El líder del Sindicato de Camioneros dio señales contradictorias sobre su futuro entre miembros de su entorno. Lo único firme es que el martes irá a la reunión ampliada de la mesa chica cegetista, que analizará la situación generada por la vacante
Por Ricardo Carpena
Hugo Moyano decidió asumir el lugar de Pablo en la CGT. Hugo Moyano decidió no asumir en el lugar de Pablo en la CGT. Podría decirse “táchese lo que no corresponda” porque en estas horas cruciales el líder del Sindicato de Camioneros dio señales en ambos sentidos ante sus más íntimos. Lo único seguro es que el martes próximo, a las 16, Hugo Moyano estará en la UOCRA para la reunión ampliada de la mesa chica cegetista, que analizará la vacante generada por su díscolo hijo.
Hace apenas 24 horas, el titular de Camioneros le dijo a un miembro de su familia que no ocupará ningún lugar en la CGT. Lo mismo aseguraron otros candidatos para el puesto: Omar “Manguera” Pérez y Jorge Taboada, quienes desmintieron ante colegas de peso que sean candidatos a la cúpula cegetista. El elegido tampoco sería “Huguito” Moyano, el abogado y secretario de Coordinación Jurídica de la Federación Nacional de Trabajadores Camioneros, que sonaba también para el puesto.
¿Quién irá entonces en nombre de Camioneros? “Quiere sorprender y por eso el elegido será un dirigente que nadie tiene en el radar”, vaticinó a Infobae alguien que habla seguido con el líder sindical. Y agregó: “No se jueguen por ningún nombre porque se pueden equivocar feo”.
En la familia Moyano, sin embargo, hay quienes sospechan que finalmente Hugo terminará asumiendo en la CGT, pese a las versiones contradictorias que circulan. “Ya se juntó con (Héctor) Daer para hablar del tema. El es el único que garantiza que Pablo no le tire piedras desde afuera con la inspiración de La Cámpora”, afirmaron en el entorno más cercano al jefe de Camioneros.
Según esta interpretación, Hugo Moyano iría a la CGT para preservar el equilibrio en la cúpula de la central obrera y evitar que, inspirado por Cristina Kirchner, cualquier otro candidato de su sindicato sea hostigado por Pablo, quien ya advirtió que estará “en la calle al lado de los trabajadores”.
Hugo Moyano reforzó su alianza con los dialoguistas de la CGT luego de que se distanció de las declaraciones de su hijo mayor en favor de un nuevo paro general. Hoy, papá Moyano busca tener las mejores relaciones con el Gobierno ante un combo de noticias desfavorables que lo acosan. Desde la rebeldía infinita de Pablo hasta la trabada paritaria del nuevo trimestre, pasando por los cuestionamientos de los trabajadores de recolección de residuos de CABA al acuerdo alcanzado con el gobierno de Jorge Macri sin pagar indemnizaciones y cancelando así la célebre “Ley Moyano”.
La mesa chica de la CGT recibirá el martes próximo a Hugo Moyano
Tiene la ayuda del secretario de Trabajo, Julio Cordero, que ya lo recibió en secreto hace una semana para hablar sobre la negociación salarial, en la que el sindicato reclama un 15% para el período diciembre-febrero (5% para cada mes) y el Ministerio de Economía no quiere que supere el 3% mensual, como lo prevén las estimaciones inflacionarias del último bimestre de 2024.
Asumir en la CGT, además, sería una forma de Hugo Moyano de obligar a la Casa Rosada a ayudarlo para que no siga los pasos opositores de Pablo. Es que necesita imperiosamente un buen acuerdo salarial para acallar la inédita rebeldía en las bases y neutralizar la ofensiva contra Javier Milei que prepara su hijo mayor con sigilo y en sociedad con Cristina Kirchner y sus aliados más radicalizados.
Por ahora, los datos de la realidad no lo ayudan. La última audiencia oficial de las paritarias de Camioneros fracasó y seguirá el miércoles próximo, pero las posiciones están muy lejos. Además del 15% trimestral, Moyano exige un bono de $650 mil y un aporte extraordinario para la obra social.
Y si asume en la CGT como miembro del triunvirato, con Héctor Daer y el barrionuevista Carlos Acuña (estaciones de servicio), podrá garantizar que Camioneros no dará un volantazo hacia las filas ultraopositoras, como pretendía Pablo Moyano, pero se expondrá a un eventual desgaste que tendría su sociedad con los dialoguistas en una defensa cerrada de la estrategia de negociar con el Gobierno. Después de todo, la inflación por ahora se mantiene baja y el dólar está quieto, pero se sabe que la economía en la Argentina puede dar sorpresas aun en los momentos menos previsibles.
Sea como fuere, el propio Hugo Moyano es el único de Camioneros que podría respetar una línea política moderada sin temor a las críticas de los sindicalistas antimileístas, como su hijo mayor. Hay un detalle que puede hacer que desista de ir a la CGT: su esposa, Liliana Zulet, quiere que el dirigente, que en enero cumplirá 81 años, priorice su salud sin exponerse a más situaciones de stress. Ese es el problema: el gobierno de Milei es garantía de un sindicalismo al borde de un ataque de nervios.
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