Los sindicatos de Rosario y la región repudiaron las amenazas de Macri al gremialismo tras la marcha a Plaza de Mayo. Además adelantaron su aval a una huelga general.
Los gremios de rosarinos salieron a repudiar las amenaza del gobierno nacional de intervenir en la política interna sindical y en los fondos para obras sociales como “represalia” a la reciente marcha de la CGT a Plaza Mayo.
“De este gobierno se puede esperar cualquier cosa. Después de casi 70 años de autonomía sindical no creo que ningún gremio permita que ningún gobierno se meta en su vida institucional”, sostuvo Daniel Yofra, titular del la Federación Nacional Aceitera.
Además, consideró que si el presidente Mauricio Macri “castiga” a las obras sociales, “lo único que logrará es que quiebren, y no creo que este gobierno este preparado para absorber a toda la gente que se quede sin obra social”.
La réplica de Alberto Botto, secretario general de Luz y Fuerza, fue contundente: “Si piensan tomar el control de los gremios garantizando transparencia como la que han demostrado en las Paso, estamos complicados. Quedó claro que transparencia en el proceso eleccionario no hubo”.
Por su parte, Antonio Ratner, del Sindicato Municipal de Rosario, llamó a “endurecer la postura gremial” por las medidas que toma este presidente, como “el tarifazo que sufren los argentinos”. “Si este personaje que está a cargo del gobierno no humaniza su plan de gobierno vamos a terminar todos enfrentados”, y advirtió: “Tanto pregona no ser Venezuela, que creo que lo está buscando él mismo”.
Edgardo Arrieta, jefe del Sindicato de Dragado y Balizamiento, se sumó a la embestida: “El gobierno recibió como trompada la gran movilización y reacciona rápidamente, con los despidos en Ministerio de Trabajo y la Superintendencia de Servicios de Salud, tratando de mostrar su fortaleza”, Además, parafraseando a Juan Carlos Schmid, integrante del triunvirato de CGT, agregó: “Es el pueblo el que nos marca el camino, no un gobierno que es inquilino en la Casa Rosada; necesitan escuchar y forzar urgente un cambio en su política económica”.
Oscar Barrionuevo, de Obras Sanitarias, consideró que “es el momento de tomar las decisiones que todos queremos sin que nos tiemble el pulso para llevar adelante la huelga general que todos reclamamos y el Comité Central Confederal debe tener el coraje de apoyar”.
Antonio Donello, secretario general de la UOM Rosario, advirtió que si la Casa Rosada “viene a podar el derecho de los trabajadores y no cambian el rumbo (económico) encontrará un gremialismo fuerte y movilizado y con paros nacionales. Si el gobierno no escucha y solo atina a seguir con amenazas, tendrá una dura respuesta gremial”.
Julio Barroso (Sindicato Químico de San Lorenzo), tras indicar que “la misión de los sindicatos es preservar y mejorar los derechos laborales de los trabajadores”, consideró que “los aumentos de tarifas, los despidos, los techos a las paritarias, el saqueo de impuestos a las ganancias, la destrucción de los protección social para niños y ancianos atenta contra la calidad de vida de las mayorías y solo pueden evitarse con la confluencia de distintos sectores sociales, donde los sindicatos están llamados a ser protagonistas”.
Asimismo, Marcelo Barros (Smata Rosario) planteó que “este gobierno debe escuchar a los trabajadores en la calle y movilizados porque si no habrá nuevas marchar y nuevas movilizaciones”. Además, aclaró que el Smata viene reclamando un unicato en la conducción de la CGT nacional porque “este triunviro no nos representa”.
Marcelo Picardi (UPCN provincial) señaló que “la movilización del 22 de agosto fue muy elocuente del malestar del pueblo trabajador, si el gobierno nacional tensa la cuerda, logrará más cohesión de los trabajadores con nuevas movilizaciones”.
Por su parte Claudia Indiviglia, del sindicato Norte (Trabajores del Pami), llamó a “endurecer la postura gremial” y consideró que el macrismo “se maneja como procederes no democráticos y a la par levanta las banderas de la República; un cinismo”.
Por último, Claudio García (de Encargados de Edificio) remarcó que “el presidente quiere proscribir el peronismo y busca debilitar su columna vertebral: el movimiento obrero”.
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