Luego de la terapia de grupo junto a la CGT y Alberto Fernández, el presidente de la Unión Industrial Argentina habló en Radio Rivadavia y se lavó las manos. "Somos la consecuencia de la inflación y no la causa", afirmó sin pudor.
Entrevistado por el periodista Pablo Rossi del programa "Esta mañana" de Radio Rivadavia, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) Daniel Funes de Rioja se refirió al diálogo que se generó entre el Gobierno, la CGT y la cámara industrial. "Desde que se aprobó el salario mínimo, el diálogo pretende tener una agenda sobre dos temas centrales: inflación y energía. El diálogo debería encontrar propuestas y soluciones", afirmó.
Para arrancar la entrevista, el presidente de la UIA se desentendió del problema que hoy afecta la economía de los hogares de millones de argentinos y argentinas: la inflación.
En referencia a la reunión que mantuvo este martes junto con la CGT y el Gobierno, en el marco del Consejo económico social, Funes de Rioja afirmó que "es un escenario para discutir políticas de largo plazo, así que está muy lejos de enfrentar o tener en su agenda problemas de coyuntura". Y agregó que "quienes estamos en la dirigencia no tenemos una responsabilidad de todos los problemas de la sociedad porque estamos en el ámbito industrial".
También elogió el contexto actual para el sector agropecuario. "En el caso del trigo se disparó el precio de las comodities, afortunadamente para la Argentina, sus exportaciones y el pago de la deuda externa y los insumos importados"; reafirmando así su apoyo al Gobierno en una de sus principales políticas: destinar los recursos al pago de una deuda ilegal y fraudulenta en un país dónde las necesidades sociales sobran.
Además de lavarse las manos con el problema de la inflación, Funes de Rioja intentó lavarse la cara, mencionando las "propuestas" de la UIA. "Lo que hay que resolver son los problemas del mercado interno, para eso hemos hecho propuestas, independientemente de un serie de costos (fiscales, de burocracia, de acceso a los insumos sobre todo en el sector formal de la economía porque compiten contra el informal), hicimos que haya devolución del IVA a los sectores de menores ingresos de forma bancarizada. Esto a los efectos de no pagar estos impuestos, un alimento tiene 40 % de impuesto y la bebida tiene 50 %.
Consultado por las causas de la inflación, el presidente de la UIA y dirigente de la Copal aprovechó para lavarse las manos una vez más. "No coincido con el diagnóstico de que esto tiene que ver exclusivamente con los costos de los alimentos, sino que hay una conjunción de factores que llevaron a los alimentos, yo lo he dicho muchas veces, somos la consecuencia de la inflación y no la causa. Esto sucede, sea por emisión monetaria, sea por otras inestabilidades, sea por falta de previsibilidad en la economía".
Y agregó que "evidentemente hay un efecto de las comoddities, y hasta tanto no se organicen las medidas compensatorias de esta distorsión, la distorsión la va a tener. Acá no es cuestión de mirar a la industria de la alimentación y decir "son codiciosos, son especuladores", digo, codiciosos, especuladores puede haber en cualquier lugar del mundo y en cualquier sector; pero la industria como tal no tiene esa actitud".
¿Diálogo para qué?
El subtítulo lleva la pregunta que Daniel Funes de Rioja respondió como pudo. No se refirió, evadiendo las preguntas de Rossi, sobre qué hacer para resolver los problemas económicos de Argentina, ni tampoco sobre un programa del presidente Alberto Fernández para hacerle frente.
En cambio, intentó negar por todos los medios la responsabilidad de los empresarios industriales -en particular los del sector alimenticio-, en el problema de la inflación. Recordemos algunos datos que revelan el monopolio que existe en la producción de alimentos, y su poder para formar los precios en los artículos de primera necesidad.
En el rubro de la producción láctea, tres empresas (La Serenísima, Sancor, Danone) concentran el 75 % de la facturación total; en el rubro de bebidas sin alcohol, otras tres empresas (Coca-Cola, Villa del Sur y Pepsico) concentran el 85 %; en el rubro de aceites, otras tres empresas (Molinos Río de la Plata, Molinos Cañuelas, AGD) concentran el 90 %; mientras que solo dos empresas concentran el 95 % de la producción de hamburguesas (BRF y Swift).
Por más terapia de grupo que realicen, la "reflexión" que espera ingenuamente el presidente Alberto Fernández nunca llega. Los intereses de los grupos concentrados ya están bien claros: acumular ganancias a costa del hambre y miseria de la mayoría de la población.
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