Los distintos espacios gremiales que coexisten en el atomizado sindicalismo cordobés buscan un lugar en las listas con dos dificultades. El primero, la cantidad de aspirantes. El segundo, las boletas que les darían cobijo, lejos del primer puesto, disputarían el segundo y tercer lugar.
Por: Felipe Osman.
Aunque las elecciones de medio término acaban de ser pospuestas, esta procrastinación de corto plazo no alcanza, ni de lejos, para interrumpir la carrera de posicionamientos de quienes aspiran a hacerse con un lugar en las listas, y a pesar de que los pronósticos no son los más alentadores para las -hasta ahora- dos boletas que el peronismo llevaría a los cuartos oscuros, los distintos espacios gremiales que coexisten en el atomizado sindicalismo cordobés no pierden el entusiasmo de treparse a la pelea.
El escenario en que tendrían lugar las próximas elecciones, visto desde el prisma sindical, presentaría diferencias y continuidades respecto del contexto en el que se dieron los comicios de nacionales de 2019, y las variaciones no serían menores.
En el plano de las continuidades cabe apuntar que ya antes de las primarias de agosto de 2019 se encontraba activo el “Movimiento Sindical de Córdoba por la Justicia Social y el Trabajo”. Este conjunto de sindicatos que desde adentro de la CGT Regional decidió expresar su apoyo al Frente de Todos había nacido, de hecho, después de las elecciones provinciales de mayo, y tras quedar una de sus principales referentes, la secretaria general de Gráficos, Ilda Bustos, radiada de la lista de Hacemos por Córdoba.
Pero aunque el “Movimiento Sindical…” ya existía para esas fechas, la CGT no había aún renovado sus autoridades. A partir de entonces los integrantes de este espacio; que además de Gráficos integra -entre otros- la Asociación Bancaria (Raúl Ferro), Alimentación (Héctor Morcillo) y la UPEC (Juan Monserrat); empezó a sumar peso en la central, llevándola cada vez más cerca del Frente de Todos.
Por otro lado, la implosión de la CGT Rodríguez Peña terminó de precipitarse durante aquel turno electoral, con el agravamiento de la situación que entonces atravesaba -y en buena medida aún atraviesa- el Surrbac, una de sus naves insignia.
Finalmente, en la columna de las novedades, también cabe mencionar el peso relativo que siguieron acumulando las 62 Organizaciones Peronistas lideradas por Sergio Fittipaldi (Soelsac) y Ricardo Moreno, que por estos días ya se acoplan al oficialismo provincial incluso desde lo institucional, con algunos de sus referentes participando de las estructuras orgánicas del Centro Cívico y el Palacio 6 de Julio.
Actualmente, el atomizado escenario gremial de Córdoba inflaciona en aspirantes a un lugar en las listas que el peronismo pondría en juego en los próximos comicios.
Por un lado, la boleta del Frente de Todos tiene cuanto menos tres pretendientes en el sindicalismo. El actual diputado nacional Pablo Carro, ex secretario general de Adiuc, busca renovar su banca en la Cámara Baja. El secretario general de Agec, Pablo Chacón, que quedó en las puertas de Diputados en los pasados comicios y que llegó entonces a la boleta de la mano de Sergio Massa. Y Bustos, que tras la renovación de autoridades en la CGT Regional ocupa una de las tres Secretarías Adjuntas de la central.
Carro ha afinado su relación tanto con el caserismo como con algunos sectores del kirchnerismo duro, y tiene alguna llegada al Instituto Patria. Chacón se ha propuesto lo mismo: encontrar un canal directo con el think tank de CFK en Buenos Aires, tal vez desencantado con su padrino político, el presidente de Diputados. Bustos, por su lado, ejerciendo algún grado de liderazgo entre sus pares del “Movimiento Sindical…” tiene una relación cercana con el senador nacional Carlos Caserio, indiscutido líder del tramo Senadores en la boleta del Frente de Todos, y la capacidad de -si no definir- al menos torcer el rumbo de la CGT Regional distanciándola del apoyo que su titular, José Pihen, supo tributar por años al Centro Cívico.
(Nota: ¿Cómo jugara la CGT Regional en las próximas elecciones frente a un peronismo dividido? La chance de apoyar a un candidato presidencial sin pronunciarse enfáticamente por alguna de las dos listas ya no está. Ahora hay que elegir sin medias tintas. ¿Elegirá?).
Por último, las 62 Organizaciones Peronistas también aspiran a un lugar en la lista de Diputados, en su caso, la del oficialismo provincial. Va de suyo que no esperan estar en los primeros puestos que, en rigor, son los únicos con chances de hacerse con una banca. Pero sí quieren tomar parte en la campaña y consolidarse como -si no él, uno de los- brazos sindicales de Hacemos por Córdoba.
Todos los interesados saben que, con un peronismo dividido, los votos a repartir en Córdoba alcanzarían para que entre el oficialismo nacional y el provincial se cosechen tres bancas, según un pronóstico medianamente optimista. Si ese es el premio para todos los sectores que componen estas fuerzas, ¿cuán grande podría ser la cuota del sindicalismo?
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