La titular del Sindicato Único de Trabajadores de Peajes y Afines habló de la disputa del PJ, de la actualidad de su actividad y de la falta de renovación del gremialismo. “No hay renovación de ideas en el sindicalismo argentino”, sostuvo. En qué lugar se para en el marco de la disputa de la CGT.
Por: Diego Lanese.
Pese a su juventud, el Sindicato Único de Trabajadores de Peajes y Afines (SUTPA) se hizo notar en el movimiento obrero argentino, con algunas medidas que lo ubican en la vanguardia en materia de renovación. Nacido en 2006, rápidamente salió de la sombra de ser “el gremio de Facundo Moyano”, como se lo intentó catalogar, y construyó una trayectoria con marca propia. El dirigente incluso obró con el ejemplo, y además de renovar el estatuto para favorecer el recambio dirigencial, dejó la secretaría general. Así, en 2021 asumió la conducción Florencia Cañabate, una dirigente de base que hizo todo el recorrido dentro del SUTPA, desde que fue elegida delegada en Autopistas del Oeste. Cañabate no sólo asumió el desafío de continuar con esta transformación, sino que además lo hizo en una actividad dominada por hombres, lo que no es menor. “No hay renovación de ideas en el sindicalismo argentino”, dispara en una larga entrevista con Data Gremial, en su despacho de la calle Castro Barros.
Rodeada por cuadros que marcan grandes momentos del gremio, Cañabate hace equilibrio entre la necesidad de aggiornar la acción sindical a los nuevos tiempos y una organización que honra la tradición peronista. Aunque en estos momentos su atención esté centrada en consolidar la actividad sindical, ya que considera que “la interna del peronismo no es la realidad que vive el trabajador”. No le tiene miedo a discutir los cambios laborales que trae la tecnología, y afirma que “la reforma se hizo de hecho”.
-El gobierno anunció la privatización de varias rutas que forman parte de Corredores Viales, ¿cuál es la postura del SUTPA respecto a esta situación, el impacto en los trabajadores y la seguridad vial?
-Los pliegos de la privatización de Corredores Viales salen en febrero del año que viene, para tomar posesión en julio. Nuestra postura desde hace años es corrernos de la discusión de lo público contra la privado, porque hay empresas estatales que funcionan y empresas privadas que no. Para nosotros toda empresa debe ser eficiente, porque así se defiende lo mismo que el gremio: la actividad de peajes. Si se privatiza lo que exigimos es que se tengan en cuenta a los trabajadores, que se tenga en cuenta el avance de la tecnología, porque no estamos en contra de esto, pedimos que se contemple la reconversión laboral. Sobre los pliegos en sí no tenemos mucha información, sabemos que el encargado de su elaboración es Vialidad Nacional. Hay que tener en cuenta que el SUTPA representa a todos los trabajadores de Corredores Viales, una empresa del Estado, y Caminos del Río Uruguay, que es privada y en abril tendrá una nueva concesión.
-¿Hubo contactos con funcionarios del gobierno para conocer este proceso?
-Hasta ahora no. Pedimos esta reunión más que nada para estar informados, tener un panorama claro sobre la situación laboral y la seguridad vial, porque es trascendental para cualquier tipo de concesión y para nosotros es importantísimo. Porque entendemos que más allá del cobro de los peajes, ya sea por vías dinámicas o por cabinas, la diferencia entre una ruta concesionada y no concesionada es la seguridad vial. Hoy tenemos el Corredor 9, que pertenece a Corredores Viales, que tiene un tiempo de respuesta de 20 minutos ante un incidente o accidente. En cambio, Caminos del Río Uruguay, que cuando arrancó en los 90 no tenía incluida la seguridad vía entre las obligaciones y tiene solo servicio de grúas, el tiempo de respuesta es de dos a tres horas. Por eso creemos que más allá del cobro de un peaje las empresas concesionarias deben tener como principal objetivo el mantenimiento de las rutas y la seguridad de los usuarios, para eso se paga. Eso, al día de hoy, no sucede en muchas rutas del país.
-Este año hubo muchas críticas a Vialidad Nacional por la falta de mantenimiento de las rutas, en especial en el sur argentino. ¿Cómo ven ustedes el trabajo de la actual gestión?
-Nosotros venimos denunciando el mal estado de las rutas desde hace años, las que están bajo responsabilidad de Vialidad Nacional y las que están concesionadas. El Corredor Atlántico por ejemplo estuvo a la deriva por la falta de tarifas, que es indispensable para esta actividad. Se necesita que esa tarifa se reinvierta en mantenimiento y creación de nuevas rutas, pero lamentablemente no tenemos un plan de infraestructura vial que se mantenga en el tiempo, algo típico de este país. Por eso llega un gobierno y cambia todo lo que hizo el anterior. Venimos denunciando esto hace mucho y recién este año las empresas concesionarias han tenido una actualización de tarifas, que sigue igual desfasada respecto a la inflación que tuvimos entre 2019 y 2024, pero es un comienzo.
Reconversión y reforma laboral
-Otro tema importante en el sector es el avance de la tecnología, que elimina cabinas con el peligro de perder puestos laborales. Ustedes suelen hablar de reconversión laboral. ¿Cómo sería en este caso y que proponen en concreto?
-Para nosotros la reconversión laboral significa la puesta en valor de trabajador de peajes. Por eso a través de la capacitación pudimos migrar a los empleados de cabina, que no tienen funciones a sectores como sistemas, mantenimiento eléctrico, atención al cliente o centros de monitoreo, porque las cámaras que están en las autopistas deben ser monitoreadas por una persona, para dar respuesta rápida a cualquier inconveniente.
-Esta reconversión es, según algunos gremios críticos, una reforma laboral implícita.
-Lamentablemente la reforma laboral se viene dando de hecho, tenemos el 50 por ciento de los trabajadores en el mercado informal. Nosotros representamos a trabajadores bajo convenio. Eso no quiere decir que yo diga que esa otra realidad no existe. Para evitar esta reforma laboral de hecho nosotros proponemos la reconversión a través de la capacitación, porque el mundo laboral cambió, hay nuevos paradigmas que enfrentar y hay sindicatos y dirigentes que le hacen frente a esto y otros que se quedan en la queja, y quedándose ahí no se representa a los trabajadores.
-¿Cómo ven la reforma del modelo sindical que se está discutiendo en el Congreso, que cambia entre otras cosas las reelecciones indefinidas o el sistema de cuotas gremiales?
-No es responsabilidad del gobierno o el Congreso transformar el modelo sindical argentino. Somos los gremios que nos tenemos que aggiornar a la realidad que estamos viviendo. Sobre el tema de las reelecciones, hay que recordar que Facundo Moyano presentó cuando fue diputado nacional un proyecto de este estilo, y el SUTPA cambió su estatuto en este sentido. En su momento, la iniciativa fue bastante resistida y criticada por todo el sindicalismo, pero creo que no se trata nada más de prohibir o no la reelección indefinida del dirigente, sino de la participación directa del trabajador. Nosotros somos una organización de primer grado, y así nos debemos manejar, dando lugar a la participación directa del trabajador y la trabajadora y que todos tengan posibilidad de involucrarse y hacerse camino dentro de la organización sindical. Igualmente creo que es importante que no haya elecciones indefinidas, para que el dirigente no se aleje de las bases. Cuando el dirigente es un trabajador que salió de las bases, fue primero delegado y luego pudo hacerse un camino es porque la organización crea un sentido de pertenencia que muchos trabajadores han perdido respecto a otros sindicatos y sus dirigentes. Siempre digo que cuando un dirigente se aleja de las bases, las bases no se alejan del dirigente, se alejan del sindicato, y eso le hace mal al conjunto del movimiento obrero organizado. Por eso es importante esa limitación en los mandatos.
-¿Cómo quedó la relación con el gobierno de la provincia de Buenos Aires, después de la tensión por el pedido de retiro de la personería gremial en el conflicto con AUSBASA?
-Las relaciones con AUBASA nunca fueron malas. Obvio que ellos son empresa y nosotros sindicato, y discusiones se dieron. Pero esta relación que era normal se trunca cuando asume Ricardo Lissalde, que comenzó a ir contra nuestra organización, faltándole el respeto a los dirigentes. El punto más álgido fue cuando se pidió la quita de la personería, algo que se resolvió pacíficamente con la intervención política del gobernador (Axel Kicillof) y Facundo Moyano. Cuando asumió su segundo mandato Axel cambiaron las autoridades de AUBASA y al día de hoy tenemos una relación pacífica, de trabajo conjunto, sin ponerle palos en la rueda como hacemos en todas las empresas que atienden las demandas del sindicato, porque todos queremos lo mejor para la actividad.
Interna sindical
-Hoy la CGT está partida en dos virtualmente, un sector dialoguista y otro combativo, para decirle esquemáticamente. ¿En dónde se paran ustedes?
-El SUTPA se para del lado de los trabajadores como se para hace casi 20 años, porque para nosotros el peronismo está ahí: en el que se levanta todos los días a dar lo mejor. No estamos de acuerdo con hacer un discurso de la lucha o hacer un paro por que sí. Porque después de la foto, qué sigue, otro paro, qué hacemos. Como siempre le digo a nuestros trabajadores, hay momentos para todo. El mundo laboral cambió y el sindicalismo tiene que cambiar, sino quedamos como la burocracia funcional al poder de turno, como muchos nos quieren hacer ver. Y como trabajadora no creo que seamos eso, tenemos en el gremio el objetivo claro de defender los derechos laborales. Hay momentos para pelear, otros momentos donde se tiene que dialogar, y por eso no somos tibios. Por eso no arreglamos con nadie, con los únicos que lo hacemos es con el trabajador y trabajadora de peajes.
-Esta postura, que se hizo pública a través de declaraciones tuyas o de Facundo Moyano, ¿le trajo problemas al gremio en su relación con el resto del movimiento obrero organizado?
-Somos un sindicato que no nos tiembla el pulso. Cuando tuvimos que movilizar fuimos casi 5 mil compañeros a la puerta del Ministerio de Trabajo y no le pedimos ayuda a otras organizaciones. Si en la vida no te manejás con respeto, estamos perdidos. Podemos estar de acuerdo a no con la postura de cualquier entidad, pero con respeto. Cada uno debe hacerse cargo de lo que representa. A casi un año de que llegara este nuevo gobierno, que empezó como una película de terror, el sindicato de peajes no perdió ni un solo trabajador. La realidad es la única verdad.
-Un reclamo que se le viene haciendo a la dirigencia sindical es la falta de renovación ¿Coincidís con esa mirada.
-Tenemos que tener opciones como trabajadores, poder presentar en mi gremio una lista con los avales correspondientes, sin aprietes ni cosas similares. La democracia sindical tiene que ver con eso. Muchas veces la renovación no está relacionada con edad sino con las ideas, y no hay renovación de ideas en el sindicalismo argentino. Porque hay gente nueva, pero con las ideas de antes. La década del 70 pasó y el mundo laboral cambió. Eso no me canso de decirlo. Acá se tilda a los dirigentes de dialoguistas o combativos, dirigentes que dicen 'estamos en la calle cuando vienen los gobiernos de derecha', pero de lo que se trata es de estar en la calle cuando no se respetan los derechos de los trabajadores, sea un gobierno de derecha, del centro o izquierda. La renovación se va a dar cuando dejemos de mirar qué dice y qué piensa a quien creemos que le debemos obediencia.
-¿En eso fallo el sindicalismo entre el 2019 y el 2023, fue demasiado condescendiente con el gobierno por ser peronista?
-Si, fallamos y eso hace que hoy no tengamos autoridad moral para criticar o reclamar lo importante: que no se pierdan puestos de trabajo, la falta de empleo genuino y la persistencia de la inflación. En 2023 nosotros peleamos una paritaria del 272 por ciento. Ahí la CGT, ¿cuántas veces salió a la calle? ¿Salimos a denunciar a los formadores de precio o a festejar el 17 de octubre?. Acá no se trata de colores políticos, sino de realidad. A menos de un año de este gobierno estamos planteando nuevos paros. Por ahí a un año de que el peronismo dejó el poder nos hace falta una real autocrítica, lo mismo como sindicalismo. Porque los trabajadores nos ven alejados de ellos. Está faltando mucho sentido de pertenencia en el peronismo y el gremialismo, tenemos que volver a las raíces. Ningún dirigente se tiene que olvidar que es un laburante, si nos atornillamos al sillón perdemos noción de la realidad, y es lo que está pasando.
Peronismo y género
-¿Te interesa la interna del peronismo, o está totalmente alejada de la realidad de los trabajadores?
-Hoy veía en el noticiero los aumentos de colegios y prepagas, cosas que a nosotros nos afecta directamente al bolsillo. Con la paritaria apenas empatás pero venís perdiendo hace años y tenés que ajustarte para mantener algunas cosas. Entonces la interna del peronismo no te interesa porque no es la realidad que vive el trabajador. Además, ¿qué ideas nuevas trae la disputa interna del PJ?, ¿qué propuestas hay?. Ninguna.
-¿Cómo fue la experiencia de ser mujer y estar al frente de un gremio, y cómo ves el avance de las cuestiones de género en el sindicalismo?
-La participación en el SUTPA siempre estuvo. Nos abrieron las puertas desde la primera elección de delegados en 2009. En una asamblea que encabezó Facundo llamó a elecciones y cualquier compañero se podía presentar. No hubo el famoso “dedo”. Yo no venía del palo del sindicalismo, había entrado dos años atrás en la Autopista del Oeste para cubrir francos y logre ingresar como tantos otros compañeros gracias al gremio. Decidí involucrarme y ahí empezó mi camino, y el sindicato me dio todas las herramientas. Aprendí a sentarme a discutir con gerentes, con dirigentes. En 2017 ingresé a la comisión directiva y de allí a la secretaría general. Fue un camino que no padecí, que se dio con todas las herramientas disponibles. Que hoy en SUTPA tenga una mujer de secretaria general le dio ganas a muchas compañeras de involucrarse. Tuvimos este año elecciones de delegados en el interior y 26 trabajadores se sumaron. El SUTPA demuestra que sin importar el género podemos ser parte por capacidad. Eso le suma a la actividad, al propio gremio y al sindicalismo en general.
-Esta es una realidad que no se ve en todo el movimiento obrero…
-Dado el contexto que vivimos, no me resultó fácil incorporarme al sindicalismo, por esa cuestión de encasillar. Sos mujer, sos nueva, había muchos peros en el medio. Pero para mí como trabajadora el único lugar donde tengo que estar es al lado de mis compañeros, después se verá el camino a seguir. Hoy es tiempo de cuidar la actividad y seguir creciendo. Y deconstruyéndome, porque es importante que lo hagamos también las mujeres. Unos 15 años atrás no me veía en este lugar que ocupo.
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