Hasta hace algunos meses tenía postura en contraria a una medida que "avanza en el mundo", según ponderan los sindicalistas a favor. La ministra de Trabajo Kelly Olmos anunció que la Casa Rosada respalda el proyecto legislativo de Hugo Yasky
Por Luis Autalan
La ministra de Trabajo, Kelly Olmos, se manifestó a favor de la reducción de la jornada laboral, que en la actualidad es de 48 horas y, cambios mediante, podría mermar a 44 y luego a 40, según estimó. Las declaraciones de la funcionaria representan más que una señal para algunos sindicalistas que vienen bregando por "un cambio como en el resto del mundo".
Incluso diversas fuentes gremiales consideran que, más allá del tema Ganancias, la modificación de la jornada laboral representaría un beneficio concreto a los sectores con salarios de menor poder adquisitivo. "Tenemos un marco legislativo que prevé 48 horas semanales y por eso le hemos dado respaldo a la iniciativa de Hugo Yasky. Primero buscamos bajarla a 44 horas, después de 40 para adecuar la legislación y actualizarla".
Al hacer referencia al proyecto de ley que presentó como diputado el también líder de la CTA de los Trabajadores, Olmos señaló que la adhesión del Gobierno incluye la "total disposición" para colaborar con el legislador en concretar la normativa. Para considerar el escollo más relevante a los efectos de concretar la modificación, la ministra apuntó a la oposición a la que calificó "una máquina de impedir”.
Tanto Yasky como otros legisladores de extracción sindical que presentaron iniciativas similares enfatizan que la reducción de la jornada no significa una baja en los salarios, “sino todo lo contrario”. En las hipótesis a favor estiman que los empresarios podrán contratar más personas o deberán pagar horas extras a los trabajadores.
Incluso acotan que algunos Convenios Colectivos de Trabajo (CCT) ya definieron la reducción. Corresponde recordar que tanto el antecesor de Olmos, Claudio Moroni como la CGT, en su momento, se manifestaron en posición contraria a modificar el régimen horario de labor. La central obrera, como sucediera con su resistencia a la suma fija, cambió la tesitura. A punto tal que en mayo de este año, un párrafo de un documento cegetista ponderó “el sindicalismo en general y el argentino en particular se pone al frente también para discutir un esquema de relaciones laborales que debata la reducción de la jornada laboral, como un instrumento que estimule el empleo y distribuya mejor el beneficio extraordinario del capital”.
Color esperanza y DNU
Cuando Massa los convocó al ministerio, sin distinción de centrales gremiales, algunos asistentes admitieron -ante la consulta de este diario- que además de Ganancias “hay otras medidas en estudio”. Y una de ellas se cierne sobre la reducción de la jornada laboral. Siempre en tiempos preelectorales al menos dos asesores de derecho laboral de sindicatos coincidieron en términos de costo y riesgo. “Si se logra fundamentar la necesidad y urgencia, se podría definirlo por DNU”, a sabiendas del riesgo que implica la esperable negativa de la oposición. “Si el DNU es rechazado en el Congreso, eso no implica un retorno a la normativa anterior, sino que se generaría un vacío legal, sería jugar a fondo y no con tantas fichas, pero ya estamos jugados”, aseguran.
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