El líder metalúrgico y secretario del Interior de la CGT inicia las negociaciones para renovar las autoridades de esa seccional.
Desde que asumió la secretaría de Interior de la CGT, Abel Furlán ha iniciado un proceso de normalización en las distintas regiones provinciales que, en la actualidad, tiene a Córdoba como uno de sus focos más conflictivos.
A principios de esta semana venció el plazo que la CGT le había fijado a la región de Córdoba para llegar a un esquema de unidad que determinaría los nombres de su nueva dirigencia. Detrás de la falta de acuerdos, en el universo de la conducción sindical se esconden rencillas internas de poder que, en muchos casos, tienen que ver con la dinámica misma de las organizaciones, aunque también con un trasfondo político en el que se discuten los destinos del país.
En la administración provincial, en este momento, comienzan a observar con preocupación los movimientos cegetistas que parecen tener como principal objetivo concluir la etapa en la que el titular de la Unión de Empleados Públicos (SEP) y a la vez legislador de Hace por Córdoba, José Pihen, se hizo cargo de la gestión local.
El 12 de mayo, Horacio Otero, que responde a la referencia metalúrgica, se reunió con los sindicatos cordobeses y les pidió avanzar en unidad armada.
Dio un plazo de 30 días y advirtió contra la intervención alternativa del central que hoy lidera el trío formado por Héctor Daer, Pablo Moyano y Carlos Acuña. La dirección quiere a todos los sectores «adentro», apoya a los que ya están y se suma a los que dicen tener las puertas cerradas.
Dos bandos
La disputa central identifica dos lados principales. Por un lado, están los que están detrás de la dirección de Pihen, que agrupa a la mayor cantidad de sindicatos bajo la histórica consigna Movimiento Obrero Peronista.
Por otro lado, está el Movimiento de Trabajadores de Córdoba, un espacio liderado por el sindicato de empleados de comercio, liderado por la ex massista Pablo Chacóna los que se suman los Camioneros liderados por Édgar Luján y la UOM, encabezada por Rubén Urbano, que salió fortalecido de la renovación de las autoridades nacionales y obtuvo, por primera vez, un asiento cordobés en la mesa nacional.
«En el medio hay muchos gremios jugando el doble juego porque cada uno negocia adelante”, advierten desde el mismo corazón de la discusión. En este lote, la patronal de la Asociación de Trabajadores de la Industria del Transporte Automotor (AOITA), también ha ganado espacio en las últimas semanas. Emilio Gramajo, principalmente por su relación con Pablo Moyano.
Su nombre, de hecho, ha sido mencionado varias veces como parte de un disco distribuido. En realidad, Edgar Garmendia, un hombre de AOITA, fue designado este miércoles secretario general de la CGT regional de Villa María. Fue en la sede de la UOM y allí estaba Gramajo.
Las camarillas políticas advierten a principios de junio que Furlán «bajará» a Córdoba para intentar destrabar la trampa en la que se encuentra el gremio cordobés.
Por ahora, Pihen intentará culminar su segundo mandato al frente de la fábrica, planeando proyectarse bajo la nueva dirección colegiada, lo que parece ser la salida más digna en un escenario marcado por las trayectorias personales y aspiraciones de los históricos. protagonistas del sindicalismo mediterráneo.
👷🏼♂️👷🏿♀️👷🏼♀️📢🥁
PARA RECORDAR Y ABRAZAR LA LUCHA DE EL CORDOBAZO
En la sede del #SMATA nos reunimos el viernes 27 de mayo para recordar y reflexionar sobre el #CORDOBAZO y las LUCHAS POPULARES: el mundo, la región, Argentina y Córdoba. Sus protagonistas, sus dirigentes... pic.twitter.com/l6nbHYI3xL
— CGT Regional Córdoba (@CGTRegionalCba) June 1, 2022
Comentá la nota