Hace unos días se supo la noticia que el Secretario General de UTI, Osvaldo Barreñada, está procesado y embargado, situación que solo sabían los dirigentes principales del gremio y desconocían sus afiliados y delegados, que no saben qué decir cuando se les consulta por dicho tema.

A este complejo contexto se le suma la interna que hay en el gremio, ya que el dirigente Leandro Vallejos, junto a su Agrupación 13 de Noviembre, vienen denunciando persecución gremial desde que hizo pública la intención de participar en elecciones. Vallejos estaría a punto de ser expulsado, situación que genera ruido en varios Secretarios Generales del sindicato que creen que su expulsión es injusta y que no hay ninguna prueba para llevarlo a cabo. Por este motivo argumentan que no asistirán al congreso  y dejarán que paguen el costo los ideólogos de la expulsión, más cuando saben que la única denuncia que tenía fue archivada. Esta situación es totalmente distinta a la Barreñada, puesto que su procesamiento fue ratificado por casación.

Pero ese no es el único problema judicial que atraviesa la UTI, que en los próximos días conocerá novedades en una causa iniciada por Vallejos, en la que denunció “violación de correspondencia” y “violación de sistema informático“ cuando al parecer un dirigente de la UTI se hizo con el chip de la línea de Leandro y durante más de 24 horas, pudo acceder a todas las aplicaciones de mensajería y redes que tenía Vallejos vinculados a su línea.

LA UTI SE DESANGRA POR DENTRO

La ambición de unos dirigentes que mal aconsejados se creyeron reyes  en lugar de representantes de trabajadores  hizo que el gremio más grande de PAMI sea noticia no por conquistas, sino por persecuciones ideológicas y causas judiciales.