Por qué no logran hacerle frente a Milei. Reunión con Moyano en la Rosada y dudas.
CARLOS CLAÁ
En Capital Federal, y en otros tantos lugares del país, la CGT marchó por los recortes universitarios. De hecho, referentes del gremialismo coparon el escenario para “defender la educación”, pero le regalaron una coartada al Gobierno: “Mucho no tienen que ver las universidades con la CGT”, los dejó en evidencia el ministro Guillermo Francos. El vocero presidencial también los desautorizó: “Si creen que así le pueden quitar legitimidad a este Gobierno…”, ironizó Manuel Adorni. Y completó: “Son casi el tren fantasma”.
Milei y su gabinete no dejan pasar oportunidad de pegarle al sindicalismo argentino. Lo hacen responsable de muchos de los males actuales. Aprovechan la pésima imagen que tiene el gremialismo para llevar agua a su molino y no le temen a ninguna de las respuestas que pueda plantearles la CGT.
De hecho, en su primer cuatrimestre, el Gobierno desafió a los gremios de todas las maneras posibles. Hubo cientos de despidos del Estado, no les homologan las paritarias que acuerdan con los empleadores y ahora van por la reforma laboral. La reacción fue casi nula: la CGT planea un nuevo paro general, el segundo contra Milei, a sabiendas de que el primero no produjo efectos en la gestión. El sindicalismo luce perdido. Le corrieron el arco y no sabe para dónde patear.
Gremios sin banca.
“El sindicalismo tiene el desafío enorme de recuperar su credibilidad”, reconoció días atrás el secretario general de ATE, Rodolfo “Rudy” Aguiar. Y completó: “Venimos acumulando errores propios. Hay gremialistas millonarios en la Argentina con trabajadores y trabajadoras representadas que son pobres”. La fuerte autocrítica es repetida por otros representantes de manera silenciosa. Están en un momento delicado.
Si hasta el siempre temerario Hugo Moyano fue a la Casa Rosada y debió ceder ante la dura posición del Gobierno para negociar la homologación de su paritaria: le aceptaron el 45% de aumento que fijaba el convenio original, pero por el plazo de tres meses, no de dos como pretendía. “Salimos empatados”, lo convencieron. El líder camionero terminó por acatar la orden del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo.
Los gremios tampoco pudieron imponer condiciones ante la furiosa motosierra de Milei. Tras la última cadena nacional, donde el Presidente se pavoneó con el superávit fiscal del primer trimestre, la CGT emitió un duro comunicado asegurando que llegaron a ese resultado “licuándoles los ingresos a las y los jubilados” y con una “brutal recesión”, entre otros factores. En Casa Rosada hicieron caso omiso del planteo.
El futuro de la pelea Gremios contra Milei.
El Gobierno le tiene tan poco temor al sindicalismo light al que se enfrenta, que tras conocer que la CGT anunciaba un nuevo paro general, los desafió. Puso sobre la mesa un tema siempre tabú: anunció que va a acompañar un proyecto de reforma laboral de la UCR.
Algunos de los artículos que proponen ya habían sido impuestos en el DNU, pero la Justicia suspendió los efectos de ese capítulo. Insistirán mediante el Congreso con eliminar las cuotas sindicales, crear nuevos mecanismos de indemnización y reducir multas por trabajo no registrado, entre otros cambios. Hubo modificaciones al proyecto, pero el tema ya está instalado.
Incluso algunos gremialistas reconocieron la necesidad de aceptar modificaciones. "El sindicalismo debe afrontar una reforma laboral”, dijo en "Modo Fontevecchia" el secretario general del Sindicato del Personal Embarcado de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid. Tras la marcha universitaria, la CGT ratificó el paro general para el jueves 9 de mayo. Y dijeron, además, que en el Día del Trabajador harán movilización y acto. No lograron ninguna reacción del Presidente.
El sindicalismo está desorientado. Ni los negociadores ni los rupturistas encuentran una posición cómoda frente a un Gobierno que les impone condiciones. Bailan al ritmo de Milei. Por la poca credibilidad que las encuestas les otorgan, en Casa Rosada incluso celebran que les hagan otro paro general. “Si estos tipos están enfrente, es todo ganancia para nosotros”, dicen cerca del Presidente. Por ahora, lo único que logró el gremialismo es alimentar el relato de la pelea contra la casta.
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