La fabricante de calzado acordó ampliar hasta el 31 de julio la paralización de sus plantas de Pilar y Arroyo Seco. Venía de reestructurar su deuda financiera, tras haber caído en default a fines de abril.
La fabricante de calzado Grimoldi extendió durante, al menos, otro mes, sus suspensiones y recortes de sueldos. A través de una nota firmada por su presidente, Alberto Grimoldi, la empresa informó que este lunes, 29 de junio, el Ministerio de Trabajo homologó la prórroga, hasta el 31 de julio, del acuerdo de parada de actividad que la compañía había firmado el 24 de abril con la Unión de Trabajadores de la Industria del Calzado de la República Argentina (Uticra).
Cuando anunció el convenio original, Grimoldi argumentó que la cuarentena por la pandemia de coronavirus “ha generado la necesaria suspensión de las actividades” en sus plantas de Pilar (suelas) y Arroyo Seco (calzado).
Por eso, pactó con Uticra una “suspensión concertada” de las 174 personas afectadas a esas fábricas, entre el 1º y el 30 de abril. En ese momento, aclaró que, si el Gobierno prorrogaba el aislamiento obligatorio, también el convenio se extendería por acuerdo de ambas partes. A los trabajadores suspendidos se les paga una suma equivalente al 70% de su salario bruto, en concepto de asignación no remunerativa, más el proporcional de contribuciones previsionales y aportes de la obra social.
El acuerdo se hizo en base al artículo 223 bis de la Ley de Contratos de Trabajo, la ventana legal que dejó abierto el decreto antidespidos de Alberto Fernández. Lo convenido con Uticra es similar a lo que Grimoldi también acordó con la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (Faecys), en la que está encuadrado el grueso de su personal.
Fundada en 1895, además de su marca propia, Grimoldi produce y comercializa etiquetas como Timberland, Hush Puppies, Caterpillar, Vans, Olympikus, The North Face y Merrell. Vende sus productos a través de una red que, a diciembre, contaba con 124 locales –entre propios y franquiciados– y 500 clientes. Un año antes, eran 140 y 800, respectivamente.
El año pasado, sus ventas netas cayeron 34%, a $ 5684,33 millones. En volúmenes, la merma fue del 40%, a 2,2 millones de pares. Perdió $ 266,2 millones. Sin embargo, el rojo resultó considerablemente menor al de 2018: $ 450 millones. Según alegó la empresa, se debió a los efectos de una “dolorosa” reestructuración (sic) que puso en marcha el año pasado.
Durante 2019, la empresa acortó plazos de cobro, negoció pagos a mediano y largo plazo con sus proveedores, redujo su deuda financiera a la mitad (en términos reales), ajustó inventarios, cerró locales no rentables y, en consecuencia, adecuó su dotación a esa nueva estructura. Así, luego de seis trimestres consecutivos de pérdidas, asentó números en azul durante el último período (septiembre-diciembre) de 2019.
“Hacia finales de ese año y durante el inicio de 2020, se empezaba a notar una mejora en el consumo, en general, con positivas, pero cautas, expectativas para los siguientes meses”, describió en su reseña informativa del primer trimestre de este año.
“Lamentablemente, a mitad de marzo, la venta al consumidor final comenzó a mermar y, con la cuarentena impuesta, se paralizó, prácticamente, toda la actividad. Eso llevó a que la compañía facturara menos de la mitad de lo presupuestado durante ese mes”, contrastó.
A partir del 20 de marzo, cuando se decretó la cuarentena, Grimoldi intentó resguardar el flujo de caja e incentivar la venta online, a la vez que negoció nuevos plazos de pago (con proveedores y con clientes) y reevaluó sus compras e inventarios.
Aun así, aclaró, el impacto del desplome de marzo se reflejó en sus números del trimestre: ajustadas por inflación, sus ventas cayeron 30%. El resultado ordinario consolidado fue una pérdida de $ 145,77 millones, similar a la de un año antes ($ 136,12 millones). “El resultado del primer trimestre de 2020 hubiera sido mejor si se lograban las ventas estimadas en marzo”, lamentó la compañía. Considerando las operaciones en el exterior, el resultado integral total neto del período enero-marzo 2020 refleja una pérdida de $ 142,15 millones.
En volumen, las ventas cayeron 43%, a 363.000 pares. Además de la, todavía, baja demanda, Grimoldi lo abribuyó a que, todavía, siguió reduciendo sus necesidades de capital de trabajo, acortando los plazos de cobro y desplegó una estrategia de venta a terceros más conservadora y de bajo riesgo.
En oposición, registró crecimiento en sus ventas por e-commerce. “Resultó ser un canal clave durante la cuarentena y se perfila como uno de los preferidos por algunos consumidores ante los cambios de hábito experimentados”, indicó.
Hush Puppies y Vans fueron sus marcas de mayor demanda. Son a las que apostará como ejes de crecimiento. “Los pedidos de los clientes venían incrementándose desde finales de 2019. Estimamos que, una vez que las industrias y comercios vuelvan a la actividad, continuará esta tendencia”, expresó la empresa a inicios de mes, cuando difundió sus resultados trimestrales.
Salir del default
A fines de abril, Grimoldi había caído en default, tras anunciar que no pagaría un vencimiento de $ 7,4 millones de sus obligaciones negociables (ON). La empresa había llegado al 31 de marzo con una deuda de $ 608 millones, contra $ 1024 millones de un año antes y de $ 2160 millones, al cierre del primer trimestre de 2018, medida en moneda constante.
Los títulos que defaulteó corresponden a la Serie VIII Clase II de sus ON, emitidas en julio de 2017, a cinco años, por $ 250 millones, con una tasa del 36%. A Grimoldi, todavía, le restaban saldar $ 83,35 millones de esa colocación.
Convocó a sus acreedores a ofrecerles una reestructuración de esa deuda. La consiguió a fines de mayo, con el respaldo del 100% de los tenedores de los bonos. Le aceptaron una extensión de los plazos de pago de la tercera y de la última cuota de capital, y de los intereses correspondientes.
El capital, informó la empresa, se amortizará en seis cuotas bimestrales. La primera vencerá el 30 de septiembre de 2021. Los intereses se pagarán a partir del 31 de julio del año que viene, también en forma bimestral. Los intereses adeudados hasta el 31 de julio de este año (es decir, lo que correspondería a la próxima cuota) se capitalizaron. En consecuencia, la empresa, ahora, debería saldar $ 90,72 millones.
También asumió como compromiso restricciones financieras a futuro, como límites para tomar más deuda en el mercado, prohibición de pago de dividendos e imposibilidad de ofrecer activos de la sociedad como garantías para nuevos préstamos bancarios.
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