El Gobierno aceptó ayer bajar la confrontación con los gremios aeronáuticos y logró una tregua tras dejar en suspenso una serie de normativas que apuntaban a flexibilizar la actividad.
El cambio principal pasa por la parálisis en un proceso encarado por la administración de Mauricio Macri de homologación de la normativa local con la regional. En paralelo también hubo avances en las negociaciones de Aerolíneas Argentinas con los gremios por la actualización salarial en la empresa, lo que promete reducir más la tensión al menos durante el verano.
El acercamiento se produjo durante una reunión que mantuvo el secretario de Trabajo, Lucas Fernández Aparicio, con los jefes de la mayoría de los sindicatos aéreos. Allí se comprometió a poner en pausa la denominada “armonización” que propicia el Ejecutivo con las regulaciones latinoamericanas (LAR, por sus siglas en inglés) por al menos 30 días, y dijo que sólo se aplicará con previo acuerdo con los gremios. Otro ítem fue la garantía de una pronta normalización de la Federación Argentina de Personal Aeronáutico (FAPA), el sello que nuclea a todas las organizaciones y que en la actualidad se encuentra intervenido.
En la práctica Aparicio aseguró que no entrarán en vigencia en febrero tres resoluciones de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Dos de ellas facilitaban el emplazamiento de empresas extranjeras en la Argentina al permitirles mantener su domicilio legal fuera del país, así como su base de operaciones. Mientras que la tercera modificaba las actuales condiciones de mantenimiento exigidas para los aviones al promover una suerte de autocontrol de cada línea aérea.
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Si bien esas resoluciones ya habían puesto en alerta a los gremios la disputa de fondo subsiste por el plan general de “armonización” con las LAR que incluye, entre otros puntos, la libre migración de las matrículas para los aviones (es decir la posibilidad para una empresa con operaciones en varios países de uso de sus aeronaves inscriptas en el extranjero), la polifuncionalidad para los responsables del mantenimiento y la flexibilización en el despacho de los vuelos. Uno de los ítems de las LAR apuntaba a facilitar la reválida de licencias para pilotos extranjeros (interpretada como una medida antihuelga), lo que provocó la semana pasada que los dos gremios locales de comandantes llamaran a un paro nacional.
En la reunión participaron los jefes de los dos gremios de pilotos, Pablo Biró (APLA) y Cristian Erhardt (UALA, Austral); Ricardo Cirielli (técnicos, APTA); Edgardo Llano (personal de mostradores, APA); Rubén Fernández (jerárquicos, UPSA), y representantes de un sindicato de controladores, Atepsa, y otro de tripulantes de cabina, Atcpea. No fue convocado Juan Pablo Brey, de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), el gremio mayoritario de tripulantes, quien advirtió que si sus reclamos (paritarias y el despido en Flybondi de una afiliada) antes de la semana que viene hará un paro.
Ayer mismo hubo avances también en la paritaria irresuelta en Aerolíneas Argentinas y Austral. La empresa y los gremios se acercaron a un posible reconocimiento del pago pendiente de un 6,5% de aumento extra que los sindicatos reclaman por la aplicación de la cláusula gatillo en septiembre último y de una suma fija como puente hasta marzo para retomar ahí la discusión formal.
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