Actúan como si no existiera nuestro sistema de salud pública que, por políticas erráticas y de bajo presupuesto, tiene muchos problemas. Pero es mucho mejor que cualquier otro país de la región.
RP.- ¿Cómo se establece el dinero que va a ir a cada hospital bajo este plan?
No hay noticias al respecto. Pero surge a todas luces que es insuficiente, propone un sistema de salud público con mayores dificultades al actual, con un presupuesto menor porque la gran cuestión va a estar en cómo se generan los aportes al resto del sistema. Este plan garantiza prestaciones básicas a los que menos tienen y mejores condiciones a los que más cobran.
La salud se está considerando como un bien de mercado que se puede comprar y vender, en lugar de considerarla como un derecho. Tenemos que generar un dispositivo contrario para evitarlo, porque es una disputa en curso por el derecho al acceso a la salud, independientemente de la clase social.
RP.- En Argentina tenemos un sistema de financiación mixto…
Sí, claro. Tenemos una convivencia de tres subsistemas: el público, el de obras sociales y el privado. En el caso del primero está en pleno desarrollo con muchas falencias, y en el caso del último recibe un apoyo de las mismas obras sociales. El gobierno habla de un mix público-privado, distanciando las fronteras, destinando a los que más ganan una buena prestación y a los que menos ganan a una atención cada vez peor.
RP.- ¿Por dónde se empieza a mejorar el sistema público?
Nosotros nos posicionamos en las antípodas de programas como este, sobre todo por los malos resultados que ha dado en países como Chile y Colombia. Hoy en la Provincia de Buenos Aires tenemos un presupuesto que representa la mitad de lo que era hace veinte años atrás.
Pero sólo el presupuesto no es garantía de un buen sistema, porque la atención primaria es mala y escasea una política de recursos humanos por los bajos salarios y las malas condiciones en las que se desarrollan las tareas.
RP.- ¿Las Facultades están formando el perfil de médicos que necesitamos?
Con la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de La Plata (UNLP) tenemos grandes diferencias. Las prácticas están desligadas de lo que pasa en el sistema sanitario, habitualmente ligadas al desarrollo de la especialidad. Una de las grandes preocupaciones que hay en salud es la formación de médicos y médicas.
RP.- No veo un plan de acá a 15 años para salir de estos problemas…
Estoy de acuerdo. El deterioro del sistema de salud pública parece no tener fin, falta personal profesional para cubrir espacios. Y buena parte de los profesionales de la educación pública están cubriendo puestos en las instituciones privadas. Hay muchas cosas por hacer.
RP.- Es lamentable que las paritarias hayan cerrado en agosto…
El salario va a llegar a los veinte mil pesos, pero está muy distante de las necesidades. El propio sistema promueve que los profesionales no se postulen. Por eso hay que hacer un cambio rotundo en la política de recursos humanos.
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