El exjefe de la CGT se reconcilió con Mangone, del gas, quien le abrió las puertas de una versión de las 62 Organizaciones y de otro sello de gremios de energía.
Por: Mariano Martín.
Hugo Moyano reanudó su agenda de contactos sindicales en los sectores más ortodoxos del movimiento obrero, lejos de los núcleos afines al kirchnerismo que frecuente su hijo mayor, Pablo, y con el alegado propósito de fortalecer alternativas peronistas con chances de derrotar a Juntos por el Cambio. La semana pasada encadenó sendos encuentros con un sello clave de gremios de la energía (Catheda), tal como contó este diario, y con una variante de las 62 Organizaciones integrada por dirigentes sindicales arrepentidos de su paso por el macrismo. Las visitas se enmarcan en un vínculo reanudado por el líder camionero con los sectores de los "gordos" de los grandes gremios de servicios y los "independientes" siempre cercanos al poder de turno, con quienes históricamente rivalizó.
El exjefe de la CGT, que acaba de cumplir 79 años, retomó en los últimos meses una actividad social que había interrumpido por completo en el inicio de la pandemia por instrucción de su esposa, la empresaria Liliana Zulet, quien se lo demandaba para preservar su salud. Las actuales visitas a otros gremialistas y su participación en foros internos de la central obrera, en general en compañía de uno o más de sus hijos, apuntaron hasta ahora a suturar viejas rencillas que cosechó durante sus años al frente del sello mayoritario del sindicalismo y a ampliar su influencia en espacios refractarios al kirchnerismo.
El encuentro más llamativo del que participó el dirigente fue con la versión de las 62 Organizaciones que encabeza el taxista José Ibarra. Esa fracción fue el único grupo de gremios que se mantuvo cerca de Mauricio Macri durante la gestión de Cambiemos y solo luego de su derrota electoral abjuró de aquella afinidad. Pero lo que más sorprendió de la visita de Moyano a ese sector fue que seis meses antes había sido homenajeado por otra de las vertientes que reclama como propia la marca 62 Organizaciones, que entonces lideraba otro gremialista del taxi, Jorge García, y que patrocina su hijo Pablo.
El laberinto de sellos de "la seis dos", el denominado "brazo político del movimiento obrero", se completa con una tercera franquicia que también compite por su titularidad y que está bajo control de Luis Barrionuevo con acuerdo de "gordos" e "independientes". En cualquier caso, e independientemente del peso específico de cada una de esas fracciones, se trata de la marca históricamente utilizada por los gremios de la CGT para impulsar candidaturas propias en las internas del peronismo.
Para las normas de etiqueta del sindicalismo argentino la foto que Moyano se sacó junto a la cúpula de las 62 de Ibarra abrió lecturas en varios niveles: por un lado, el desaire implícito a sus anfitriones anteriores que militan junto a su hijo mayor en el Frente de Todos, en muchos casos con diálogo directo con el kirchnerismo. Pero, sobre todo, refuerza el concepto de una suerte de "vuelta a las fuentes" del camionero tras años -décadas- de jugar a solas en el tablero sindical y en el mejor de los casos apenas acompañado por un séquito de incondicionales.
El almuerzo del jueves en Taxistas estuvo precedido de otra reunión, el día anterior, con la Catheda. Ambos encuentros tuvieron entre sus participantes a un dirigente clave: Oscar Mangone, del sindicato del personal del gas, amigo estrecho del papa Francisco e histórico consejero de Moyano durante sus años al frente de la CGT. Tras casi una década de distancia Mangone recuperó parte del lazo que lo unía con Moyano y esa reconciliación apuntaló su participación en sendos foros. El camionero estuvo acompañado por Facundo Moyano, uno de sus hijos, el exdiputado y actual número dos del sindicato de peajes (Sutpa), y del gremialista de la Ceamse (Agoec) Jorge Mancini.
Otros participantes fueron Juan Carlos Crespi, sucesor del fallecido Antonio "Coco" Cassia en el sindicato de petroleros de YPF Supeh, Juan Miguel García (estacioneros), Julio Estévez (jerárquicos de AFIP), Fabián Hermoso (químicos), Domingo Petrecca (personal de cementerios), Ezequiel Tosco (informáticos) y Rubén Grimaldi (Utera, trabajadores del PAMI). Durante la comida Moyano se manifestó muy medido en sus expresiones y se cuidó de no hacer públicas sus preferencias electorales. Sin embargo llamó a sus colegas a respaldar al Gobierno y en particular a Alberto Fernández, con cuya gestión dijo tener muchos reparos, al destacar que cualquier alternativa peronista será mejor que la vuelta de Mauricio Macri al poder. Coincidieron la mayor parte de los comensajes, entre quienes estaban Ibarra y Hermoso, dos dirigentes que el macrismo invitó a Europa para exhibirlos como modelos a seguir por sus pares en un viaje organizado por el exministro de Trabajo Jorge Triaca.
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