Los gremios combativos encontraron en Ganancias un punto de encuentro y de partida para activar acciones en conjunto. Se desmarcan de los sectores más conservadores de la CGT y proyectan más confrontación. Además le apuntan al «oficialismo blue» que le dio los votos a Javier Milei: «El nuevo enemigo del movimiento obrero es Rodrigo De Loredo que le hace el laburo gratis al gobierno».
Por: Pablo Maradei.
El jueves, la sede de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) fue el epicentro de un encuentro sindical de ¿la mismísima CATT? ¿o fue un reciclado de sindicatos moyanistas reviviendo lo que fue el FRESIMONA?, esa estructura sindical que armó Pablo Moyano para combatir al gobierno de Mauricio Macri en un espacio propio alejado de la CGT. Lo que no es especulación es que el motivo del encuentro fue analizar y fijar posición contra la vuelta del impuesto a las Ganancias. En la cabecera estaban, además, de Pablo Moyano, Juan Pablo Brey (Aeronavegantes), Sergio Palazzo (Bancarios) y Francisco Manrique (SMATA). Todos encuadrados en el espectro del moyanismo/kirchnerismo, pero estos dos últimos nada que ver con el transporte.
Pero despeja aquella especulación respecto a quien organizó la reunión la presencia de dos metrodelegados: Roberto Pianelli y Néstor Segovia ya que tanto Hugo como Pablo Moyano los sumaron a la CATT allá por marzo. Dos más dos cuatro. Hablamos de un gremio de la CTA y combativo, como los que estaban sentados en la cabecera. A propósito de los Metrodelegados, Pianelli pidió una mejora de la comunicación de la CGT para que los sindicatos no sean siempre vistos como los malos de la película. Y Palazzo tomó el guante y dijo, palabras más palabras menos, que la CGT comunica muy mal.
Pero en el encuentro de la CATT los que no estuvieron fueron Sergio Sassia, el titular de la organización, como así tampoco su segundo, Juan Carlos Schmid. La diferencia es que este último envió a Juan Manuel Martínez Chas, abogado que lo representa y quien habló en defensa del sector marítimo. Sassia hace equilibrio por el avance del Gobierno en tema privatizaciones de los ferrocarriles. Quedaron en volverse a juntar con abogados para evaluar cuestiones técnicas.
Hablando de cuestiones técnicas: los participantes se retiraron con la consigna de elaborar un mapa de cómo impactará el regreso del tributo en sus afiliados; es decir de a cuántos trabajadores alcanzará. Una vez pintado el paisaje, los abogados estudiarán la estructura jurídica para plantear la inconstitucionalidad; por lo que se considera que pueden encarar o una demanda colectiva o individualizada por sindicato. En ese sentido consideran que la recomposición de Ganancias solo cuenta con la aprobación de Diputados y no del Senado; y todo tributo debe tener el OK de ambas cámaras.
– ¿Por qué no se hizo a través de la CGT?, preguntó InfoGremiales.
– Hay dos respuestas – comentó una de las fuentes consultadas para esta nota: primero que en la CGT hay un universo muy grande de trabajadores formales que apenas cobran por encima del índice de pobreza. Pero por otro, y con una visión más política, esto es un desmarque de esa conducción que entendemos no nos representa.
«A la CGT le queda en todo caso hacer un planteo judicial por la Reforma Laboral», chicaneó en conversación con InfoGremiales uno de los presentes. «Seguramente no hará nada y lo que hay que hacer es dejarlos en evidencia», dispara. Y tira un dardo venenoso más: «El nuevo enemigo del movimiento obrero es Rodrigo De Loredo que le hace el laburo gratis al gobierno de Milei con todo lo que es reforma laboral».
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