La central hará su Consejo Directivo antes de fin de mes y conmemorará en un estadio cerrado el Día del Trabajador.
Por: Mariano Martín.
La CGT avanzó ayer en un esquema de ordenamiento interno para llamar a una reunión de su Consejo Directivo antes de fin de mes y llegar a la conmemoración por el Día del Trabajador, el 1 de mayo, con un acto de unidad y un reclamo al Gobierno focalizado en la inflación, el impuesto a las Ganancias y los fondos de las obras sociales. Así lo resolvió un encuentro ayer de la "mesa chica" ampliada de la central que contó con representación de la mayor parte de los sectores con excepción del que encabeza Pablo Moyano.
La conversación, que puso fin a un impás que la organización arrastraba desde que empezó el año, tuvo como participantes a una veintena de dirigentes en la sede de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN). Acordaron que una comisión buscará dialogar la semana próxima con Moyano, el cotitular de la CGT y referente de Camioneros, con vistas a incorporarlo con la misma agenda a la reunión plenaria pautada por ahora para antes de fin de mes. Y también propusieron un acto en un estadio cerrado (analizan hacerlo en Obras Sanitarias, Ferro o el Luna Park) para conmemorar el 1 de mayo, el día hábil inmediatamente anterior o posterior.
Participaron los otros dos cosecretarios generales, Héctor Daer y Carlos Acuña, y otros dirigentes como Armando Cavalieri (Comercio), Gerardo Martínez (albañiles, Uocra), Andrés Rodríguez (el anfitrión), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Guillermo Moser (Luz y Fuerza), Argentino Geneiro (gastronómicos), Horacio Arreceygor (televisión), Carlos Bonjour (personal de entidades civiles y deportivas), Agustín Amicone (industria del calzado), Noé Ruiz (modelos), Juan Carlos Schmid (portuarios), Carlos Frigerio (cerveceros), Carlos Sueyro (aduanas) y Norberto Di Próspero (empleados legislativos), entre otros.
El encuentro arrancó con una puesta en común de la situación de cada actividad y una preocupación generalizada por la falta de control de la inflación por parte del Gobierno. De todos modos en este aspecto los concurrentes insistieron en que la única herramienta válida para administrar la disparada de los precios son las negociaciones paritarias -que en todo caso podrán ser por plazos más cortos este año- y descartaron una vez más alternativas como el pago de una suma fija como insiste en plantear el kirchnerismo. En cambio propusieron enfocarse en reclamarle a Sergio Massa un alivio en Ganancias, un gravamen que varios de los dirigentes reconocieron como el principal problema de sus afiliados.
También hubo un informe por parte de Lingeri de las negociaciones con el Ejecutivo por la distribución de fondos para las obras sociales sindicales. Sobre este punto, la CGT desespera por la reunión demorada con el ministro de Economía para contar con garantías de que el Estado las auxiliará con fondos reservados en el Presupuesto 2023 pero cuya afectación no está asegurada.
La discusión es la misma desde 2021, una vez que la central obrera logró que Alberto Fernández se comprometiera a que el Estado asumiría el costo extra de los servicios para afiliados discapacitados en los rubros de educación y transporte. Para este año los dirigentes alegan que harán falta no menos de 110 mil millones de pesos para cubrir esos ítems sin desfinanciar a las prestadoras de los sindicatos, que atienden a casi 20 millones de personas y son por lejos el subsistema de salud más extendido por encima del público y el privado.
Además hubo margen ayer para un debate interno sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). "Estamos de acuerdo en que en este escenario lleno de incertidumbre se hará necesario reperfilar las pautas que se firmaron con el Fondo. Frente a las cuestiones económicas, sociales y productivas de la coyuntura, en particular la sequía, se hace necesario una reestructuración de lo negociado", le precisó anoche a este Ámbito Gerardo Martínez.
Otro ítem de la charla, más de índole doméstica, fue la crítica generalizada a la actitud de Pablo Moyano en el Consejo del Salario. Varios dirigentes le endilgaron al número dos de Camioneros haberse cruzado con Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial (UIA) y luego desconectarse de la sesión virtual para no votar el consenso mayoritario por el aumento del piso de ingresos. La conducción mayoritaria de la CGT debió acudir a dos sindicalistas suplentes para cubrir las ausencias no previstas de Moyano y Mario Manrique, adjunto de los mecánicos del Smata.
La CGT, atravesada por conflictos internos derivados de las diferencias respecto de la política económica y de ingresos del Gobierno, y también por las preferencias electorales, no tuvo en lo que va del año una sola reunión de su Consejo Directivo.
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