El secretario general del Soelsac y conductor de las 62 Organizaciones Peronistas organiza un evento de fin de año para demostrar su ascendencia ante sus afiliados. Mientras, el primogénito de los Saillen convoca a construir “un nuevo Soelsac” y busca reunir adeptos dentro del sindicato.
Por: Felipe Osman.
Los 20.000 afiliados que suma el sindicato conducido por Sergio Fittipaldi son, sin más, el botín que Franco Saillen, heredero del clan que controla los hilos del Surrbac desde su escisión de Camioneros, espera disputar.
En algún tiempo aliados e integrantes de la extinta CGT Rodríguez Peña -alias, “nacional y popular”-, Fittipaldi y los Saillen experimentaron, en paralelo, su ascenso dentro del escenario gremial de Córdoba.
En ese entonces, las gestiones de los titulares del Surrbac en Buenos Aires fueron fundamentales para que un kirchnerismo enfrentado al moyanismo allanara el camino y autorizara a estos sindicatos conformar obras sociales propias. En el caso del sindicato de recolectores, en flagrante violación a la Ley de Obras Sociales, que exige, sin excepciones, que exista un convenio colectivo de actividad para conceder tal merced. El del Surrbac fue y sigue siendo un convenio de empresa. Cuando hay “voluntad política”, la ley nunca es un obstáculo.
Sin embargo las cosas cambiaron desde aquel entonces. El Surrbac buscó alinearse a un Frente de Todos que le pidió distancia. No hubo eufemismos. El Alberto Fernández candidato de 2019 pidió al primogénito de los Saillen que se retirara de la lista tras el estallido de la causa judicial en la que los conductores del sindicato quedaron imputados por lavado de activos y usura agravada, entre otras figuras.
Fittipaldi leyó mejor el escenario y partió caminos. Junto al abogado penalista Ricardo Moreno construyó las 62 Organizaciones Peronistas en Córdoba y hoy, además, conduce la organización a nivel nacional, sustituyendo a Horacio Valdés, que se apartó del cargo por razones de salud.
Hoy, las 62 Organizaciones Peronistas de Moreno y Fittipaldi son un puntal importante dentro de la estructura del oficialismo provincial. Jugaron en la interna que Carlos Caserio planteó al Schiarettismo en el departamento de Punilla y, con el visto bueno de la senadora nacional Alejandra Vigo, constituye sedes en diferentes puntos del mapa provincial. Mientras, los conductores del Surrbac achicaron con la gestión municipal, que desde su llegada al Palacio 6 de Julio mantiene una paz sin sobresaltos con los Saillen.
Pero entre Fittipaldi y los Saillen las cosas no están calmas. El primogénito del clan ha empezado, desde hace meses, a rondar los distintos objetivos en los que se desempeñan los afiliados del Soelsac, con la promesa de conseguir para los trabajadores de limpieza paritarias similares a las que año a año firma el Surrbac, siempre un punto por encima de la que rubrica Camioneros. Un simbolismo indispensable para justificar su existencia.
En realidad, la promesa es disparatada. Primero, porque no es lo mismo negociar con privados, como lo hace la conducción del Soelsac, que con el Estado, con quien lo hace el Surrbac. Los privados no pagan costos políticos. No se los puede presionar desde aquel flanco. Pero además, porque el Surrbac no transformó la situación de los recolectores (como promete transformar la de los empleados de limpieza). Sus condiciones laborales siempre fueron favorables por estar bajo el ala de Camioneros, verdadero arquitecto de esa posición.
Aun así, el operativo para desembarcar en el Soelsac está en marcha, y por eso desde el Surrbac convocaron a los empleados de la limpieza a una reunión el próximo sábado, bajo las consignas “Por un nuevo Soelsac”, “Elecciones ya” y “la familia de la limpieza unida”. Con Franco Saillen como orador, la invitación aclara que los asistentes deben llevar DNI y recibo de sueldo.
Al otro lado, Fittipaldi prepara su respuesta con una convocatoria en la que espera reunir “al menos” a 10.000 afiliados antes de que termine el año, haciendo una demostración de fuerza y avisando que el gremio está blindado.
Hay, por último, algunas consideraciones que hacer. Hoy, Fittipladi representa al oficialismo, con la conducción del gremio está alineada detrás de él. Y en toda elección -particularmente en el mundo gremial- los oficialismos corren con la ventaja de tutelar el proceso electoral. De definir el tiempo y el modo.
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