“Un primer llamado que hago es un no al trabajo en negro”, planteó hoy el pontífice al recibir en el Vaticano a una delegación del instituto italiano de previsión social, INPS.
“De momento, de hecho, parece traer beneficios económicos al individuo, pero a la distancia no permite que las familias aporten y accedan de acuerdo a la justicia al sistema de pensiones”, argumentó el Papa.
Para Francisco, “el trabajo en negro distorsiona el mercado laboral y expone a los trabajadores a formas de explotación e injusticia”. Luego, el Papa focalizó su llamado en “un no al abuso del trabajo precario”.
Según el pontífice, el empleo no estable “repercute en las opciones de vida de los jóvenes y, a veces, los obliga a trabajar incluso cuando les fallan las fuerzas”.
“La precariedad debe ser transitoria, no puede continuar en exceso; de lo contrario, acaba generando desconfianza, favorece la postergación de las opciones de vida de los jóvenes, aleja el ingreso al sistema de seguridad social y aumenta la caída de la natalidad”, criticó.
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